_ + a = _ •Sam y Dean• #IO2

•un 1268•

Jamás pensó que dependería tanto de una persona y menos del alfa que lo había maltratado tanto en el sexo. Su cabello estaba enredado, sus labios extremadamente rojos, y ni hablar de sus muñecas y su cuello. Desde aquella noche que el alfa le había dicho que lo quería cada noche a escondidas se escapaba para encontrarse con el misterioso alfa y todas eran para una descarga del alfa. La mayoría de las veces eran a orillas de la carretera o cuando su pareja lo deseaba.

-Recoge todo este desastre- pidió autoritario Jason antes de desaparecer de la habitación.

Dean dio una rápida mirada alrededor y con un suspiro comenzó a moverse. Las sábanas blancas desparramadas por toda la enorme cama, las almohadas con pequeñas gotas de sangre en ellas y toda su ropa esparcida por todo el suelo. Miró la ropa interior de encaje verde oscuro, que Jason le obliga a ponerse ropa interior de mujer, encima de la cama y sus pensamientos se alzaron en su mente. Quería que Jason le tocara con más delicadeza, con más cariño, con más amor. Moría por una caricia en su mejilla y besos por toda su piel, quería recordar como se sintió con Asher su primer vez. Quería que Jason amara tocar cada rincón de su piel, que amara estar con él luego de tener relaciones, quería sentirse amado como se sentía con su eterno amor. Pero solo obtenía una sola cosa, desprecio.

-Si supieras que te estoy empezando a amar.- susurró tomando su ropa interior.

Deslizó la diminuta ropa interior por sus piernas terminando en sus caderas volteándose al espejo que había de cuerpo completo en la habitación. Sus caderas se veían lindas en ese encaje y ese color hacia que su piel resaltara junto a sus pecas. Pasó sus manos por su cabello peinándolo dejando descansar las puntas de este en la vuelta entre el final de su espalda y el comienzo de sus nalgas. Sonrío al espejo, le gustaba, muy en el fondo de su corazón le encantaba verse con lencería y hubiese jurado que si Asher seguiría con él muchas veces lo hubiese sorprendido con diferentes conjuntos.

-Que rico huele este lugar- dijo la rubia recostada del marco de la puerta -Me fascina que el olor a sexo de Jason se mezcle con el tuyo. Es tan...- inhaló profundamente con sus ojos cerrados y una pequeña sonrisa en sus labios -malditamente delicioso-

-Y-Ya me voy- susurró tomando su celular de la mesita de noche.

Dean necesitaba huir cuanto antes de esa habitación si quería terminar la noche bien. Ya sería la segunda noche en esa semana, que luego de que Jason estuviera con él, Phelicity quería jugar con él. No soportaba las manos de esa alfa en su cuerpo, manoseándolo y apretándolo fuertemente. Aunque con ella no se llegaba más allá de juegos y de ella frotarse contra su ingle no le gustaba. Simplemente se quedaba callado y accediendo las intrusas manos si no quería su piel amoretada. Porque ambos alfas, al parecer, les gustaba mucho ponerlo al límite.

-No lo harás- la rubia caminó decidida hacía el chico que tan pronto la vio caminar hacia él su piel se erizó.

Phelicity comenzó a desabrochar la camisa negra de botones bajo la mirada sin expresión de Dean. Al parecer el lobo de cristal, que servía como adorno en la mesa de noche, era mucho más interesante de lo que estaba por pasar. Dean solo había activado una función en su cerebro que bloqueaba lo que estaba pasando. La alfa deslizó sus dedos por el pecho del otro alfa llevándose con ellos la camisa hasta caer al suelo.

-Hoy quiero probar algo diferente- dijo sin esperar respuesta -quiero ir más allá. De todas formas me lo merezco ¿no?-

Dean no había escuchado nada de lo que ella había dicho. Estaba tan metido en sus pensamientos, tan metido en lo que había pasado hacía unos minutos atrás con su alfa. Que solo el golpe en su mejilla lo había sacado del trance que se había obligado estar. Su mejilla ardía y llevó su mano a sus labios ahogando un quejido. Su mejilla y sus rodillas, que habían tocado el suelo precipitadamente, dolían y quiso llorar. A duras penas logró no hacerlo. Sabía que a esa alfa no le gustaba que llorara.