T R E S

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Al transcurrir un mes de aquella noche donde Hoseok le había comentado a Jimin sobre la leyenda, el pelirrojo comenzó a empeorar.
Faltaba al trabajo, actuaba extraño y casi no hablaba con Jimin, eso le preocupó mucho al peligris. Así que no le quedó otra opción que ir a visitarlo a la casa. Tocó tres veces la puerta y no recibió señal alguna ¿A caso Hoseok se había ido sin él? Imposible.
Volvió a tocar y pudo notar que la puerta no tenía llave, así que dudo dos segundos antes de entrar. Sin más abrió la puerta y se dirigió hacia la habitación de su amigo que obviamente conocía ya que lo había visitado varias veces.

Tocó la puerta y una débil voz lo invitó a entrar. Este ingresó al cuarto y quedó impresionado por el estado en el que se encontraba su mejor amigo. Estaba pálido y delgado, con unas increíbles ojeras acostado en la cama.

¿Q-que te sucedió? Hoseok mírate como estas... —Jimin se sentó en el borde de la cama de Hoseok para poder observar con detenimiento el estado de su mejor amigo.

—Hace unos meses... Me diagnosticaron leucemia. —Hoseok tosió —Ya casi estoy en la última fase de la enfermedad, me fué consumiendo de a poco.

—¿Y ahora qué ocurrirá? ¿Por qué no me lo dijiste? —Los ojos de Jimin comenzaron a derramar lágrimas.

—Tranquilo Minnie, mis padres me llevarán a estados unidos mañana, por eso mismo te pedí que vinieras... — Hoseok volvió a toser y Jimin le alcanzó un vaso de agua que se encontraba en su mesita de luz. — Ésta será una leve despedida, cuando me lleven al médico será para trasplantarme médula ósea, veremos si evoluciono o no, eso lo decidirá mi cuerpo... Pero de todas maneras no quería irme sin despedirme de ti sabiendo que podría no regresar.

Hobi... ¿Y que pasará con nuestro futuro? Nuestros planes de estudiar juntos en la universidad, graduarnos y ser felices descubriendo el mundo...—Jimin secaba sus lágrimas pero era en vano ya que volvían a salir una tras otra. —No es justo...

—La vida no es justa Minnie pero debemos acoplarnos a ella. —Hoseok también soltaba pequeñas lágrimas pero a pesar de las cosas que estaba viviendo él era demasiado fuerte.



[...]



Los días pasaron extremadamente rápido, la vida sin Hoseok no tenía sentido, Jimin se pasaba todo el día durmiendo o en la gasolinera, haciendo dinero para ahorrar e irse lo antes posible. Solo faltaban cuatro meses para que su aburrida vida cambiara.

En cuanto al pueblo, más personas desaparecían conforme los días pasaban, muchas se iban por su cuenta. Pero lo que más llamó su atención es que nuevas personas llegaban al pueblo, la mayoría parecían ser personas de mayor edad y con mucho dinero buscando un lugar calmo donde vivir.

Su vida dió un giro inesperado cuando se enteró que su mejor amigo había fallecido a causa de la leucemia. Ese día se sintió más solo que nunca, no tenía padres, familiares, amigos y mucho menos pareja... Estaba sólo en este mundo, sólo en ese maldito pueblo vacío.
La mañana en la que se enteró que Hoseok había fallecido no hizo nada más que llorar y gritarle al cielo que quería morir, quería irse con él para ya no sentir ese vacío en su pecho.
No podía ir hasta estados unidos en donde sería el funeral de su mejor amigo debido a que el poco dinero que había ahorrado lo gastaría en New York, cuando cumpla las metas que se había propuesto con su amigo. Eso lo entristeció aún más, no se pudo despedir de él.

Conforme los días pasaban su vida se tornaba gris, ya no veía las pequeñas cosas de la vida que le daban felicidad. Las flores que antes solía tener en su jardín se habían marchitado junto con sus sonrisas y sus ganas de seguir viviendo.

Y allí se encontraba, sentado detrás del mostrador a las dos y media de la madrugada, esperando a que alguien se digne ir a comprar algo. 
Mirando por el gran ventanal como la lluvia caía, y la vida se tornaba en cada momento más triste.

Se sobresaltó al oír el ruido de la puerta del lugar abrirse, dejando entrar a un hombre con un gran abrigo, un cubrebocas negro y una gorra del mismo color. Llevaba un bolso colgando de sus hombros y unos guantes negros en sus manos.

—Buenas noches... ¿Qué necesita? —Dijo Jimin con su voz sin expresar algún tipo de sentimiento, apagada y aburrida.

El desconocido se quitó el cubrebocas y la gorra dejando a la vista unos finos labios rosados y una hermosa piel pálida.
Jimin se quedó encantado con los bellos ojos del hombre frente a él, hasta creyó sentirse atraído.

—Buenas noches, soy nuevo en el pueblo y quería preguntarle si no conoce la casa de la familia Kim... —La voz de aquel hombre sonaba grave y muy intimidante. —Es que gracias a la lluvia estoy algo desorientado.

Si... La familia Kim. —Jimin hizo memoria, la casa de Taehyung era la única que conocía en el pueblo, despues de él no creía conocer a otra familia que se apellidara Kim. —Está a tres calles de aquí, se encontrará con una curva y en la esquina es la casa de los Kim.

Muchas gracias... —El hombre se colocó nuevamente la gorra. —Una pregunta más...

Jimin asintió y miró detenidamente al muchacho frente a el.

—¿No te resulta algo peligroso trabajar aquí a esta hora?

Lo es, pero no queda de otra.

—Tienes razón, entonces nos vemos luego. —Se colocó el cubrebocas nuevamente y comenzó a caminar.

—Un momento... —dijo Jimin. —¿Cuál es tu nombre?

Soy Min Yoongi... —El hombre frunció el entrecejo. —¿Y tú?

Park Jimin.

Nos vemos luego, Park Jimin. —Dicho esto salió del local y volvió a subirse a su auto con una enorme sonrisa en sus labios.

Obviamente Yoongi conocía la casa de Taehyung a la perfección, después de todo eran hermanos, pero tuvo que hacer una parada en la gasolinera para conocer personalmente a su protegido.


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Nota de autor |Una pequeña ilustración de cómo es Yoongi en la historia.

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 ❝Protected❞  ♱  ..  ﹙Yoonmin﹚Where stories live. Discover now