Revelación

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Hola, aquí esta el siguiente capítulo. Ojalá que les gusté, trataré de escribir mas seguido y actualizar todos mis fics, ahora si, me voy.
Feliz Navidad y un prosperó Año Nuevo. Los quiero... Y creanme cuando les digo que amo sus comentarios, los leo mil veces y en serio... Valoró mucho él tiempo que me dedican.
Los personajes pertenecen a Naoko Takeuchi, yo solo escribo por diversión.
Besos.
Damely Frost.

Capítulo 11

Seiya despertó con un terrible dolor de cabeza, apenas si podía recordar como es que llegó a su casa. Miró a Serena plácidamente dormida a su lado, se veía tan bella y sensual, con la sábana cubriendo su desnudo y esbelto cuerpo, que deseó hacerla suya nuevamente.
Se levantó de un salto y cubrió su cuerpo con una bata, se metió bajo la ducha helada en un intentó desesperado por ahogar ese deseo.
Salió perfectamente vestido con sus impecables trajes de oficina y la dejo, sintiendo una extraña sensación de vacío en su pecho, como si dejará algo muy preciado.
— Descansa Bombón. — Murmuró lanzando un besó en el aire y cerro la puerta, antes de que siguiera su impulso de meterse con ella en la cama.
Bajo las escaleras y se dirigió a la cocina, ahí estaba Lita preparando el desayuno, tan eficaz como siempre.
— ¡Buenos días Lita! Me puedes servir un café negro y una aspirina. Me esta matando el dolor de cabeza. Me lo llevas a la biblioteca, por favor. Y por favor que mi desayuno sea lo más picante posible. — Dijo con cara de pocos amigos.
— Si... En un minuto te lo llevo. — Respondió mirándolo compasivamente, en todos los años que llevaba trabajando para él, nunca lo había visto beber hasta perder la conciencia, ni siquiera cuando descubrió la traición de Reih.
***
Seiya bebía su café pausadamente mientras contemplaba la foto de una hermosa chica de cabellos rojos como fuego y mirada dulce. Una lágrima resbaló por su mejilla y la limpió con rabia, tratando de ahogarlas, pero le fue imposible contenerlas por más tiempo y dejó que corrieran libremente, mientras besaba el retrato.
— Prometo que te vengaré, y él culpable de tu muerte no quedará sin castigo. No me importa lo que tenga que hacer, o sobre quien tenga que pasar. Te juró que tu muerte no quedará impune. — Dijo con dolor, colocando la foto en el escritorio, después se levantó y salió de la biblioteca.
— ¡Andru! Por favor ten listo el auto, salimos tan pronto terminé de desayunar. — Asintió y se fue a cumplir la orden.
~~~
— Seiya, mi amor... Ya esta listó el desayuno. — Dijo Serena con voz alegre, entrando en la Biblioteca, pero Seiya no se encontraba ahí, se dio la media vuelta e iba a salir pero algo llamo su atención y regresó sobre sus pasos.
Sobre el escritorio estaba el retrato de una hermosa chica pelirroja, que se encontraba abrazando a Seiya, lo tomó en sus manos y lo observó detenidamente... ambos sonreían alegremente, sus miradas eran de una total felicidad, como si sólo existieran ellos dos, y la vida fuera maravillosa. Una punzada de celos mordió su corazón, sintiéndose en desventaja ante ella, era elegante y sofisticada, de forma natural, sin pretenciones, en cambio ella no pasaba de ser una simple empleada, sin ningún tipo de atributos. Pensó sombría.
— ¿Qué haces aquí? ¿Quién te dio permiso de entrar— Preguntó Seiya a sus espaldas con voz molesta.
La voz de Seiya la sorprendió y brincó asustada, soltando la foto, que al caer al suelo se hizo pedazos.
— ¡Mira lo que has hecho! — Dijo haciéndola a un lado con brusquedad, y acercándose a levantar la fotografía, contemplándola con dolor. — ¡Sal de aquí! Y no quiero que vuelvas a entrar, nada tienes que hacer aquí. — Dijo guardándose la fotografía en su saco.
— Yo... Sólo vine a decirte que el desayuno esta listo... Lo siento... No fue mi intención romperla. — Dijo al borde del llanto.
Seiya sintió que algo se rompía en su interior, al ver sus ojos con lágrimas bordeando en ellos, y su forma como mordía los labios para contener su llanto.
— No voy a desayunar. Sal por favor. — Dijo dándole la espalda en señal de que la conversación había terminado, no quería que viera lo mucho que le afectaba ver su carita triste.
Serena salió en silencio y se dirigió a la cocina, estaba claro que Seiya adoraba a esa chica y que ella no tenía la mínima posibilidad de que sintiera una pizca de ese amor, ella soló era un reemplazo en lo que ella reaparecía.
— ¿Te ocurre algo Serena? — Preguntó Lita.
— No... Nada, este... Sacaré al jardín a Luna y su familia. — Dijo escondiendo su mirada de la de Lita, ella era demasiado perceptiva y se daría cuenta de que estaba sufriendo.
— Serena... Si quieres hablar, sólo dime. — Dijo sonriendo comprensivamente.
Serena asintió y subió a la recámara de Seiya, tenía que regresar sus cosas a su antigua recámara, sólo así saldría menos lastimada, sabía que debía irse, no solo de su recámara, también de la casa y de su vida, pero no quería hacerlo, lo amaba, y había hecho el amor con él, aceptaba lo que le daba sin exigir nada más, que sus besos y caricias, y tal vez un poco de cariño, pero en esos momentos no podía estar en su misma recámara.
~~~
— Andru, ¿Qué paso con mi auto? El que deshicieron esos rufianes. — Preguntó con interés, tal vez había noticias de él canalla del que se quería vengar.
— Esta en el taller, la aseguradora pagará todo. Por cierto... ¿Porqué me arrebataste las flores que me pediste? — Preguntó estudiando su respuesta.
— ¡Ah eso! Púes no le ví ningún sentido dárselas. A final de cuentas ella se ira tarde o temprano. — Dijo fingiendo indiferencia.
— ¿No será que te dieron celos? — Preguntó con suspicacia.
— ¿Celos? ¿Porque habría de sentir celos? — Dijo con voz lo más normal que pudo.
— Porque la amas. — Dijo con tranquilidad.
— ¡Yo no la amo! ¡Estás loco! — Respondió tratando de convencerse más a si mismo de eso que a Andru.
— Seiya... ¡Claro que la amas, y sentiste celos de las flores que le envió ese Príncipe. Sólo que no lo quieres reconocer, y esta bien si eso quieres creer, hazlo, sigue engañándote a ti mismo y deja ir la oportunidad de ser feliz junto a ella, sólo te pido, que no la engañes, y no la hagas sufrir, ella no lo merece. — Dijo Andru y Seiya lo miró perplejo.
— ¿Te gusta? — Preguntó ansioso.
— Es una chica linda y noble, no merece pagar por lo que Reih te hizo. Así que si no la amas y no le ofrecerás nada que duré, es mejor que la dejes ir. — Respondió.
— Lo siento Andru, no puedo ofrecerle nada, pero no puedo dejarla ir, la necesitó, y no me preguntes porque. — Dijo y miró a otro lado, para no seguir hablando.
— Te aseguró que ese Príncipe, si hará hasta lo imposible por estar con ella, y sólo tú seras el responsable de perder lo mejor que te ha pasado en la vida. — Dijo Andru moviendo la cabeza con pesar y Seiya al oír sus palabras se sumió en sus pensamientos.
~~~
Serena estaba en el jardín, acostada en la hierba, con los ojos cerrados, dejando que las lágrimas resbalaban de ellos, desahogando su dolor.
— ¿Puedo ayudarte en algo? —
Ella abrió los ojos asustada, y su mirada se encontró con los grises ojos del Príncipe Diamante, que la miraban con preocupación.
— Uno puede acostumbrarse a esta vista. Una bella chica recostada en la hierba, suele ser muy tentador. — Dijo recorriendo su esbelto cuerpo con mirada de admiración.
Serena se incorporó y él la ayudó a levantarse, limpio sus lágrimas con su mano y la miró tratando de encontrar la causa de su tristeza.
— ¡Príncipe Diamante! ¿Qué hace aquí? — Dijo con una sonrisa de fingida alegría.
— Aparte de venir a contemplar tu belleza... Vine a ver al joven Kou. Ya que tenemos negocios entre manos. — Respondió guiándola al interior de la casa, aceptando su sutil negativa a confiarle sus penas.
— ¡Oh! Eso... Seiya no se encuentra, y creo que los negocios los trata en su trabajo y no en su casa. —
— Si... Lo se... Pero es un pretexto para verte mi Hermosa Reina Serenity... Si.. Creó que así te llamaré, para mi eres mi Reina. — Dijo sonriendo ante el rubor que cubrió sus mejillas.
— Yo... Este... Creó que se quedaron mis bebés. — Dijo mirando a Luna que estaba tomando el sol junto a Artemís y Diana.
— Me doy cuenta que te gustan los gatos... Pero debo decirte que ellos son unos animalitos muy independientes, se meterán cuando tengan ganas, no te preocupes. —
— Hmm... Tal vez tienes razón... Sabes... Envidió un poco a Luna. — Dijo señalando a la gata negra.
— Envidiarla... ¿Porqué? — Preguntó con curiosidad.
— Porque Artemís... — Dijo señalando al gato blanco. — La ama demasiado... la cuida y la protege con su vida si es necesario. Y eso es algo que no cualquiera hace, admiró a ese animalito. — Respondió tristemente.
— Yo lo haría por tí. — Le respondió mirándola a los ojos, después la tomó por la barbilla y añadió. — No dudes que conquistaría millones de galaxias solo por verte feliz y obtener tu amor. — Dijo con seriedad y ella supo ver en sus ojos que le decía la verdad.
— Yo... No por favor... No lo digas. — Y salió corriendo metiéndose en la casa sin mirar atrás.
Diamante la miró con tristeza y dándose la vuelta se dirigió hacia dónde lo esperaba su hermano en el auto.
— No entiendo porque te has obsesionado tanto con ella, puedes conseguir mujeres mas bellas y sofisticadas. — Le dijo con desdén.
— Pero no me interesan las mujeres bellas y sofisticadas, me interesa ella, porque ella es distinta a todas las demás.
— ¿Qué puede tener de distinto? Para mí es alguien común y corriente. No te niego que es bonita, pero nada espectacular. — Dijo él Príncipe Zafiro con voz fastidiada.
— Ella es bella y dulce, su sencillez la hace perfecta ante mis ojos, sus azules ojos son cómo un lago de aguas dulces y apacibles, en el que puedes descansar, no le importa mi dinero, si así fuera ya se abría arrojado a mis brazos. — Dijo subiendo al auto.
— Tal vez soló es muy astuta, y quiere acrecentar tu interés. — Dijo  Zafiro mirándolo con desaprobación.
—No Zafiro, ella es diferente a todas esas. — Respondió con voz segura y subió su auto.
Zafiro rodó los ojos resignado, y entendió que entre mas obstáculos hubiera entre su hermano y esa chica, más lo tendría encaprichado.
~~~
Seiya no podía olvidar el dolor que sintió al ver la cara de tristeza de Serena, se sintió muy culpable por hacerla sufrir, y luego las palabras de Andru, no dejaban de retumbar en su cabeza, le habían producido un gran malestar, pero no debía distraerse de su plan, cuando por fin estaba a punto de concretarlo, no podía dejar que se arruinará por sentimientos confusos, debía recordar lo prometido en la tumba de su hermana, no debía desviarse.
Con esos pensamientos pudo concentrarse en su trabajo, cuando por fin despegó la mirada del ordenador pasaban de las 8:00 p.m. así que se estiró perezosamente y tomando su saco se dirigió a su hogar.
Subió a su habitación esperando encontrar ahí a Serena, eran pasadas las nueve, debería estar dormida, pero la cama estaba vacía, sintió un punzón en el pecho, un sentimiento que empezaba a ser habitual en él.
Bajo las escaleras corriendo angustiado, no sabía a donde dirigir sus pasos, pero no podía soportar la idea de que se hubiera marchado.
Un impulso lo llevó a su antigua recámara y al verla ahí dormida en posición fetal, sintió un nudo en la garganta que trató de disipar, se acomodó junto a ella y la abrazó por la espalda, besando sus cabellos, aspirando su aroma suave y delicado, la acomodó en su pecho y cerró los ojos, relajándose con él suave vaivén de su pecho, se durmió con ella en sus brazos, se sentía feliz, y eso era algo que no pensaba analizar, sólo disfrutaría el momento.
~~~
— Seiya... Necesitamos hablar contigo...— Dijo Taiki entrando a su oficina, Seiya lo miró con fastidió, últimamente las personas tenían la mala costumbre de irrumpir ahí sin anunciarse como si estuvieran en su casa, pensó disgustado.
— ¿Qué ocurre? — Preguntó.
— Él Príncipe Diamante, accedió a ser nuestro socio. — Dijo Taiki feliz.
— Y... ¿Eso que tiene que ver conmigo? Él que lleva las acciones del banco eres tú... Y Amy, nunca me has tomado en cuenta para las decisiones con los socios, no veo porque lo haces ahora. — Contestó con indiferencia.
— Claro... A tí no te importa, pero no te molesta recibir las ganancias. — Replicó Taiki molestó.
— Lo que Taiki quiere decir, es que él Príncipe Diamante, a puesto como condición, para firmar con nosotros, una cita con tu "Protegida" por eso te lo dice. Y por eso es que de te esta tomando en cuenta. — Contestó Yaten.
— ¡Nunca!  ¡Eso es imposible! ¡Jamás accederé a eso! — Contestó con vehemencia.
— ¿Porqué te importa tanto? ¡Ella es sólo una oportunista! Ahora tendrá alguien más que la saqué de la miseria en que vive. — Gritó Yaten.
— ¡No! Él solo se burlará de ella. — Grito Seiya también.
— ¡Te enamoraste de ella! — Exclamó Taiki con incredulidad.
— Sabes bien que yo jamás me voy a enamorar. No hasta vengar la muerte de nuestra hermana, su asesinó debe pagar por lo que hizo. — Grito.
— Ella se suicidó... Seiya... ¿Cuándo lo vas a entender? — Respondió Yaten alzando la voz.
— ¡No! Ella no se suicidó. Kakyuu estaba bajo los efectos de las drogas, y fue ese tipo quién la inició en ellas, él la llevó a su perdición. Él es su asesinó. — Replicó Seiya.
— Ella fue la que accedió a probar las drogas, fue débil, no le importó nuestro cariño, ni más advertencias que le hicimos. Ella es la única responsable. — Dijo Taiki.
— ¡No! Fue culpa de ese tipo, la uso, solo quería su dinero, y cuando hable con ella, y le dije que jamás aceptaría que se casará con él, la abandonó, y ella no pudó soportar su abandonó. Las alucinaciones propias de su adicción la obligaron a saltar por la ventana... Estaba enloquecida de dolor. Él fue él responsable. Y lo haré pagar por todo él daño que le hizo a nuestra hermana. — Gritó llorando de rabia y dolor.
— Seiya... Eres un necio, ella tenía valores y principios, y no le importaron, accedió a todo lo que ese tipo le pidió, y no quiero no imaginar las terribles cosas que hizo por él... Respecto a tu "protegida" ¿No has pensado que ella si quiere estar con él? — Le preguntó Taiki.
— ¡No! ¡Ella jamás aceptará eso! ¡Es mejor que olviden esa idea. —
— Deja que nosotros hablemos con ella... Estoy seguro que accederá, esta en deuda contigo, y no se negará. — Dijo Yaten. — Nos vemos... Solo era para comunicártelo, por cortesía, pero hablaremos directamente con ella. — Le dijo Yaten y salieron de la oficina, dejando a Seiya con los puños apretados por él coraje.
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Seiya iba tan molestó que le pidió a Andru que lo dejará en el mismo bar de la noche anterior.
— Llevate el auto y regresas por mí en taxi, ya que aquí esta mi otro auto. No tardes. — Dijo entregándole las llaves del primer auto, y entrando al bar.
— ¡Hola! Sirve lo más fuerte que tengas, y doble... Por favor. — Le dijo a Nicolás.
El joven lo vio y al reconocer al chico de la noche anterior sonrió compasivo y le sirvió la orden.
— ¿No se arregló con su chica? — Dijo por fin pasadas dos bebidas más.
Seiya sonrió con ironía y respondió.
— Mi chica... Ni siquiera es mi chica... Y no se que hacer... Soy un estúpido. —
— Pero... ¿Cómo es que dices que vive contigo y no es tu chica? —
— Larga historia... No quiero hablar de ella... Sólo se que me tiene hecho un loco, y eso me asusta... No se que hacer... — Dijo moviendo la cabeza mientras pedía un tercer trago.
— Pues no se que decirte... No soy un experto en el amor, pero sólo puedo decirte, que disfrutes lo que tienes... Deja que el mundo ruede. — Respondió Nicolás.
Seiya asintió con la mirada pérdida y pidió varias bebidas más.
Cuando Andru entró se dirigió hacia él y lo cargó, ayudado por Nicolás y lo llevó al auto, Seiya iba inconsciente.
Andru pagó la cuenta y se fue rápidamente.
— Eres un tonto Seiya, no se porque te complicas la vida, si sabes que solo serás feliz a su lado. — Dijo con pesar.
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Bueno esperó que les haya gustado, y ya rebelé él misterio de la hermana de Seiya, no se sí lo esperaban.
Bueno Feliz Navidad... Disfruten a su familia.
Dam Frost.

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