Como canta el corazón

INQUEBRANTABLE

Las palabras que refulgen en mi interior no hallan la luz entre tanta oscuridad.

Mil verdades prisioneras se mantienen masoquista en la frialdad de mis labios.

La inclemencia que ha brotado de este joven corazón no se compara a la indiferencia que te ha cegado sin razón.

Es pasmoso como un sentimiento tan desmedido como el Amor es fácil de corromper entre decepciones.

Ese, el que incendia tu interior como aquel Ícaro volador y quebranta los huesos como rayos al Redentor. El mismo que abrasa la carne y con chispas de ansias hormiguea el alma. El más colosal e inefable de los afectos.

Me mata tanto verte así.

Si con realidades diste por sentada la distancia, incrustando profundo mis grietas y surcando caminos de sal en ellas.

Pero he de mostrarte misericordia.

Este órgano vital pulsante de vida jamás se mostró más inconexo a derrotas y eso no lo obtienes sin la guerra. Junto a la inamovible convicción de que tu rendición yace efímera y falsa. De que el Ángel en ti, ese con el que varias veces me encontré, donde te plantas y me aferras como si de la vida se tratase; le han arrancado sus alas.

Y terco me encuentro anhelando que lo hagas, sin embargo, me encuentro conmovido ante mi reflejo de aquellas aguas una vez turbias. Incluso llegué a creer que poco valía el ser humano... que profano me mostré.

Nuestro valor no se refleja en la imagen prójima, en la creencia inestable de un espejo mal tallado, en la carencia del hermano a tu lado; sino, en la fuerza interna que rompe ideales y brilla rebelde. Porque no hay tanto oro en este mundo que reúna nuestro precio por la simple y llana razón de que su valía existencial es fraudulenta.

De qué serviría entonces aquel cruel sacrificio. Ese que dio paso a los cielos, quebró años de esclavitud y marcó la anhelada libertad de nuestra pureza.

Así que no sé qué será de ti mañana, pero este corazón crece y se afronta; y la oportunidad de conquistarlo más imposible se hace.