Ahora mismo

182 21 79
                                    


Muchas palabras pasan por mi mente pero nada suficientemente duradero como la mirada que tenía Harry, con prejuicios iluminando sus ojos verdosos.

—Respira y no hagas cosas que te arrepentirás después —susurro para mí, sosteniendo mis manos entrelazando mis dedos haciendo presión cada dos segundos.

Recordar esa noche siempre me deja un gusto amargo que es imposible olvidar, como si no pudiera distinguir entre pasado y presente.

Sigilosamente la silueta de Harry aparece a mi lado, dirijo unos segundos mi atención hacia él y vislumbro que está tomando bocados de aire, intentando restablecer su acelerada respiración.

Habrá corrido hacia acá como todo un héroe sin armadura y más prejuicios que apoyo; ¡Tan solo la persona que quería ver!

Sonreí ante mis pensamientos ocurrentes, talvez debería hacer un libro con mis frases...

—Louis —Harry sujetó mi brazo delicadamente, impidiendo que siguiera caminando.

— ¡Oh, qué sorpresa, profesor! —siseé la última palabra con más ironía de lo normal. Por supuesto que había reparado en su presencia, solo estaba esperando a que comenzara hablar para mandarlo a la mierda.

Él ignoró mi comentario y dijo: —No te entiendo, de verdad que no lo hago —suspiró mirando al cielo nublado, añadiendo poco después—. Creí que confías en mí.

—Oh, pobre profesor —le regalé una sonrisa cínica—. Las relaciones personales con alumnos está muy mal, yo le recomiendo parar y seguir con su vida, ¿no lo cree?

— ¡Basta, Louis, basta! —hizo más presión en mi brazo.

—Quita tus manos —sonreí presionando mi dedo en su pecho—. No tienes derecho a juzgarme con tu mirada; mi vida, mis problemas, solo aléjate de mí.

— ¿Y ya está? —Finalmente me liberó, levantó sus extremidades superiores, dando dramatismo a la discusión—. ¿No puedes acaso entender mi sorpresa ante esas fotos? ¡Estoy intentando entender esto, ayúdame!

— ¡Bien, maldición! —respiro profundamente, dándome por vencido a esta discusión.

Cinco minutos nunca son suficientes para explicar las horas más desastrosas de mi vida pero hicieron que su mirada se tornara entendible hacia mis palabras.

— ¿Te digo algo? —preguntó él después de un silencio incómodo. Encogí mis hombros, no me interesaban sus palabras en este momento, solo quería estar solo—. No te voy a pedir disculpas, no lo haré porque tú asumiste que te estaba juzgando cuando no lo hice —me acusó—. Solo me preguntaba quién era la persona tan indiferente que te había hecho eso, publicar esas fotos; lo que quiero decir, es que el primero en poner prejuicios fuiste tú, no yo.

—Harry, yo tampoco entiendo esto, no lo hago —respondí suspirando, bajando mi mirada hacia el suelo—. Te soy sincero, noventa por ciento de mi tiempo lo soy contigo: estamos en un mundo donde creemos ser libres pero la sociedad no deja de sofocarnos con sus malditas reglas de moral. ¿Lo comprendes?, ¿cómo no ponerte entre ellos cuando tu reacción dio mucho a mi imaginación?

—Sígueme —añadió sonriendo ligeramente.

¿Es serio? Le suelto mi discurso y dice 'síguimi'. ¡Puf!

El silencio que se crea es incómodo, pronto entramos a otro edificio y esto me sorprende un poco ya que es donde los profesores tienen sus apartamentos. Es muy parecido al de los alumnos pero con colores más brillantes, tonalidades blancas y naranja; y cada nivel —palabras de Harry— está dividido para un residente por planta que aquí hay.

Strangers not so stranger | Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora