48. Comparar

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Agarro de las muñecas a Dasha, la cual forcejea y llora sin cesar. La meto al auto, entrando con ella. Cuando cierro la puerta con la traba, mi padre se sorprende, pero más cuando le digo lo siguiente.

—Tómate un taxi.

—Pero hijo... —Cierro la ventanilla así que no lo oigo más y el auto arranca, así que nos alejamos de él.

—Al hotel —le digo a mi chofer de siempre y también cierro el vidrio de la limosina que me comunica con el conductor, entonces acto seguido miro a Dasha, la cual sigue intentando soltarse de mi agarre —. Tranquila, ya no está.

Se queda quieta y mira mis dedos los cuales agarran su muñeca, luego alza la vista que mantenía hacia abajo, supongo que para no mirar a mi padre.

—Yo lo maté, se supone que está muerto —dice con sus labios temblando —. La gente no vuelve de la muerte.

Acaricio su mejilla, viendo su ojos humedecidos y la preocupación en su gesto lleno de aflicción.

—No, no lo hace, solo se salvan de morir, y eso es lo que ocurrió con el señor Collins, nada más. Concéntrate Dasha, eres más fuerte que esto.

Baja la vista pensativa y luego la vuelve a subir.

—¿Qué intentas hacer? Dime.

—Yo no... —digo confundido —no sé a qué te refieres —La abrazo y se sobresalta —yo solo vine a buscarte.

—Suéltame, deja de perseguirme —Forceja.

—Te seguiría hasta el fin del mundo, mi amor.

Se agarra de mi chaqueta cuando no hay forma de zafarse de mí, para luego intentar empujarme. Me mira frustrada y directo a los ojos.

—¿Qué quieren de mí? ¿Un trío? ¿Vengarse? ¡¿Qué mierda buscan?! —Intenta zamarrearme —¡Dime!

—Yo te quiero a ti —La agarro de la barbilla perdido en su ojos —¿Y qué es eso de un trío? —Alzo una ceja —Nunca haría algo así, menos con mi padre —La vuelvo abrazar —. Yo te quiero solo para mí.

—Pues pregúntale a él, por ahí sí quiere —dice asqueada —¡pero no me incluyan! —Forcejea otra vez y veo que el vehículo estaciona, así que abro la puerta, haciéndola bajar de este —¡Déjame, los vecinos van a llamar a la policía por secuestrador! —Intenta pegarme moviendo sus puños, mientras la sostengo de la cintura, llevándola hasta el hotel en dónde alquile un cuarto.

—Deja de gritar y no llamarán a nadie —La hago caminar —. Además, a ti no te conviene, seguro asesinaste a alguien en este país —Deja de forcejear cuando digo aquello, le recordé algo al parecer.

—Eres igual a tu padre —opina y se queja a lo bajo —. Maldito manipulador —Presiona los dientes, pero avanza conmigo hasta el establecimiento.

Ignoro sus ataques verbales, que de algún modo los he estado procesando todos para comprender, qué relación había en realidad entre mi padre y Dasha. Vamos por los pasillos y abro la puerta del cuarto, cierro con llave, entonces suelto a mi mujer. Ella se aleja un poco de mí y mira para todas partes.

—¿Y ahora qué? Ya me secuestraste otra vez —Se cruza de brazos y presiona sus uñas en su piel. Es obvio que me ve de otra manera, desde que descubrió quién es mi padre —¿Vas a encerrarme por siempre o qué?

—¿Dónde está tu espíritu de lucha? Y deja de mirarme así —digo afligido.

—¿Así cómo?

—Como si fuera a forzarte a hacer algo que no quieres —aclaro lo que puedo notar —¿Alguna vez te he tratado mal? O sea, lo admito... —Hago una pausa bajando la vista —te he privado de tu libertad, pero no me veo capaz de atentar contra ti —Vuelvo a mirarla —yo no puedo pensar en lastimarte, yo te amo Dasha.

Me gustaría saber qué está pasando por su mente, creo que me compará con mi padre, aunque más pasa el tiempo, menos deseo entender, las aclaraciones que hizo sobre él, no me gustan en lo absoluto.

Su último marido (R#8)Where stories live. Discover now