Capitulo 14

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"Esto no puede estar pasando..."

Era el único pensamiento en la mente de ambas mujeres mientras permanecían paralizadas, como en un fotograma congelado por el horror de una confrontación inesperada. Lauren notaba el frío del arma contra la base de su cuello, pero no sentía tanto el frío como el miedo que agarrotaba su estómago. Comenzaba allí y se abría paso rápidamente por todo su cuerpo. El miedo helado iba sustituyendo el pulso de la sangre cálida que corría por sus venas. Su corazón ya tendría que haberse detenido pero siguió latiendo tenazmente, determinado a salir de ésta. Si encontraba su final a manos de Camila, pensó una parte salvajemente desorientada de su mente, sería, en cierto modo, lógico. Había apostado que podría conseguir que Camila la amara lo suficiente de modo que en última instancia, la verdad no importase. Ahora parecía que había perdido. En el silencio subreal que las envolvía, lloró. No por la vida que iba a perder, sino por la muerte de esa conexión sutil que había logrado, por la parte del alma de Camila que estaba matando con esta traición.

El cañón de la Sig la apremió, y la voz exigió de nuevo-: ¿Y bien? Dime por qué no debería matarte.

Lauren se pasó la lengua por los labios repentinamente secos, mirando todavía la pantalla del ordenador. -No es... -. El mundo pasó a toda velocidad ante sus ojos cuando fue levantada de la silla de pie y lanzada contra la pared de enfrente. Cayó con dureza contra la esquina de una mesita situada entre las butacas, y la madera se le clavó en la carne entre los omóplatos. Intentando liberarse del impacto, abrió los ojos con cautela.

Y vio las ruinas del alma de Camila en la tierra baldía de esos duros ojos marrones.

La mujer que se erguía frente a ella era la personificación de todas las pesadillas que había oído sobre el Arcángel. Esta era la mujer que la DEA había creado, traicionado y que ahora quería destruir. La dulce amante que había ofrecido a Lauren su alma con manos temblorosas había desaparecido. Se dio cuenta con el corazón encogido de que lo que había en su lugar era bastante, pero bastante peor que el ángel caído que amaba.

–No – advirtió Camila, inclinándose para fijar la mirada aterrorizada de Lauren con la suya–,no me digas que no te he visto metiendo las narices en mi ordenador, copiando ficheros. Evidentemente soy una verdadera hija de puta, pero no estoy ciega–.

–Deja que te explique –la mente de Lauren volaba frenética, preguntándose cómo podría explicarse. Lo había planeado de forma tan diferente, se suponía que no iba a ser así. Se suponía que todo iba a funcionar entre ellas. Hacía tiempo que había abandonado su meta original, y cualquier pensamiento que hubiera podido albergar de sacar a la luz nada de esto, se había desvanecido con el descubrimiento de esta mujer extraordinaria. Una parte de su corazón gritaba que no era justo, no cuando estaban tan cerca...

"¿Tan cerca de qué? ¿Qué pensaba yo que podría construir sobre una mentira?"

Camila estaba hablando, y Lauren se preparó para las acusaciones que seguro vendrían a continuación.

–¿Quién eres? No eres un Federal –gruñó Camila, negando con la cabeza–. Los Federales no se follan a sus objetivos –. Esperó un momento, después añadió–: Al menos no con tanto entusiasmo –Ladeó la cabeza, como considerando las posibilidades–. ¿Trabajas para Massala? –arqueó interrogante una ceja, apretando con fuerza el cañón de la Sig entre los ojos de Lauren.

–No –dijo Lauren con voz ronca. Aunque sus pensamientos se iban dando unos con otros en su prisa por correr dentro de su mente, se encontró curiosamente incapaz de hablar.

– ¿Para quién entonces?

–Para nadie–. Como la Sig inundaba todo su campo de visión, no vio venir el golpe. Camila golpeó con fuerza el rostro de la mujer con el dorso de la mano, rompiendole el labio.

Lucifer | | CamrenWhere stories live. Discover now