The Flash | 1 |

Capítulo Cinco

— ¿Barry?... ¿Amigo, puedes escucharme? — Le hablaba Cisco, pero Barry sin tener ninguna comunicación con ellos. Él seguía sin comunicarse con ellos.

— Sus signos vitales están debiles — Comentó el Doctor Wells — La buena noticia es que esta vivo.

No bastaron ni dos segundos para que Barry pudiera llegar hacía donde estaban ellos  — N-o, no pu-e-do res-pi-ra-r — Tanto Cisco como el Doctor Wells estaban preocupados pero no lo podían ayudar si el no estaba tranquilo, por lo que empezaron a tratar de calmarlo. 

Caitlin no tardo en llegar para poder atenderlo, necesitaban extraerle todo el veneno que había inhalado para que no le afectará.

— Debes de extraerle el gas antes de que realmente le pueda hacer daño — Habló el Dr. Wells.

— Barry, ¿Me oyes? no podré ponerte anestesia, — Sonaba preocupada, la vida de la persona que ha cuidado desde hace 9 meses estaba en riesgo.

— No te preocupes, — Hablo Barry como pudo — Estaré bien — Le quiso mostrar una sonrisa pero más que nada fue una mueca, el veneno le quemaba desde el interior y lo único que el quería es que todo eso terminará.

— Cisco pasame la aguja — Su amigo le paso el instrumento pero vaya que se dió cuenta cuanto le dolería a Barry.

— ¡Hey, amigo!, no están gran... de hecho es tan pequeña que no la sentirás — Le trató de calmar Cisco pero Caitlin no dudo en quedarse atrás y todo lo que había dicho Cisco lo eliminó con dos palabras.

— Realmente dolerá.

El dolor que sintió cuando le encajaron la aguja en el pecho no fue lo mismo que el tener el veneno quemándote desde adentro, aún así fue más doloroso de lo que se imaginaba y lo último que supo fue que estaba en el laboratorio con ellos a su alrededor, ya que él cayó en un sueño profundo.

...

Me encontraba en mi casa ya que mi papá no dejaba que saliera, no después de lo que paso con Reverse Flash.

— Damián, estoy muy aburrida — Me deje caer en el sillón mientras él se sentaba a mi lado riéndose de mi actitud.

— Tu papá me matará... — Escuche que murmuró — ¿Quieres correr? — Una sonrisa se apareció en nuestros rostros, tal vez él no tenía super velocidad pero sí un gran carro.

— Por supuesto — Le sonreí, no tardamos ni un segundo en agarrar nuestros abrigos y salir.

— Bien, solo ten cuidado ¿ok? — Asentí, él se acerco y me dio un beso en mi mejilla para después subirse a su auto.

Ni siquiera llevaba ropa apropiada para correr, que más da no creo que se pueda prender con una alta velocidad. Volteé a ver a Damián y cuando él sonrió supe que era el momento.