•Capitulo 27•

249 29 5
                                    

El saiyajin sonrió feliz por lo que había pasado, el cyborg se acercó a él y le beso la mejilla.

Por otro lado, en medio de el bosque se encontraba una joven peliazul acompañada de un poderoso saiyajin, los dos miraban al cielo estrellado mientras estaban acostados en el césped.

— ¡Mira! Aquella es muy brillante — hablo emocionada la peliazul.
— Sí, la veo muy bien — respondió el saiyan un poco más tranquilo.
— Vegeta — dijo ella.
— ¿Umh? ¿que pasa? — cuestiono confuso.
— Gracias por acceder a venir a ver las estrellas conmigo, nunca tuve la oportunidad de hacerlo — explicó ella muu feliz.
— No es nada, me gusta verte emocionada por cosas pequeñas — dijo él.
— Vegeta — dijo nuevamente.
— ¿Sí? — cuestionó él.
— Te quiero — respondió ella.

La peliazul se acercó a el peliflama y plantó un cálido beso en su mejilla, el saiyajin aunque no lo demostrará le encantaba tener a su presa cerca de él. Aunque ese bello momento acabó para Vegeta cuando el dolor en su entrepierna aumentó.

— B-Bulma — dijo él algo agitado.
— ¿Sí Vegeta? — dijo ella.
— Entremos a la casa ¿quieres? — sugirió él levantándose.

La pequeña entendió lo que sucedía y no puso excusas, simplemente obedeció. Los dos entraron a la casa del saiyajin, Vegeta por su parte se adentro a las habitaciones más al fondo de su mansión mientras que la peliazul algo confusa se quedó en la sala principal.

Al pasar de unos minutos el saiyajin apareció nuevamente pero ahora con una pequeña caja en sus manos, la dejo sobre la mesa de centro.

— ¿Y eso que és? — cuestionó la pequeña curiosa.
— Es lo que tanto has querido saber éste tiempo, la razón por la que no te he tomado aún — respondió amargamente.
— ¿En serio? — recalcó sorprendida.
— Pero antes de que veas el interior de la caja te advertire algo — dijo frío — en esa caja hay cosas muy desagradables así que es bajo tu responsabilidad, que después de ver eso quizás ya no quieras estar junto a mí.
— Vegeta no digas eso — respondió algo nerviosa al ver la seriedad de su hombre.
— Solo te lo advierto.

La joven peliazul muy decidida tomó la caja y quitó la tapa de encima, un agrio suspiro se escapó de sus labios mientras sus ojos se abrían a no poder más.

Sus manos comenzaron a sudar, pues lo que había en el interior eran unas fotografías de chicas con notables fracturas, moretones, sangrados y demás cosas; algunas tenían la columna vertebral destrozada, o su parte íntima tenía mucha sangre.

La peliazul tragó amargamente mientras dejaba la caja nuevamente en la mesa, su mirada se dirigió a Vegeta quién estaba cerca de la ventana, aunque no lo demostrará en sus ojos se noataba la angustia que sentía.

— ¿Tú hiciste esto? — hablo con voz temblorosa.
— Cuando estoy en este periodo no me puedo controlar, es inevitable — dijo fríamente.
— ¿Y por que tienes estas fotografías? — cuestionó todavía sorprendida.
— Bardock me hace tomarlas, es para sus estudios — explicó — es muy desagradable.
— Ya veo, tu fuerza sobrehumana no ayuda en ésto — analizó la peliazul — supongo que es difícil para tí, tranquilo no te juzgare.
— habló cálida.
— ¿Eh? ¿no te asusta?  — cuestiono sorprendido.
— Para nada, es algo difícil para tí ¿no? supongo que si fuera tu decisión no lastimarias a nadie — sonrió.

El saiyajin no supo que responder, algo era claro y eso era que esa mujer lo había conquistado, esa inocencia al ver los problemas era una de las cosas que lo habían hecho caer a sus pies.

No pudo evitar acercarse a ella y besarla con intensidad, ella no dudo en corresponderle el beso ya que ella también necesitaba saborear aquellos feroces labios que tanto deseaba.

[PAUSADA] Enamorada De Un Mounstro ❤ V&BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora