CAPÍTULO 9

6.2K 334 42
                                    

La decisión ha sido tomada, tras una semana replanteando nuestro próximo destino, hemos decidido movernos hacia Estados Unidos, específicamente, en Los Ángeles. Probablemente, nos cambiemos de estado una vez llegados allí, claramente si nos lo podemos permitir, pero por ahora; eso es algo que solo el destino, el dinero y el tiempo decidirán.

Esta vez ha sido mi madre quien ha escogido el lugar, y la verdad es que ha sido escogido al azar, pero no está nada mal, supongo que algo podremos averiguar; incluso si no encontramos nada, eso también nos puede servir, absolutamente cualquier cosa nos puede servir a estas alturas.

Coco y Kristen se quedan en Australia, aunque me ha costado dejarlos atrás; Coco es una persona terca, quería acompañarnos en este viaje, y aunque haya intentado detenerlo, solo lo he conseguido por unos días. Próximamente se unirá en nuestro camino para seguir el trayecto de nuestra búsqueda, algo de lo que yo y mi madre estamos agradecidos. Nunca viene mal una pequeña ayuda más.

Mientras tanto, Kristen nos ha invitado a seguir con la búsqueda en Argentina, ha formado una gran amistad con mi madre durante esta semana y no ha podido evitarlo, ella también quiere unirse a la ayuda. No lo hemos negado, quien sabe, quizá nuestra respuesta se encuentra en Argentina, o quizá no. Quizá ni siquiera se encuentra en este mundo, es algo que no podemos afirmar, nada puede ser afirmado.

—¿Estás nervioso?

Niego con mi cabeza sin apartar la mirada de la pantalla donde indica los horarios de los vuelos.

—No. Estoy bien, ¿por qué?

—Últimamente te noto pensativo.

—Supongo que tenemos algo en común, ¿no? —ríe asintiendo—. Los viajes me hacen pensar, pero no tienes que preocuparte. Todo saldrá bien —miento. No puedo saber si todo va a salir bien, pero quiero verla feliz, y desde luego, haría lo posible por verla feliz. En parte, es lo que estoy haciendo.

Pasajeros con destino a Los Ángeles, pueden empezar a embarcar.

Nuestro turno, cambiamos de rumbo hacia un lugar completamente distinto. Mi madre se levanta del asiento para dirigirse a la cola que se forma delante de la puerta de embarque. Entretanto, saco el móvil de mi bolsillo para echarle un último vistazo antes de entrar en el avión.

Treinta mensajes de Sophia.

Dos mensajes de un número desconocido.

Frunzo el ceño al ver el número que desconozco, confuso y curioso, entro a la conversación para leer el mensaje.

De: Número desconocido.

Para: Edward Brooks.

¿Hola?

Soy Rachel :)

¿Cómo ha conseguido ella mi número? No recuerdo habérselo dado, aunque sin tener el conocimiento de aquella noche, no es raro que ella tenga mi número, incluso a estas alturas lo único que puedo llegar a preguntarme a mí mismo es: ¿Cuántas personas que no conozco tienen mi número?

Decido responder.

De: Edward Brooks.

Para: Rachel.

¡Hey! ¿Cómo va?

Su respuesta no tarda mucho en llegar.

De: Rachel.

Para: Edward Brooks.

Muy bien...

Sin saber que responder, dedico unos segundos para observar su foto de perfil; es una selfie sencilla, una típica fotografía que cualquier joven usaría para su foto de perfil en sus redes sociales. Sale con una increíble sonrisa permitiéndole a sus contactos la oportunidad de apreciar su único hoyuelo.

Tras no obtener respuesta por mi parte, recibo otro mensaje por su parte.

De: Rachel.

Para: Edward Brooks.

¿Te gustaría quedar? Vernos en algún parque, lo que quieras...

—¡Cariño, date prisa! —oigo la voz de mi madre desde la cola, levanto mi vista para contemplar como esta cada vez se acorta.

Intento teclear rápido antes de tener que deshacerme de la conexión de mi móvil.

De: Edward Brooks.

Para: Rachel.

Ojalá pudiera, pero estoy en el aeropuerto, me voy a LA.

Y sin perder más segundos de mi tiempo, apago el móvil antes de acercarme a pasos rápidos hasta mi madre, quien ya se encuentra entregando nuestros billetes para embarcar. 

SECRETS. NJALO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora