Capítulo 29: Reencuentro

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Esperó que me perdonen por la tardanza, ojalá les guste y que me perdonen por el Lemon De Seiya y Setsuna, del capítulo anterior.
Gracias a MarielaMolinaNuez por tus ideas.
Dam Frost

***

- Yaten, ¿Porqué te portaste así? Parece que hubieras visto un fantasma. -Le dijo Taiki en cuanto quedaron sólos.
- Claro que vi un fantasma. ¿No te diste cuenta de su parecido con la mamá de Chibi-chibi? Era su vivo retrato, como dos gotas de agua. - Dijo sintiendo un escalofrío sólo de pensarlo.
- Claro que no, ella está muerta, la Princesa Serenity es otra mujer, sus modales perfectos y su forma de ser demuestran que ella creció en un mundo de privilegios. La Otra a duras penas sabía usar cubiertos y caminar con tacones. - Dijo Taiki recordando a Serena con su yeso.
- Sí, esta chica actúa con propiedad, hasta con un aire de desdén hacia nosotros, obviamente nos ve como inferiores. Piensa que los miembros de la realeza no son de la misma clase que nosotros. Obviamente que seamos filántropos, millonarios no la impresiona. - Concedió Yaten.
- Es un poco enfermizo de parte del Príncipe Diamante casarse con una mujer igual a la chica que lo tenía obsesionado. Aunque por suerte para él encontró una princesa parecida. - Dijo Taiki.
- ¿Has pensado en la reacción de Seiya cuando la vea? Se Volverá loco. -
- Seiya ha decidido casarse, él a olvidado a esa chica. No le Importará, por el bien de Chibi-chibi, debe casarse con Setsuna. - Dijo Taiki, aunque en el fondo tenía sus dudas.
- Creó Que Debemos invitarlos a la cena de compromiso. Así estudiaremos la reacción de Seiya y decidiremos que hacer. -
- Concuerdo contigo, has la llamada. - Ordenó Taiki y Yaten obedeció.
***
Zafiro entró dando paso a Diamante y Serena, atrás se encontraban Haruka y Michiru, que vieron a Reih con frío desprecio, sabían muy bien quien era y todas las despreciables formas de tratar a Serena.
Reih las miró y se sintió incómoda por su forma de mirarla.
- ¡Diamante, Zafiro! ¡Qué sorpresa! ¿Ustedes compraron mis acciones? Me alegra saber que están en buenas manos. - Dijo levantándose para besar sus mejillas, ignorando de forma deliberada a la rubia, ambos desviaron el rostro para que sus labios apenas si rozarán su piel, les desagradaba mucho y era difícil ocultarlo.
- En realidad, la dueña es ella. - Dijo Zafiro con aire triunfal.
Diamante rodeó la cintura de Serena, y Reih la miró sorprendida, era muy bella, elegante y femenina, y tenía algo que la desagradaba.
- Ella es mi esposa Serenity, y le he obsequiado estas acciones, como regaló de bodas, para mi Princesa todo lo que pida, sus deseos son órdenes para mí. - Dijo Diamante, Serena lo miro sorprendida y él le dio un ligero besó en la mano.
- ¡Oh! ¡Vaya sorpresa! Así que te casaste, que rápido olvidaste a... Bueno tu entiendes de quien habló. - Dijo tratando de incomodar a Serena, ella era así, le gustaba herir a las personas, era algo que no podía evitar. - Mucho Gustó Serenity, soy Reih Hino, dueña de esta cadena de tiendas comerciales. - Dijo fingiendo amabilidad, ni siquiera podía imaginar que esa rubia despampanante de elegante traje, fuera la chica que viera con shorts y camiseta en casa de Seiya, iba a besar su mejilla pero ella se retiró.
- Princesa Serenity para ti, por favor. Y ellos son Príncipe Zafiro y Príncipe Diamante, te pediría que nos hables de altezas, pero sería demasiado, no puedes hablarnos de esa forma tan irreverente, porque no somos iguales, que seamos dueños de una parte minoritaria de tus empresas, no te da ese derecho, aún mis consejeras tienen mayor jerarquía que tú. Es Obvio que no tienes nada de educación, el dinero no es sinónimo de clase, yo soy una princesa y tú... Bueno tú eres una mujer arruinada. Sólo compramos tus acciones por hacerte un favor. - Dijo mirándola de arriba a abajo con desprecio.
Reih enrojeció de vergüenza, nunca en su vida había sido tratada de esa forma, y menos delante de otras personas, se sentía muy humillada, la miro a los ojos tratando de ver si era una broma de mal gusto, pero en el fondo de su mirada azul Reih pudo distinguir un profundo odio, que se esforzaba por ocultar.
Haruka y Michiru intercambiaron miradas con Diamante y Zafiro, que trataban de ocultar unas risitas burlonas.
- Tomen asiento altezas. - Dijo el contador para disipar la tensión.
- Mi esposa esta bromeando, tiene un peculiar sentido del humor, aunque debo reconocer que siempre nos tratan con más respetó y reverencia. - Dijo dándole lugar a su esposa para que se sentará.
- No Tuve intención de ofenderla o incomodarla "alteza". Le ofrezco una sincera disculpa. Sólo pretendía ser amigable, y ya que no conoce a nadie aquí, tal vez hasta podríamos reunirnos e ir de compras. - Dijo Reih tragándose su rabia, si aceptaba podía hacerle pasar un muy mal rato. Esa Princesa no sabía que ella podía ser la peor enemiga si lo deseaba.
- Gracias, por tu falsa disculpa, pero no la quiero, ni la necesitó, y no pretendo que seas amigable, ya que es imposible que seamos amigas... Y no me apetecé ir de compras, ya que todo lo que uso es hecho exclusivamente para mí, por los mejores diseñadores del mundo, algo que tu por supuesto no sabes, ya que tu traje es una baratija de pésimo gusto, así que declinó tu oferta. - Respondió Serena sin inmutarse.
Reih guardó silencio, esa mujer era insoportable y odiosa, estaba dispuesta a humillarla de todas las formas posibles. ¿Cómo se atrevía a criticar su ropa? Ese Traje Que llevaba era muy costoso, aunque sí tenía unos meses que sus cuentas estaban en declive, y por ello no había renovado su guardarropa.
- Mejor pasemos a los negocios. - Dijo Él contador, que aunque no lo demostraba, estaba muy divertido por la forma en que la Princesa Serenity trataba a Reih, ya que ella siempre había actuado de muy mala manera con todo el mundo.
Tardaron mas de una hora, haciendo un plan de negocios, Serena dio algunas ideas que a todos le parecieron bien, ya que lo que querían era atraer más clientes, a diferencia de Reih que sólo miraba sin entender y las pocas ideas que daba, resultaban costosas, siempre había odiado los negocios y no le importaba mucho como se obtenía su dinero.
La junta terminó y el contador beso la mano de Serena.
- Un Placer conocerla alteza, además de bella, es inteligente, estoy seguro que con sus ideas pronto podremos hacer que esta tienda sea aun más fructífera que antes. - Reih desvío la mirada, le molestaba no ser el centro de atención.
- Mucho gusto, "Princesa" me alegra que sea mi socia. Hasta luego Príncipe Diamante, Príncipe Zafiro, Haruka y Michiru. - Y salió de ahí con la poca dignidad que aún le quedaba.
Todos salieron y se dirigieron a su limusina, apenas subieron Zafiro soltó estruendosas carcajadas.
- Aún me acuerdo de la cara que puso cuando te negaste a que te saludará y no puedo dejar de reír. Jamás pensó que le dirías eso. - Dijo divertido.
- Si... Pero Cabeza de Bombón no debía hablarle así, ella es una Princesa, no puede rebajarse y olvidar las normas de conducta. - Le regañó Haruka.
- ¡Al diablo las normas de conducta! Quería despedazarla con mis manos, obligarla a que me dijera donde dejó a mi hija su querido esposo Seiya. No Sabes lo mucho que me controlé para no hacerlo. Pero Obtuve buenas ideas para que mejoré este lugar, odiaría que tanta gente se quedará sin trabajo, sólo porque ella gasta demasiado. -
- Cierto, esa empresa se esta arruinando por su despilfarro. Creó que tus ideas fueron muy buenas y prácticas. - Dijo Haruka.
- Si, mi esposa es un estuche de virtudes. -
- Ya estoy harta de todo esto, vamos ahora mismo con Seiya. Tiene que decirme que hizo con mi pequeña. - Explotó Serena.
- Cariño, no creó que él te diga nada, recuerda que la última vez que fuiste, no tuvo la gentileza de hablar contigo, Reih fue la que habló por él. ¿Creés que te lo dirá ahora? -
- Pero... Puedo obligarlo de algún modo. - Dijo con voz apagada.
- Cariño, si él la entregó cuando apenas nació, tampoco sabe donde está, no la quería con él, así que no creó que se haya preocupado de saber de ella. - Respondió.
- Yo... No se que daño pude haberle hecho para que me odiará tanto, ¿Cómo pudo hacerme eso? Yo no lo merecía, si yo vivía tranquila sin él, ¿Para que me buscó? ¿Porqué hacerme más daño del que ya me había hecho? - Dijo sollozante.
- Serenity, cariño, Te prometo que pondré el mejor investigador del mundo a que busqué a tu bebé, pronto la tendrás contigo. - Le dijo para tranquilizarla.
- Es solo que me desesperó, e esperado mas de dos años, quiero tenerla conmigo y verla dormir, cuidarla, cuando Reih me dijo que era una niña, me imaginé como serían sus ojos, su carita, y siempre me lleva a lo mismo, no tuve el consuelo de verla. - Dijo con la voz quebrada.
- Tranquila, estoy seguro que es tan hermosa como tú, en cuanto sepa donde está, moveré cielo y tierra por recuperarla. - Le prometió su esposó.
Ella asintió, no quedaba otro remedio.
Un Timbre de celular, interrumpió su conversación.
- Los hermanos Kou quieren invitarnos mañana a una fiesta en casa de Seiya Kou, ¿Confirmó su asistencia? - Preguntó Zafiro, tras unos minutos.
- Así Es, asistencia para 5. -
- Ni Lo sueñes, nosotros no vamos. - Dijeron Haruka y Zafiro a un mismo tiempo.
- Zafiro, si no tuviera a Michiru te aseguró que serías mi ideal de hombre. - Le concedió Haruka en tono de broma.
- ¿Porqué no? Claro que van, no pueden dejarnos solos. - Reclamó Serena.
- No Tenemos que ir, eso es su pelea, ustedes deben enfrentarlo solos. Nosotras esperáremos en el hotel los detalles. - Dijo Michiru.
Se quedaron en silencio, sumidos en sus pensamientos, diversos sentimientos los acosaban.
***
En cuanto llegaron Zafiro y Diamante se fueron a hablar de sus asuntos de estado y por fin dijo Zafiro.
- Hermano, creó que debo decirte algo importante, Seiya Kou se casa. Anunciará su compromiso en la fiesta a la que fueron invitados. Según mis fuentes, él nunca se ha casado con Reih, te lo digo porque se que Serena cree que ellos están juntos, tu sabes sí le dices la verdad. - Dijo Zafiro con voz dudosa.
- ¿Creés Que No Debo decirle? -
- Es tu decisión, tú sabrás lo que es correcto. Te veo después. - Dijo dejándolo sólo, eso cambiaba todo, si Serena lo sabía, no sabía cual sería su reacción.
Diamante se dirigió a la habitación de Serena, aún no estaba convencido de lo que iba a decir, pero su conciencia y su honor le impedían callar, si Serena estaba con él, era porque el se lo había ganado con sus detalles y su comprensión.
- Serenity, la fiesta en casa de Seiya... Es de compromiso. - Dijo con nerviosismo.
- Seguramente Molly. - Dijo Serena.
- Es Seiya quien se casa. Él... No está con Reih, nunca lo ha estado. - Respondió Diamante mirándola a los ojos, pero ella no demostró ningún tipo de reacción, a excepción de su comentarios sarcásticos.
- No me sorprende, esta claro que es un hombre inconstante, que usa a las mujeres a su conveniencia. -
Diamante no dijo nada, salió dejándola sola, debía darle oportunidad de pensar y aclarar las emociones y sentimientos que aunque no lo demostraba, estaba seguro que bullían en su interior.
Serena se sentó en la cama y suspiro, era un alivio saber que no estaba con Reih, pero tenía miedo de ver a Seiya, de que su corazón aún siguiera sintiendo algo por él, de que al verlo junto a la futura esposa, sintiera celos.
No, eso no, se repetía mentalmente, ella tenía una vida hecha, con responsabilidades que requerían su total control y concentración, no podía distraerse, ni dudar en esos momentos, era una mujer casada, esposa de un Príncipe de ensueño, que la idolatraba, con esos pensamientos, descubrió que quería estar con él, deseaba que la protegiera de sus propios sentimientos, dándole la seguridad que en ese momento necesitaba.
Salió en su busca, quería abrazarlo y cobijarse en sus fuertes y protectores brazos, en su amor desmedido y verdadero. Lo Encontró sentado en la cama, con sus ojos grises perdidos en la nada, tal vez con las mismas inquietudes que ella. Al verla Se acercó a ella y la abrazó con fuerza, como temiendo que se fuera de su lado, aspirando su suave aroma a flores, a pesar de tener las fragancias más sofisticadas, seguía usando el mismo perfume cálido, de cuando la conoció.
- Tengo miedo de perderte, de que este encuentro te alejé de mí para siempre. Que descubras que amas a Seiya. - Dijo dejando salir sus temores.
- Querido, Seiya es el hombre que me uso y engaño, que me arrebató lo más valioso que me dio la vida y eso jamás se lo perdonaré. No lo Amó, lo odio con la misma fuerza que antes lo ame. Soy tu esposa, y lo seré hasta la muerte, no te dejaré nunca, porque a tu lado tengo la seguridad de que nadie podrá hacerme daño, eres como el faro que guía un barco a la deriva, mi luz y mi calor, te quiero más de lo que te imaginas, y te prometo que cada día rogaré a Dios que te conservé a mi lado, para hacerte todo lo feliz que me haces. - Le prometió, era su esposa y se esforzaría por amarlo como él a ella, todo lo que le había dicho era cierto, todo a excepción de que odiaba a Seiya.
- Te AMO y tus palabras son como una celestial canción, te prometo que te haré muy feliz lo que me queda de vida. - Serena se estremeció al oír eso, como si la muerte fuera a quitarle lo único que le pertenecía, el corazón de ese hombre.
- Serenity, estas temblando... ¿De que tienes miedo? - Preguntó mientras acariciaba sus cabellos para tranquilizarla.
- No Lo Se, de repente sentí mucho miedo por ti. No quiero que te pase nada. - Dijo abrazándolo con fuerza, como si nunca quisiera soltarlo.
- Amor mío, estas muy sensible, No temas, yo te Cuidaré, y daré mi vida por ti si es preciso. Todo Estará bien. - Y ella sintió como si esas palabras fueran una profecía. Era como un mal presagio, como si el estar ahí, reencontrándose con su pasado, amenazará su tranquilidad y la felicidad que había encontrado con Diamante.
Lo Besó con pasión, y empezó a quitarle su corbata y la camisa, quería que la hiciera suya, que le quitará todos los miedos que le atenazaban el corazón.
- Besame, y Promete que nunca me dejarás, que siempre estarás a mi lado. Qué nada te alejará de mí. - Suplicó.
- Tontita, eres una chiquilla miedosa. - Dijo besándola con ternura y pasión, empezó a recorrer su cuerpo con audaces caricias, que sabía la volverían loca y callarían sus temores. - Eres mi vida. - Le Dijo, mientras danzaba con ella en una apasionada entrega.
Su vida, el también era su vida, y no sabría como seguir sin él, no se imaginaba viviendo sin él, no quería perder lo único bueno y verdadero que tenía.
Se amaron hasta que no tuvieron fuerzas, ya había amanecido cuando por fin se durmieron. Abrazados, complementados y seguros de que al día siguiente, juntos podrían enfrentar lo que fuera que les deparará el destinó.

Engaño De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora