32. "Hice algo estúpido."

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Artemis Hidalgo.

Mi Iceberg.

No quiero que nada arruine esto, que nada lo tiñe de malentendidos y se que si lo despierto para que me ayude con lo de Daniel, no lo entenderá se pondrá celoso y quien sabe que hará, lo conozco, puede ser muy impulsivo, golpeó a su propio hermano cuando supo lo que pasó, no se que le haría a Daniel aunque le expliqué que fue en el pasado.

Maldigo en un susurro cuando me doy cuenta de que el uniforme de sirvienta es lo único que tengo para ponerme. Me amarro el cabello en una cola rápida y me pongo el uniforme para salir silenciosamente de la habitación.

Bajo las escaleras con cuidado y me apresuro a la puerta de la casa en medio de la oscuridad. Desactivo la alarma al lado de la puerta antes de abrirla y dar un paso afuera. La brisa nocturna me da escalofríos en mis fachas pero me aguanto, y efectivamente, Daniel está sentado en las escaleras cortas frente a la casa, descansando su cabeza contra un pilar. Su auto está mal estacionado justo frente a la casa, la puerta abierta, Dios, ¿Cómo llegó a salvo?

—Daniel.— digo con firmeza.

Él levanta su cabeza y se gira para verme, puedo ver lo rojo de sus ojos, de su nariz y de sus mejillas. Él está muy borracho y ha estado llorando. Eso me hace sentir muy mal, nunca fue mi intención herir a alguien hasta este punto.

—Hola, nena.— me dice con una sonrisa triste.

—¿Qué estás haciendo aquí? Casi son las 4 de la mañana, Daniel.— bajo las escaleras para quedar frente a él, quien sigue sentado, dudo que pueda estar de pie.

—Necesitaba verte.— habla con suavidad, —te extraño, ¿Qué fue lo que me hiciste? ¿Por qué no puedo sacarte de mi cabeza?

—Daniel...

—Nunca había sentido esto por nadie, Claudia, por nadie, por favor, dame una oportunidad.

—Daniel, desde el principio fui clara contigo, yo—

—Si, si, solo era follar, sin compromisos, lo se. Pero las chicas que me han dicho eso antes, siempre han querido más, pensé... ¿qué tu también querrías más?

Meneo la cabeza.

—Solo era sexo, Daniel, siempre fue solo eso para mi.

Sus ojos se humedecen y él se lame los labios.

—Vaya mierda que es mi suerte, venirme a enamorar de la única chica que honra el trato de cero sentimientos.— suelta una risita sarcástica.

—No puedes hacer esto, aparecer en mi casa de esta forma no está bien. Tienes que irte.

Él se pone de pie, tambaleándose hacia mi.

—Te amo, Claudia.— me dice con lagrimas en los ojos.

Eso saca mi lado defensivo, hay algo con esa frase, con esas dos palabras que no sienta bien conmigo.

—No, solo estás obsesionado conmigo porque no puedes tenerme, porque no me he enamorado como todas esas chicas que has tenido. Tú aún no sabes lo sabes lo que es el amor verdadero.

—¿Y tu si?

Me quedo callada.

—¿Estás con alguien? ¿Quién es? ¿Es mejor que yo?

—Daniel.

—¡Réspondeme!— grita en mi cara y doy un paso atrás.

—Daniel, baja la voz.

—No, dime quien es.

—Eso no es tu problema.

—Entonces, si hay alguien.

A Través De Ti [Hidalgos#2] ✔️ [En librerías]Where stories live. Discover now