Te amo

1.6K 93 16
                                    

-¿Que hacemos ahora?- Pregunté.

-Seria cruel hacerle volver al orfanato.

-Lo se.- Oímos como alguien venia corriendo hacia la habitación, aparecieron James y Javier.

-¿A pasado algo?- Pregunto James.

-Hemos oído un golpe.- Siguió Javier.

-Tranquilos no ha pasado nada.- Bajamos los cuatro al comedor, Álex no estaba allí.

-Señorita tendríamos que seguir con la investigación.

-No podemos seguir hasta que ellos se comuniquen con nosotros. Estoy segura que dentro de poco llegara una carta o algo por el estilo.- Aura se levantó, de nuevo ya estaba vestida, estoy segura que me está ocultando algo, la veo extraña desde hace algunos días.

Durante todo el día no vimos a Álex, supusimos que se habría ido a una ciudad que estaba cerca de la mansión así que no nos preocupamos. Eran las nueve de la noche, nosotros ya habíamos cenado y Álex aún no venía, empezaba a preocuparme.

-Sebastián ¿Crees que deberíamos ir a buscarlo?

-No se preocupe señorita, estoy seguro que mañana ya estará aquí.

-Tienes razón.- Dije sin estar muy convencida de mis palabras.- Voy a cambiarme.

Subí hasta nuestra habitación, me quite el parche y lo deje sobre la mesilla, abrí el armario para coger un pijama, sin querer cayo una de las camisas de Sebastián al suelo, la recogí y me quede mirándola durante unos segundos “-Sebastián, si no hubiera sido por él no habría podido salvar a Javier, y no tendría ninguna pista de como atrapar a esos hombres, posiblemente ya me habrían asesinado, si no fuera por él yo…-” Pensé para mí misma. Me llevé la camisa contra mí para abrazarla.

-Señorita si abraza así la camisa tendré que volver a plancharla.- Me giré asustada, era Sebastián con una sonrisa.

-Se-Sebastián yo solo… Recordé todo lo que paso y… - No sabía que decir, estaba muy nerviosa y seguramente estaba sonrojada. Me agarró del brazo y me tiro contra él pasando sus brazos por mi espalda, dejando caer la camisa al suelo.

-Si quiere abrazar a alguien ya me tiene a mí.- Yo no sabía cómo reaccionar mi cara ardía cada vez más, al cabo de unos segundos también lo abracé. Sebastián levanto mí rostro, se fue acercando a mí hasta poder besarme, agarró mis brazos y me empujó hasta dejarme caer en la cama.

-¿S-Sebastián q-que haces?

-¿Creía que dejaría que otro le y no besarle yo? Recuerde “No pienso dejar que nadie excepto yo te vuelva a besar.”- Al escuchar la frase un escalofrío recorrió mi espalda, al acabar de hablar me besó y fue bajando por mi cuello, yo me sentía tan feliz... Realmente yo le amo. Bajo sus manos a mi cintura, dejando caer su cuerpo sobre el mío, sin dejar de besarme. Yo me acerqué a su oído.

-Me encanta cuando te pones celoso.- Le dije susurrando con una sonrisa.

-Ya le dije que los demonios no tenemos ese sentimiento.- Dijo dejándome de besar y poniendo su rostro frente al mío, aunque Sebastián tenía un pequeño sonrojo que delataba que realmente estaba celoso. Yo solo sonreí, puse mis manos sobre sus mejillas y lo acerque a mí hasta poder besarlo. Mientras nos besábamos Sebastián fue subiendo sus manos por mi cintura hasta que poco a poco llego a entrelazar sus manos con mi pelo, noté como con una mano jugaba mi pelo mientras que la otra la mantenía quieta. Nos separamos exhaustos sin apenas respiración. Separe mis manos de su rostro para poder bajarlas y entrelazarlas por detrás de su cuello, Sebastián dejo de jugar con mi pelo para agarrar mi mentón. Yo aún no había recuperado la respiración pero Sebastián volvió a besarme, en pocos segundos tuve que separarme de él sin aire. Sebastián colocó sus manos cada una a un lado de mi cara apoyadas en la cama, para así dirigirse de nuevo hacia mí para volver a besarme, pero yo giré mi cabeza haciendo que me besara la mejilla ya que yo aún no había recuperado la respiración. Sebastián levanto su rostro, yo me giré para ver como Sebastián me miraba sorprendido, pero en pocos segundos esbozó una sonrisa. Sebastián se colocó a mi lado, de forma que nuestras frentes se tocaban.

-Señorita… Le amo.- Dijo sin dejar de sonreír. Yo note como mi cara ardía cada segundo más. Me giré rápidamente para que Sebastián no viera mi sonrojo.

-Y-Yo ta-también… te amo…- Lo último lo dije algo más bajo ya que no sabía cómo reaccionaría Sebastián al oírlo. Con una de mis manos agarraba con fuerza la sábana y la otra la mantenía en estirada sobre mi cintura. Sebastián se incorporó, acarició mi mejilla para después besármela, me agarró la mano que tenía en la cintura y entrelazó sus dedos con los míos. Se colocó a mi lado, yo seguía de espaldas a él, Sebastián empezó a acariciar mi pelo, yo poco a poco empecé a cerrar los ojos hasta que finalmente me dormí. Cuando desperté aún era de noche, tenía puesto mí pijama supuse que Sebastián me cambio ya que lo encontré estirado junto a mí igual que unas noches antes. Me intente acercar a él pero en seguida se despertó.

-Señorita debería dormirse.- Dijo acercándose a mí. No me dio tiempo a contestar, Sebastián me agarró por la espalda y empezó a besarme el cuello.

-Sebastián… Quiero dormir.- Dije medio dormida. Sebastián entendió que quería dormir ya que dejo de besarme. Me giré hacia él, estaba mirando hacia el techo con las manos entrelazadas. Me acerque a él, giré su rostro hacia mí hasta poder besarle. Sebastián estaba sorprendido pero no se resistió a que yo le besase.

-Buenas noches.- Dije con una sonrisa.

-Que descanse.- Me contesto también con una sonrisa, le pase los brazos por su espalda para así abrazarlo, Sebastián hizo lo mismo y en pocos segundos volví a dormirme en sus brazos.

Sentí un movimiento en la cama que hizo que me despertara, ya era por la mañana, intente mirar a mis lados, no vi nada así que puse junto a Sebastián pero él se dio cuenta.

-¿Le ocurre algo?- Preguntó con una sonrisa.

-No es nada es solo que me pareció oír un ruido.- Sebastián se quedó pensativo durante unos segundos.

-Debo decirle algo… Llegó una carta de esos hombres.

-¡¿Qué?!- Dije apartándome de él.

-Siento no haberle dicho nada pero me pareció que era lo mejor para usted y su salud.

-¡Pero eso no es motivo para ocultármelo! ¡Y además no puede pasarme nada!

-La señorita Aura y el señor James están investigando. En mi opinión sería mejor que descansara un poco más antes de volver a investigar.

-Sebastián no puedo hacer eso, y no deberías haberles dado la carta a ellos sin decirme nada.

-Debería hacerme caso, ha sufrido muchas emociones últimamente, temó que si se pusieras a investigar se deje llevar por sus sentimientos y le acabe pasando algo.

-Pero mientras tenga el contrato contigo no puede pasarme nada.

-Mientras el contrato siga activo protegeré su vida, pero si comete un error puede llegar a sufrir sin necesidad de morir. Yo no quiero que sufra.- Me quede mirando los ojos carmesí de Sebastián, parecía preocupado.

-Pero si no hago nada me sentiré una inútil…- Sebastián me sorprendió con un beso, yo me quede con los ojos abiertos sin poder hacer ningún movimiento. Sebastián se separó de mí y acto seguido me abrazó poniendo una mano en mi cuello y la otra en mi cabeza. Colocó su cabeza en mi hombro.

-Usted nunca será inútil. Descanse solo unos días más, ha sufrido mucho estos últimos días.- Me quede sin saber que hacer ni decir. Sí es cierto que últimamente me han pasado muchas cosas, a lo mejor Sebastián tiene razón y debería descansar pero ¿Seguro que está bien que les deje el trabajo a Aura y James? Lo mejor será que los ayude ¿No? No lo sé. Lo único que quiero hacer ahora es abrazar a Sebastián. Pasé mis brazos por su espalda y lo tiré hacia mí.

-Quedémonos así un poco más.- Dije poniendo mi cabeza contra su pecho.

Sebastián, esto no entraba en el contrato. (Sebastián Michaelis y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora