Oh! my mistake | Jaesung

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Jaemin era hermoso en todo su significado, la belleza en carne y hueso, todos caían ante él, con solo su presencia lograba que todos posaran la vista en Na y es que quien podría no hacerlo.

No es que el castaño fuera un narcisista, simplemente no podía negar el gran atractivo que tenía, pero aveces le agobiaba ser lindo, la mayoría terminaba enamorándose de él aún si ni siquiera habían cruzado palabras o alguna efímera mirada.

En los pasillos siempre escuchaba a una que otra persona diciendo que solo con verlo todas sus preocupaciones se iban, y el empezaba a creer que la gente se encontraba en verdad mal como para solo con verlo logren olvidar sus problemas.

Tal vez el problema no era que fuese atractivo, si no las mismas personas que se toman esto como la gran cosa, él tenía sus principios y valores, le gustaba ayudar a la gente, pero lamentablemente cuando lo hacía estos respondía con un "no era necesario que perdieras tu tiempo ayudándome" o "no puedo creer que ayudaras a alguien tan normal y simple como yo" odiaba que se denigraran a sí mismos.

Por el mismo problema muchos no le hablaban alegando que Na está a otro nivel, las pocas personas con las que compartía palabras solían sacarle en cara que quisieran ser así de atractivos, como si él fuera la razón del por que estaban solteros en vez de aceptar que su falta de autoestima era la que impedía que consiguieran por lo menos un ligue.

Pensando en que su vida se había vuelto vacía, decidió pasar por primera vez el almuerzo en su salón, lejos de todas esas chicas que le hostigaban con halagos. Hundido en su soledad, no notó que había otra persona dentro, hasta que el ruido de una puerta cerrándose le atrajo su atención.

Un chico delgado, de cabellos oscuros y considerablemente alto, había entrado sin dirigirle la palabra o siquiera verlo, observándolo con cuidado se dio cuenta que cargaba con un libro en sus manos, tal vez por eso no había notado su presencia.

Aunque pensándolo bien, nunca había visto a ese chico en su salón. El chico parecía analizar la estancia con atención buscando a alguien o algo, Jaemin por primera vez en su vida se había puesto nervioso con el hecho de que una persona conectara miradas con la suya y se acercará a él.

Mirando detenidamente su rostro llegó a una conclusión: el chico era realmente adorable con su rostro expresando nada más que confusión.
─¿Te perdiste?- por un momento creyó que había sonado como si le estuviera coqueteando pero, gracias a Dios, su voz había salido natural.
─Vine a devolver un libro ¿conoces a Renjun?- le sonaba ese nombre, pero no recordaba a quien le pertenecía ─Es bajo, bastante sarcástico, tiene cara de niño inocente pero es el diablo en persona.

─¿Él que siempre le responde a los profesores?- había dado en el blanco por que el chico sacudió su cabeza en un claro sí.
─¡Ese mismo! Si lo ves dile que le deje esto.- puso el libro en el escritorio del profesor, dispuesto a irse luego de cumplir con su misión.
─Espera ¿y si no me hace caso ya que no le digo quién fue?- Jaemin quería saber el nombre del otro, estaba jugando sucio haciéndose el preocupado pero debía saber el nombre de la persona que por primera vez le hablaba de la nada, además de que parecía no conocerlo.
─No te preocupes, el sabrá quién soy, soy la única persona en esta escuela que le prestaría un libro sobre aliens.- eso le pareció extrañamente gracioso.

─Sigue sin convencerme el ayudar a un extraño el cual ni siquiera se su nombre o en que año está.- estaba cayendo bajo, pero cumplir sus prioridades eran primero.
─Tampoco se tú nombre y no me complico por eso, adiós.- se sorprendió al escucharlo tan irritado siendo que hace unos segundos le hablaba tan tranquilo.

Reality ➺ NCTWhere stories live. Discover now