• un padre que manda •

45 5 0
                                    

Los días pasaron y con ello las ganas de vivir de Dean. Ni con su nana comía. Dejó de comer y si lo hacía era algo mínimo a punto de entrar en la anorexia. Dejó de comer sus tres comidas para solo beber agua y eso estaba preocupando a Sarah. Entró en depresión y solo podía hacer que su nana y su madre se preocuparan más. Dejó de asistir todos los días a la escuela, primero eran dos días hasta excederse faltando dos semanas seguidas. Ya no le importaba el regaño y golpiza que le daría su padre, total no hacía la diferencia. Una rayita más al tigre.

-Dean llamaron de la escuela- dijo su madre

-Ajá- afirmó revolviendo su comida -Ya se dieron cuenta que hubo otra golpiza-

Pero recibió un golpe con un plato haciendo que la sopa caliente se derramara en su cuerpo haciendo que gritara de dolor.

-No estoy para tus bromitas Dean- gruñó Bernard

-Lo siento- susurró tomando su servilleta y secando su piel.

Su piel ardía y de seguro pronto tendría bolsas de agua y de solo imaginárselas dolía. Quizo gritar, quizo llorar pero tendría que esperar al final de la cena para ir a su armario. Donde permitía que su corazón se desahogara por todo el dolor que llevaba. Porque diez años en ese infierno donde su padre le hacía la vida miserable, donde su madre le permitía todo a su padre era suficiente dolor para un chico de quince años.

-En lo que estábamos...- dijo su madre como si nada -Llamaron y dijeron que haz dejado de ir a la escuela-

-Lo sé- afirmó Dean y no vio a su padre acercarse y gruñirle justo cuando tiró de su cabello hacia atrás -S-Suéltame por favor- suplicó

¿Porque tenía que tener un padre así? ¿Porque su padre era así con él? ¿Porque no podía ser como los de Asher? Porque si Dean tendría que separar su entorno entre bueno y malo...en realidad sería muy malo, definitivamente pondría a Sarah en el top en el grupo de buenas personas seguido de Asher y luego los padres de este. Y era bastante obvio a cual grupo su padre y su madre pertenecían.

-No te voy a soltar porque al parecer tengo que recordarte quien es el que manda aquí- volvió a gruñir entre dientes.

-Bernard...- advirtió Clara desde su asiento.

-Tu cállate.- dijo viéndola fijamente -Este ha estado bastante alzadito y necesita que mi puño...- tomó a Dean por la mandíbula apretándola haciendo que su hijo siseara de dolor -Le recuerde mis condiciones para que volviera allí- dijo viendo fijamente al chico que temblaba entre sus dedos.

-Señor lo está lastimando- dijo Sarah entrando al comedor. Su tono de voz era puro enojo, odio y mucha frustración.

-¿Ah tu crees?- preguntó como si nada

Sarah se acercó rápidamente cuando la fuerza en la mano del alfa se incrementó haciendo que a su niño se le escapara una lágrima. Se debatió entre ayudarlo y dejarlo así y se decidió por la primera sin pensar mucho en las consecuencias. Sus manos forcejearon con las del alfa y por primera vez se sintió feliz porque su niño también estaba forcejeando para liberarse de su verdugo. Hasta que logró separarse pero nadie vio las intenciones de Bernard de golpear el rostro de Sarah.

-¡N-Nooo!- gritó Dean al ver a su nana en el suelo con la mano en la nariz -¡Eres un idiota! ¡Ojalá y te mueras!-

-¡¿Ojala y me muera?!- gritó enojado y tomó a Dean del brazo y lo arrastró escaleras arriba sin ninguna oposición. El pelirrojo sabía lo que le esperaba.

Su piel ardía, su cuerpo dolía como si un camión se hubiese estacionado encima de él. Y es que su padre no le daba tregua, golpeándolo y hasta casi dejarlo inconsciente. La debilidad se apoderó de él cuando ya sintió los primeros golpes y se desmayó.

Sarah lo trajo de vuelta con alcohol y con lágrimas se dedicó a curarle las heridas.

-Mi niño no puedes seguir así...- suplicó con pesar -Trata de no contestarle...él está mal pero como todo alfa no lo aceptará.-

Dean soltó una sonrisa sarcástica y negó -Él me pega y yo soy el malo-

-No mi niño pero si podemos evitar estos golpes...- tocó con cuidado la ceja herida haciéndole sisear de dolor -lo siento-

-¡Pero ya estoy alto de estás mierdas!- se quejó el pelirrojo -Por cualquier estupidez me está pegando y ya no lo aguanto- susurró mientras limpiaba una de sus mejillas. El dolor físico no era tanto como el dolor emocional que sentía.

-Lo sé mi amor pero no podemos hacer nada-

-Desde que tengo cinco años te he pedido encarecidamente que me lleves contigo. No me digas que no podemos hacer nada-

-Por favor no me reclames porque sabes de lo que tu padre es capaz. Yo no importo, importas tu y si él quiere puede ser mil veces peor de lo que ha sido-

Dean suspiró, su nana tenía toda la razón. Su padre de seguro buscaría a su nana y la mataría y él estaba seguro que no viviría sin ella por culpa de su padre o alguna imprudencia de él. La conciencia no lo dejaría en paz.

-Podrías hacerme un favor...- preguntó acomodándose en la cama con una mueca de dolor en su rostro. Sarah asintió -Podrías ir a esta dirección...- Sarah buscó con su mirada un bolígrafo y una hoja y se lo entregó -Y entregar esto...- escribió en otra hoja y la dobló antes de que Sarah tan siquiera le entrara la curiosidad de ver que era lo que decía la nota.

Su nana terminó guardando las dos hojas en su bolsillo rápidamente cuando vio que la alfa madre de Dean se digno en aparecer. Sarah sentía frustración, coraje y hasta impotencia porque en su mente no podía concebir como una madre no le importara su hijo. Clara se paró frente a la cama de Dean viendo como este la veía con dolor pero a la vez con reproche.

-¿Estás bien hijo?- preguntó ella mientras sus dedos se veían intranquilos jugando entre sí.

-Mhm...- dijo apartando su mirada de la de su madre.

Él no sentía esa sensación que sentía por su nana. Su madre para él, era un cero a la izquierda. La amaba sí pero no tanto como a su nana quien verdaderamente fue quien lo cuido desde recién nacido. Cuando su padre lo maltrataba ella no hacía nada, incluso las muchachas del servicio se indignaban más que ella. Clara solo callaba y observaba como su hijo era agredido por su padre con tal de no perder un cuenta bancaria.

-Hijo...-

-Sí, lo sé. "Tu sabes que estoy en contra de lo que te hace pero no puedo hacer nada"- repitió como si fuese un robot.

Su vida se resumía a golpes y constantes "yo no puedo" de las personas que se supone que debían cuidarlo. Solo esperaba conocer, de una vez y por toda, a su pareja predestinada y que se lo lleve lo más lejos posible. Lejos de una vida miserable y sufrimiento diario. Porque sí, Dean aguardaba ansiosamente por su pareja predestinada que lo librara de ese sufrimiento y lo llevara tan lejos como fuera posible, aún así teniendo quince años.

-Sí Clara...un "lo siento"- dijo haciendo que su madre lo viese con ojos culpables.

-Señora será mejor que lo dejemos descansar- Sarah caminó hacia ella mientras le señalaba la puerta y Clara asintió.

-No tu no Sarah...- suplicó Dean mientras amarraba su cabello.

Sarah esperó en la puerta hasta que Clara desapareció con el rostro acongojado. La nana volvió a donde Dean y le prometió que iría al lugar que él le había pedido. Y así, con un Dean dormido Sarah pasó toda la noche acariciando y velando el sueño de su niño.

——————————
Hola hola mis amores

Luego de 4 años vuelvo y con 2 metas. Terminar esta y otra historia que se merecen un final para luego estaré comenzando una nueva

_ + a = _       •Sam y Dean• #IO2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora