Lauren dejó escapar un suspiro de resignación y tiró del brazo de Camila —: Vamos, tú —. Se dejó arrastrar de la comodidad de la cama y ser empujada hasta el baño—: Trae toallas —ordenó Lauren.

Cuando regresó, Lauren se inclinaba sobre la bañera de porcelana, ajustando la temperatura del agua con aplicación. Observando su forma ágil Camila se rió por lo bajo—: Esto es lo que yo llamo una habitación con vistas —. Moldeó su cuerpo más largo contra la piel suave de la reportera, disfrutando intensamente del aroma almizcleño pegado a sus cuerpos. Con un gemido profundo mordisqueó la tierna unión del cuello y el hombro de Lauren, que respondió con otro gemido. — ¿Te he hecho daño?

Como respuesta, Lauren se arqueó aún más en el abrazo e inclinó la cabeza hacia atrás para encontrarse con los labios de Camila en un beso devorador que las dejó sin respiración a ambas.

—Supongo que no.

Lauren abrió los grifos y el agua rugió contra el esmalte. Sin decir una palabra, guió a Camila hacia la ducha, colocándola bajo el chorro. Un brillo seductor iluminó los ojos de Lauren mientras hacía espuma con el jabón—: Me moría de ganas de hacer esto contigo —confesó.

— ¿Lavarte las manos? —preguntó Camila haciéndose la tonta.

Esos ojos verdes se entrecerraron y brillaron un poquito más ante la broma.

—Créeme, Camila. No te interesa jugar de este modo.

— Y ¿qué modo es ese? —dijo la mujer con una sonrisita.

Tú lo has querido —Lauren se encogió de hombros y apartó a Camila de un pequeño empujón, de forma que ahora ésta se encontraba detrás del chorro de agua.

La ducha ocupaba un espacio generoso, dejando mucho margen de maniobra; y la reportera parecía decidida a utilizar cada milímetro para sacar de quicio a Camila. Dejó el jabón en su sitio y procedió lentamente a enjabonarse, ignorando a la sensual figura que tenía frente a ella. Consciente de la intensa mirada que observaba ávidamente cada uno de sus movimientos, Lauren, con toda tranquilidad, extendió el jabón por los brazos y el torso, ignorando sus pechos deliberadamente, aunque se moría por las caricias de las manos hábiles de su amante. Despacio, pasó las manos por los muslos, sus propios dedos trazando los músculos definidos. Apoyándose en el borde la ducha se enjabonó las pantorrillas, cambiando el peso de una pierna a la otra. Cuando le dio la espalda a Camila y comenzó a deslizar las manos por las curvas de sus caderas hacia las nalgas, ésta gritó pidiendo clemencia.

—Tú ganas —susurró Camila con voz pastosa en su oído, envolviéndola con sus l brazos desde atrás. Se hizo con el jabón y comenzó a recorrer la esbelta figura de Lauren con suavidad.

—Eso ya está hecho —dijo la reportera con una risa gutural.

—Creo que has pasado por alto algunos lugares.

Jugaron bajo el agua durante un largo y lujurioso rato, deleitándose en la sensación resbaladiza de sus cuerpos. Lauren agarró el champú, una mezcla de color blanco lechoso con un limpio aroma a hierbas—: Arrodíllate —ordenó.

Camila arqueó una ceja—: No sabía que fueras ese tipo de chicas.

—Eres una pervertida, Camila Cabello. Quiero lavarte el pelo.

—Qué pesada —murmuró Camila entre dientes. Se arrodilló y permitió que la mujer echara el champú y frotara hasta hacer espuma.

Cuando Lauren acabó, se arrodilló frente a ella y deslizó los brazos alrededor de la cintura de Camila —: Échate para atrás —ordenó. Camila vaciló un momento, después flexionó los muslos y se inclinó hacia el chorro, aclarándose el pelo con las manos. Los fuertes brazos de Lauren rodeaban su cintura sujetándola con fuerza. El pequeño ejercicio de confianza no pasó desapercibido para ambas—: ¿Has terminado? — preguntó Lauren después de un momento.

Lucifer | | CamrenWhere stories live. Discover now