Paseo

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La marcha la lideraban los niños, correteando alegremente a unos cuantos metros de distancia. Soonshim los seguía de cerca, trotando detrás de ellos y dejando completamente olvidados a Taehyung y Hoseok, que cerraban la curiosa comitiva. Habían intentando, en vano, llevar a Shim con la correa, pero en cuanto los dos pequeños comenzaron a correr fue una causa perdida; rendirse y dejar que el animal corriera libremente les pareció la mejor opción. 

—Es rebelde y hace lo que quiere igual que su dueño —había bromeado Hoseok.

Así que ahí estaban los dos, observando desde lejos a sus primitos y a Soonshim, caminando a su propio ritmo. En ese momento Hoseok iba hablando de sus propias mascotas, contándole la historia de cómo los había adoptado, y aunque Taehyung estaba escuchando atentamente, no podía evitar que su concentración se fuera por las nubes cada vez que se volteaba a verlo. Pero, ¿podían culparlo por eso, en verdad? Después de todo, era un simple chico caminando junto al chico de sus sueños, viendo cómo el sol hacía brillar sus bonitos ojos marrones, y aquel bonito hoyuelo que se formaba sobre su labio mientras hablaba, ¡y ni hablar de la sonrisa enternecida al hablar de sus perritos! ¿Cómo podría actuar normal bajo semejantes circunstancias? Ahora, por ejemplo, acababa de descubrir que Hoseok tenía un lunar apenas visible en una mejilla y no podía dejar de mirarlo.

Para su suerte, un ladrido de Soonshim lo regresó a la realidad antes de que Hoseok notara que lo había perdido por unos cuantos minutos. Y si Taehyung se había perdido de algunos detalles del relato de Hoseok por haber estado demasiado ocupado mirando ese lunar tan bonito en su labio superior, el chico nunca lo sabría. La caminata no se prolongó mucho tiempo más luego de eso, y pronto divisaron el pequeño parque del que hablaba Taehyung más temprano. Como si su cuerpo tuviera una mente propia que recordaba la plaza, de repente se sintió tan emocionado como cuando era un niño y lo llevaban allí a pasar la tarde; aquella emoción nueva y conocida a la vez no pasó desapercibida para el mayor, que lo miró con una sonrisa en el rostro.

—¿Aquí sucedía la magia? —preguntó entonces el pelinegro.

—Yo llevaba la magia a todas partes, Hobi —respondió él sin perder el tiempo, ganándose una carcajada—. Pero me gustaba llevar mi magia particularmente a ese árbol.

Al decir aquello, señaló uno de los tantos árboles de la plaza, su lugar favorito de todo el parque. A pesar de que aquel espacio verde y frondoso ya no lo era tanto como durante su niñez, el árbol se mantenía erguido y orgulloso, tan magnífico como siempre. 

—Obviamente ahí tendremos nuestro picnic, en ese caso —decretó Hoseok, encaminándose al árbol—. Y tal vez puedas contarme algunas historias de este lugar.

—Tengo curiosidades de esta plaza —informó con tono provocativo—. Pero primero vayamos a sentarnos.

—¡No puedes decirme algo así y no contarme todo de inmediato! —protestó Hoseok—. ¡Eres un monstruo, tú, Kim Taehyung!

—Despiadado y cruel, Hobi —lo corrigió él, dedicándole una mirada traviesa—. Eso es lo que soy, ¿o no?

Hoseok puso los ojos en blanco, y eso fue lo último que Taehyung llegó a ver antes de gritarle "te juego una carrera" y salir corriendo hacia el árbol. Mientras tanto, sus dos primos ya se habían instalado en la parte de los juegos, adueñándose de los columpios, y Soonshim parecía haberse asignado a sí misma la tarea de cuidarlos pues los siguió como una sombra, sentándose a pocos pasos de ellos sin sacarles la vista de encima. 

—¿Cada vez que estemos en un parque vas a hacerme caer en este engaño? —reclamó el mayor al llegar a su lado, doblándose sobre sus rodillas para recuperar el aire—. ¡Eres increíble!

Sorry, Wrong Number! (VHope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora