7. La Marca del Cazador (1ª parte.)

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-Muchísimas gracias, Alice –le agradecí, de corazón-. No sabes cuánto te lo agradezco…

-¡Tanto que, espero, salgas conmigo en alguna ocasión! –me cortó Alice, en un tono jocoso.

Compartimos un par de frases más antes de colgar.

Antes de irme a dormir no pude evitar pensar en lo afortunada que me sentía al haber encontrado a personas como Alice que, a pesar de conocernos de un solo día, parecía estar dispuesta a hacer tanto por mí.

La recuperación de Chase se extendió hasta el viernes, lo mismo que mi «fiebre». Alice y el resto se pasaron por mi casa en un par de ocasiones, justo cuando el resto de habitantes de la casa estaban fuera. En una ocasión, su visita nos cogió tan de sorpresa que nos pillaron a Chase y a mí en el salón, mientras comprobaba que las heridas de Chase estaban yendo bien.

Recordaba perfectamente la reacción de Alice cuando vio a Chase y los ojos abiertos como platos de Lena. El único que se mostró mínimamente sorprendido fue Caleb, que fue el primero que se acercó a Chase para presentarse debidamente.

Se sentaron en el sofá y, mientras Caleb me tendía un enorme montón de folios, Lena y Alice miraban embobadas a Chase, como si estuvieran delante de un dios o algo por el estilo.

Por otro lado, Grace y su enfado no parecían tener un claro final. Incluso Caroline y el resto parecían haberse puesto de su lado, cosa que no lograba entender… excepto en el caso de Logan; aunque mis sospechas respecto a la postura de Kyle parecían ir en el camino correcto. Y Chase… Chase parecía estar en tierra de nadie: con la única persona con la que se llevaba bien era con Grace, pero se encontraba en un dilema. Yo era su novia, sí; pero Grace se había convertido en su amiga y, sospechaba, que su amistad se había visto fortalecida desde que me rescató del almacén.

El viernes por la tarde, cansada de aquella situación, recordé la petición que Alice me había hecho al pedirle yo el favor de que me cogiera los apuntes mientras yo estaba convaleciente de mi supuesta «fiebre». Algo en mi interior me animaba a que cogiera el móvil y llamara a Alice para proponerle que saliéramos aquella misma noche; incluso podrían venirse Lena y Caleb, quienes se habían convertido en parte de nuestra pequeña pandilla. Además, ahora que parecía encontrarme sola en aquella ciudad, sin el apoyo de los que habían sido mis amigos, necesitaba a alguien; como Alice, Lena y Caleb.

Rodé por mi cama hasta la mesita y cogí el móvil ante la atenta mirada de Chase, que estaba despatarrado en el asiento de la ventana y tenía un libro entre las manos.

Busqué el número de Alice en mi agenda y le mandé un escueto mensaje:

Necesito salir de aquí YA. ¿Dónde tengo que firmar para que salgamos esta noche?

La respuesta de Alice no se hizo esperar y, cuando la leí, se me escapó una carcajada que hizo que Chase enarcara una ceja.

NENA, CREÍ QUE NO ME LO PEDIRÍAS JAMÁS.ESTA NOCHE IRÉ A POR TI. ESPERO QUE TENGAS EN ESE ARMARIO TUYO ALGO DE ROPA INTERESANTE O SINO TE PRESTARÉ ALGO MÍO.

Me quedé pensando en la respuesta. Tenía bastante claro que las salidas en Nueva York no tenían nada que ver con las pocas que había hecho en Blackstone, pero lo que sí tenía más que claro era que los atuendos que debían llevarse no debían ser muy distintos a los que estaba acostumbrada a ver. Seguramente algo de mi armario serviría para aquella noche.

Mandé un mensaje a Lena y Caleb informándole sobre nuestras intenciones de salir esa noche y ambos me contestaron que estarían encantados de salir con Alice y conmigo.

Huntress. (Saga Wolf #3.)Where stories live. Discover now