IV

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Asegurándome de cojer todas mis cosas, me dispuse a salir por la puerta del pequeño transporte. 

Una vez me vi fuera, mi primera reacción fue agarrar la chaqueta en mi mochila y colocármela como pude mientras caminaba. Hacía mucho frió, pero por suerte no estaba lloviendo.

En un intento por calentarme, sople reiteradas veces mis manos mientras las friccionaba en busca de calor. Seguía con un paso apresurado, intentando no quedarme atrás o no molestar a los demás estudiantes, ya que me encontraba posicionado en medio de toda una multitud, donde todos caminaban con paso constante y dirigidos seguramente por un profesor en la parte delantera de todo. 

Debido a mi torpeza no quería desviar la mirada del suelo, por miedo a tropezarme y ser brutalmente pisado por mis compañeros, pero el deseo de ver al azabache fue mayor, haciéndome mover frenéticamente mi cabeza de un lado a otro mientras intentaba averiguar su paradero.

Pasó el tiempo y no me estaba resultando nada fácil, ya que debido a mi baja estatura, no veía más allá de un gran numero de espaldas y hombros....Aún así, con la ferviente voluntad de no rendirme intente desesperadamente seguir buscando esa característica cabellera negra.

Así pasaron dos, cinco, hasta diez minutos..., y cuando estaba a punto de darme por vencido, un cruel pensamiento pasó por mi mente. Y es que "¿Qué se supone que haga cuando lo encuentre?" El haber podido establecer una conversación agradable hace unos minutos no me asegura que el otro requiera de mi presencia, como yo la de él.

Y todo eso, sin decir que puede que yo fuese el único que disfrutará tal charla, puede....No, lo más seguro es que él sólo lo considero como una forma de matar el aburrimiento o como una molesta plática.  

"Seguramente ya se haya hasta olvidado de mi"-pensé triste mientras sentía como mi corazón se estrujaba. Notaba como mis ojos se empezaban a aguar, haciéndome ver como un gran y estúpido iluso. Se supone que sólo lo conozco de hoy ¿Porqué me siento así?.... ¿Por que duele tanto? 

Había dejado mi búsqueda mientras que ahora mantenía la mirada fija en las suelas de mis zapatos, de repente sentí como innumerables gotas de agua caían del cielo, mojándome por completo mientras que lentamente se juntaban con las lágrimas que se habían acumulado debajo de mis ojos.

Sentía el revuelo de las personas a mi alrededor, todas apurándose en coger y agarrar un paraguas... Y después estaba yo, sintiendo una corriente de escalofríos recorrerme por toda la espiran dorsal mientras mis botas se llenaban de agua. Porque aunque tuviera un paraguas en mi mochila, en estos instantes consideraba a la lluvia más una ventaja que un inconveniente, ya que con sus frías gotas, tapaba y disimulaba mis lágrimas.

A los pocos segundos, sentí un empujón proveniente de mi derecha, haciéndome perder el equilibrio y provocando que por ende me resbalará con un gran charco de agua. Con los ojos cerrados esperé el inevitable impacto con el suelo, sorprendiéndome, al notar una fuerte calidez y una superficie cómoda en vez de la frialdad del mojado y duro terreno

¿Se puede saber que pasa? ¿Desde cuando hay suelos tan acochados?-pensaba notoriamente confundido por todo el frió y la humedad que presentaba mi cuerpo. Más una simple palabra me hizo reaccionar al momento, provocando que mis ojos se abrieran al segundo en clara muestra de sorpresa.

-Tsuna-oí como una voz severa y pícara me llamaba, reconociéndola al minuto debido al gran efecto hipnótico que tuvo en mi desde la primera vez que la escuché, siendo solamente hace algunas horas.

-Dame Tsuna ¿Estas bien?-me volvió a hablar con cierto rastro de preocupación en su voz. No fue hasta que formuló esa pregunta, para que me diera cuenta de la situación en la que me encontraba.

Ónix y Miel {R27} KhrWhere stories live. Discover now