5. La mejor amiga de Chase.

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Me quedé allí, aovillada en el suelo, intentando resistir al dolor que procedía de la marca que me vinculaba a Chase. La moqueta estaba empapada de mi sudor y lágrimas y pedía en silencio que aquello parara. Tenía que encontrar a Chase y comprobar que estuviera bien.

No sabía cuánto tiempo había pasado hasta que el dolor comenzó a disminuir gradualmente; conseguí ponerme en pie con cierto esfuerzo y salir de mi habitación. Bajé atropelladamente las escaleras y me quedé paralizada cuando oí el sonido de la cerradura al abrirse; las piernas me temblaron cuando vi que Logan, Rick y Kyle cargaban con Chase, que parecía inconsciente. Caroline, Grace y Max cerraban la comitiva.

Todos se quedaron de piedra al verme allí.

-¿Qué ha pasado? –exigí saber. Al ver que nadie respondía pasé a los gritos-. ¡Que qué coño le ha pasado, he dicho!

-Llevad a Chase al salón –ordenó Grace, con voz monótona-. Y dejadme un momento a solas con Mina.

Obedecieron sin rechistar. Grace se acercó a mí y me hizo que me sentara sobre los escalones; ella se quedó de pie y me observó desde arriba.

Me empecé a retorcer las manos, nerviosa.

-No sabemos quién lo ha atacado –empezó y solté un respingo. No podía creerme que le hubiera sucedido eso a Chase-. Habíamos salido y recibí una llamada suya; hablaba con esfuerzo y me dijo que alguien le había tendido una emboscada. También me pidió que no te dijera nada.

-¿Por qué? –murmuré, más para mí misma-. Soy su novia… yo… -tragué saliva- no puede ocultarme este tipo de cosas. No puede –repetí.

-Mina, es posible que no quisiera preocuparte –elucubró mi amiga-. Fuimos a por él y lo encontramos así. No está herido de gravedad pero… pero las heridas que tiene… algunas son… son a causa de un contacto directo con la plata.

«Contacto directo con plata», repetí interiormente. Lo único capaz de herir a un licántropo, o de matarle, era la plata. En una de mis pesadillas, yo había conseguido una estaca de plata y se la había clavado. Había matado a Chase con una estaca de plata clavada en el costado y sin darle tiempo posible a recuperarse. ¿Había querido avisarme de esto mi pesadilla? ¿Habría sido la pesadilla una especie de aviso onírico? Me masajeé las sienes con fuerza mientras intentaba mantener a raya las lágrimas.

Grace me dio un par de palmaditas en el antebrazo.

-Se pondrá bien –me aseguró-. Tienes suerte de que cuentes con un equipo de cazadores cerca de ti: sabemos qué puede curar a un licántropo y cómo debe hacerse.

Sus palabras, a pesar de la intención de Grace de animarme, tuvieron en mí el efecto contrario al que buscaba: me enfadé conmigo misma y con ellos. De haber estado Chase y yo solos, no habría sido capaz de hacer nada; no tenía la preparación que mi mejor amiga había recibido. Era un desastre de cazadora… si es que podía considerarme así. Me estrujé la cabeza con fuerza mientras controlaba mi respiración. Las ganas de llorar habían desaparecido.

-Quiero verlo –dije.

Grace me miró, dubitativa.

-Él no querría… -empezó.

Me puse en pie de un salto.

-Me da igual lo que Chase querría –la corté, con dureza-. Quiero verlo. Y también quiero estar cuando decidas curarle las heridas.

Grace no puso ninguna objeción más y ambas nos dirigimos a la zona del salón. Habían dejado a Chase sobre uno de los sofás y Caroline había puesto sábanas debajo de él para que no manchara de sangre la tapicería. No entendía qué hacía mi amiga allí; si seguía con nosotros, descubriría la verdad. Y ella no tenía que conocerla bajo ningún concepto.

Huntress. (Saga Wolf #3.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora