Parte XVII

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Observé a Alfie buscar en la cajonera de su habitación, él cubrecama y las sábanas grises estaban desordenadas por la cama me recosté sobre mi estómago para mirar detalladamente su escultural cuerpo completamente desnudo, dejó caer las camisas y corbatas sobre el suelo mientras continuaba buscando.

– ¿Qué buscas? – Sacó una pequeña bolsa para volver de un salto a la cama.

– Te tenía esto desde hace un tiempo, pero no había encontrado el maldito momento para dártelo, así que... – Metió la mano dentro de la bolsa de papel para sacar una pequeña caja de terciopelo azul – como quisiste demostrar tu empoderamiento pidiéndomelo antes, tendré que hacer esto de la forma aburrida – abrió la caja para dejarme ver un anillo de oro blanco con un diamante de corte brillante – este anillo no es nuevo, es de mi bisabuela, quién se lo dio a mi abuela y ella a mi madre, y mi amada madre me lo dio para que se lo diera a esa muchacha que me robase el corazón.

– Es precioso – se acercó besándome en la boca.

– Te amo.

–Y yo.

Bajé del carro observando a Thomas afuera de mi edificio, llevaba un abrigo negro y un traje gris, con una camisa abotonada hasta el cuello con rayas verticales, me acerqué estirando mis brazos a su cuello para sentir su fuerte abrazo lo besé en la mejilla.

Caminamos dentro del edificio para subir al ascensor.

– ¿Qué tal estás, cariño? – Asentí alegremente mientras dejaba mi mano izquierda sobre su antebrazo, sus ojos se abrieron sorprendidos al ver la joya en mi dedo anular – vaya, vaya.

– ¿Qué haces aquí?

– Tenemos que hablar.

– ¿Qué sucede? – Pregunté entrando al departamento, lanzando las llaves en en el cuenco de madera.

– Es acerca de Alfie y tú – Susurró sentándose en la poltrona apoyando los codos en las rodillas. Lo observé – No lo hagas... – Su voz salió casi como un hilo brotando desde su garganta. ¿Deseaba realmente que le escuchara? Mi piel se erizó.

– ¿Qué?

– No te cases con él... Maclayí* – Su susurro se metió en mis oídos llevándome a tiempos antiguos, cuando Thomas Shelby y yo, éramos uno, acurrucándonos en la hierba del bosque, tomándonos de las manos cada que podíamos.

– No hagas esto Tommy – Se levantó para acercarse a una distancia prudente tomando mis dos manos – Por favor.

– Te lo pido – Sus azules ojos me observaron atentamente – te amo – ahí estaba, su corazón a mis pies, un puñal en mi pecho, mi garganta apretada una vez más – te amo y lo sabes – Giró su mano para tomar mi dedo índice y acariciar la palma, bajé la mirada encontrándome con las líneas de su mano – lo ves – mis ojos se llenaron de lágrimas, alejé mis manos limpiándome el rostro.

– ¿Por qué haces esto?

– Porque es la última oportunidad que tendré antes de que decidas algo que nos separe para siempre...

– Thomas. Te casaste con Grace. Tú nos separaste para siempre.

– No hiciste nada para detenerme. Si solo hubieras negado con la cabeza yo me habría detenido, no lo habría hecho, pero no diste señal de nada.

– Ya no eres mío...

– Tu y yo estamos casados por la ley romaní – Me quedé en silencio, sentándome en el lugar en el que él había estado sentado hace solo segundos.

– ¡Solo éramos niños, Tommy!

– Niños, sí, pero niños que se amaban desesperadamente. Tu y yo nos unimos esa tarde en el bosque ¿lo olvidaste? Arthur nos unió. Ahí frente a los árboles en el claro de flores moradas – las lágrimas no dejaban de caer y no era capaz de comprender porque lloraba tan desesperadamente – Estamos unidos el uno al otro.

It was always about Thomas [{Completa}]Där berättelser lever. Upptäck nu