Las gotas grandes caían por el inmenso ventanal que daba una vista a la playa, no había sol, no había gente y las olas del mar parecían revolverse con mas furia a medida que se iban formando en la a lejanía.
—¿Te gusta la lluvia?— indagó el Doctor Jeon al detenerse a mi lado con una taza de café humeante.
—No.— dije, simplemente con la vista perdida en algún punto de mi campo visual.
No me gustaba lo que veía simplemente porque era lo más melancólico que podía existir, a demás de mí. Era suficiente conmigo misma, no necesitaba que todo a mi alrededor fuera una copia de mi profundo ser roto. Eso no serviría de nada para de volverme lo que fui seguramente en mi pasado.
—¿Sabes? A mi tampoco me gusta.— inquirió suavemente sorbiendo un poco de café con la delicadeza que lo caracteriza. — suelo cerrar las persianas y encender la chimenea. — metió una de sus manos en el bolsillo de su pantalón. — es mucho más gratificante.
Guardé silencio por un momento y entonces cerré las persianas, aunque eso no impidiera que el frío sea impenetrable.
—¿Cómo se enciende la chimenea?— Indagué dirigiendo mi mirada de forma ascendente hacia la suya, el Doctor Jeon soltó una pequeña sonrisa que se formó en el inicio de su comisura y caminó hasta la encimera de la cocina, lugar donde depositó la frágil taza de porcelana con el café a medio terminar.
— Es mejor que empecemos con los ejercicios de recuperación.
Esta vez iba totalmente diferente a lo que vestía, me parecía salido de contexto y un poco abrumador dado que en todo el tiempo que llevo con él, específicamente dos años, su vestimenta siempre había sido íntegramente formal. Entonces suponía, que había salido a ejercitarse esta mañana cuando aún yo permanecía envuelta en las cálidas sábanas donde prefería estar ahora mismo.
—Me parece bien, pero...— intenté rodar la silla con ambos brazos, pero el hecho de tener que hacerlo me cansaba de sobre manera. Podía caminar ya, pero mis pasos aún seguían siendo levemente torpes — necesito ponerme algo más cómodo, con el vestido que llevo puesto no puedo hacerlo.
—No tengo ropa deportiva para ti— dijo sin más, con ambas manos sobre sus caderas. —pero espero que unos calentadores míos y una camisa te sirva.
Se dirigió a mí y arrastró la silla consigo hasta su habitación, era mucho más grande que la habitación donde me estaba quedando, tenía un armario inmenso que parecía ser otra habitación llena de ropa y zapatos. Y a pesar del tiempo, aun me seguía sorprendiendo hasta los huesos que este hombre viviera así de sólo en una casa como ésta.
Intenté con todas mis fuerzas levantarme de la silla sin que cualquier hueso de mi cuerpo crujiera por el hecho de moverme, en cuanto estuve de pie me mantuve para no perder el equilibrio, era buena en eso.
El doctor Jeon regresó de lo que parecía ser una puerta secreta a otro mundo y trajo consigo, un calentador negro y una sudadera gris y me ayudó a cambiar mi vestido por aquellas prendas, la vergüenza de que viera mi cuerpo desnudo había desparecido con el paso de los años y el rubor ya no se extendía más por mis mejillas. En cuanto estuve lista no hizo más que aguantarse una carcajada por lo enorme que me quedaba su ropa, sin duda, parecía un bebé dentro de los zapatos de su padre.
—Bien, lo haremos aquí— indicó
—¿Aquí?—Indagué totalmente desconcertada.
—Si, la cama es de mucha ayuda.—inquirio— no hará que te duelan las costillas como en el piso. — alzó una de sus cejas en dirección al asfalto, que aunque estaba alfombrado, parecía ser muy tosco para mi débil cuerpo a dolorido por la rutina pasada .
—En la cama está perfecto. — Sonreí aceptando el hecho y entonces me recostó con cuidado.
El Doctor Jeon subió después y empezó a hacer unos pequeños círculos con mi rodilla suspendidas en el aire, decía que eso serviría para mayor movilidad de mis piernas. Hacía frío, llovía afuera y todo estaba muy oscuro aunque las luces esten encendidas.
—Si sientes algún dolor, por favor avisadme — a sentí y dejé que hiciera lo suyo.
Tenía miedo, ese día me invadía de miedo, me invadía de una sensación extraña que seguramente provenía de algún recuerdo que había olvidado. Sin embargo permanecía tranquila mientras mi corazón golpeaba con fuerza dentro de mi pecho.
Al paso de unos minutos, su voz se hizo presente —Bien hemos terminado, ahora necesitas darte un baño mientras yo preparo algo de comer para que puedas dormir.— indicó, sus frases cada vez parecían ser mas largas, ya no era tan cortante ni tan reservado como antes. Al parecer la relación entre paciente y doctor cada vez iba mejorando.
Ahora éramos un poco más como amigos.
Una vez que estuve en la tina con el agua caliente, me dejé relajar, mi adolorido cuerpo se acostumbró a la temperatura bajo el agua y me sentía más liviana. Le había pedido al doctor Jeon hacerlo sola, cerré los ojos y parecía sentir que la luz conmigo había dejado de estar presente por un momento. Abrí los ojos para asegurarme y divisé la bombilla de luz parpadear un par de veces hasta que finalmente dejó de alumbrar como todas las bombillas de la habitación.
—¡Doctor Jeon! — grité desde el baño llena de pavor — ¡Doctor Jeon!— estaba oscuro y no podía ver nada, una sensación de temor recorría mi cuerpo y un sofoco invadió mi pecho. —¡Doctor Jeon!
El apareció corriendo hasta el cuarto de baño y me a ferré a sus brazos, no podía parar de temblar y permanecer con los ojos cerrados pese a la oscuridad.
—Estoy aquí, estoy aquí. — repitió una y otros vez acariciando mi cabello mojado bajo la palma de su mano. —esta bien, tranquila.
Me levantó de la tina, aún desnuda y tiritando de frío, me llevó en brazos hasta la cama donde con las sábanas me cubrió y mantuvo protegida en sus cálidos brazos. No odiaba la oscuridad, solo odiaba que fuera tan espesa, tanto que me cegara por completo. Sentía que estaba ciega, me sentía desesperada, abrumada, vacía y con miedo. Quería que todo vuelva a iluminarse ¿cuanto tiempo tardaría ? ¿Cuanto tiempo tendría miedo ? Y ¿cuanto tiempo el doctor Jeon seguirá protegiéndome?
Muchas de esas incógnitas venían a mi mente una y otra vez sin tener respuesta de alguna de ellas en lo más mínimo.
