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Hoy he pensado en ti un poco más. Y ya no me hablas por el móvil, no apareces por mi trabajo, antes venías más de lo esperado. Me gustaba hablar contigo,  mirarte desde detrás de la barra. Y un día me di cuenta de que te empezaba a mirar más de la cuenta. Que mis manos estaban heladas por no tenerte.  

Y ahora siento como te escurres por mis dedos, ya no te tengo como antes. Tu distancia es como un dolor de cabeza, como puñaladas ¿Qué ha cambiado? Me da miedo que pienses que no soy para tanto y sé que te desequilibro, que tu mente no funciona igual. Que la situación te desespera. Y que me he dado cuenta que a mi también, que si no consigo dormir es porque no estamos bien. 

Te pregunté que donde estás. Que es viernes y que tengo ganas. Y sé que debes pensar que sólo te quiero para los fin de semanas, que no existes el resto de días ¿Pero que te digo? Si te digo que es mentira no me creerás y si te digo que es verdad me dirás que es mentira. 

Sólo me dices el sitio, nada más. Y sé que debería preferir que las cosas se queden así, frías. Que esto no sea nada personal, sólo físico. Pero es que quiero este desastre, quiero que me dejes marcado el cuello, quiero tu ropa tirada por el suelo de mi habitación. Echo de menos tu atención pero por ahora me voy a mantener callada. 

La fiesta era en la sala común de tu residencia. Yo sólo pensaba si aquella persona con la que quedaste iba a estar allí. No puedo evitar que me queme por dentro, que a lo mejor eso era la causa de tu distanciamiento. 

Te dije que estaba en la entrada y tú viniste a recogerme para llevarme hasta el sitio. Te vi de lejos y tragué. Joder...estabas buenísima, no parecías los 19 que tenías. Eras increíble. 

Llegas hasta mi seria, sin ninguna alegría de verme y me abres. Vaya borde te estás convirtiendo. Me miras de arriba a abajo y te pasas la lengua entre los labios. No puedo evitar sentirme intimidada por tu intensidad. 

Me coges la mano con determinación y yo ya me siento mucho mejor. 

"¿Cómo estás?" me dices con la voz raspada, empezando a andar. 

"No sé" Te digo apagada. Tú me miras, inclinando tu cabeza como preguntándome a que viene esa pena. 

"Nada importante" Te contesto. Veo una pequeña sonrisa y veo que te tomas lo mío a broma ¿Qué soy para ti? Sé que te lo pasas bien conmigo, estoy segura de que te gusta mi cuerpo, que eres impaciente con el. 

"Todo bien entonces" dices en un tono indiferente ¿Eras así con todo? 

Vamos y estamos ya casi en la puerta, voy a entrar cuando me tiras del brazo. Me coges del antebrazo con firmeza y caminas hacia delante hasta pegarme contra la pared. Tu cuerpo está lejos todavía, tus manos se deslizan hasta las mías y tú las sigues con la mirada. Yo intento no morderme el labio para no ser obvia, pero es que no te puedo remediar. Subes la mirada hasta la mía y noto tu intensidad.  Aprietas mis manos en las tuyas pegándote a mi cuerpo. 

"¿Quieres algo antes de entrar?" Tu mirada en mis labios por segundos y después a mis ojos. 

"Parece que quien quiere algo eres tú" 

"Y quien ha dicho que no"  Me dices mientras me sostienes la mandíbula con una mano. Te inclinas acercando tu cara a la mía. Últimamente me ponías más que nunca. Y yo te lo pido con mis ojos. Si te exijo de esta forma es porque lo necesito. Me cortas la respiración cuando te acercas así.

Te tiro del borde del pantalón para presionarte contra mi. Te acercas, lo más lento posible.  Siento como nuestra respiración se mezcla y que tu pulgar me entreabría los labios. Yo me dejaba, te juro que me podías hacer lo que te diera la gana. Cierro los ojos de lo que me causas y siento tu lengua, me lames los labios. Siento lo cálida que eres, como me acaricias con ella. Era tan fácil deslizarte entre mis labios. Yo gemí sólo de sentir lo suave que eras. Me escuchas y me acoges con más ansias, introduces tu lengua a la vez probándome. Cierras tu boca en la mía succionándome, me chupas y yo intento hacerte lo mismo, pero es que no me dejas. Querías hacerlo todo, te noto con desespero. Te quejas cada vez que tu lengua toca la mía porque quieres más y más. Pasas tus manos por mi cintura, bajando, me aprietas por debajo del culo haciendo que me pegue más a ti. Gimo en tu boca y tú te apartas sin dejar el contacto. Tus labios me rozan. Tus ojos fijos en los míos. Quiero que sepas que no me cansas, que puedes seguir. Nuestros labios entre abiertos y tú sigues rozándome con ellos, arrastrándolos de uno a otro despacio. Tu mirada intensa, no me llegas a besar y pienso que son tus ganas de desesperarme. 

Sobran las palabrasWhere stories live. Discover now