Hunting

1.1K 75 3
                                    

"Cazando"




N.África

Al día siguiente, África se levanto por los gritos de Jasper.

Se sentó suspirando con frustración. Odiaba que estuviera todo el rato gritando, pero no se podía quejar tampoco, el no era un hombre lobo el qual podía soportar tanto dolor como ella.

Había dormido en el árbol de anoche. Finn se había ido luego de un rato.

Miró hacia el cielo y suspiró pesadamente mientras bajaba del árbol. Tendría que cazar para alimentar a los idiotas del campamento, no todos le caían mal, y, si quería que nadie más muriera tenia que conseguir comida.

Como siempre, revisó que tenía todas sus armas en el cuerpo, sus dagas en las botas y en las tiras del sostén, la katana cogida a su cinturón del pantalón, las dos pistolas en su cintura y no tenía su arco desde que salió de su celda en el Arca (no lo llevaba colgado del hombro), así que no tenía porque preocuparse más.

Camino a paso firme hacia la nave para ayudar con Jasper.

Si, bien no soportaba los gritos, pero era inmoral para ella no ofrecer ayuda en algo, lo que fuese.

–Buenos días –dijo Clarke cuando la vió entrar.

–Quien te ha dicho a ti que lo son –contestaron África y Octavia al unísono que justo la ojiverde llegó a su lado.

–Buen punto –apareció Finn al otro lado de África.

–¿Necesitas ayuda en algo, Clarke? –preguntó yendo directo al grano.

–No tranquila, de momento no, gracias igual –contestó la rubia sonriendole a África en agradecimiento.

–De nada. Iré a cazar para alimentar a los idiotas del campamento, si pasa algo no duden en gritar –dijo la morena.

La chica asintió algo extrañada pero Finn entendió a África y tocó su hombro. Esta lo miró y Finn asintió diciendo que gritarán. África devolvió el asentamiento y se dio vuelta para bajar.

Cuando estuvo a bajo simplemente caminó hacia la puerta y salió. Pero una mano agarrando su brazo la detuvo.

–Donde vas? –preguntó el chico.

África suspiró frustrada, todo iba bien hasta ese momento.

–A buscar algo para alimentar a este campamento lleno de idiotas –contestó África cansada de repetir tanto la misma frase.

–Esperanos y ven con nosotros –dijo el chico.

África se giró, lo miró pero no recordaba su nombre.

–¿Tu eras... –dejó la pregunta al aire para que dijese su nombre.

–Bellamy –contestó el chico.

–Pues... Bellamy... No voy a esperarlos –contestó África seria.

Se soltó bruscamente del agarre de Bellamy y salió a paso rápido de los alrededores del campamento.

A medida que caminaba, observaba todo a su alrededor.

Los árboles, las plantas, el cielo, las flores... Todo era hermoso y a la vez peligroso. Debían tener cuidado con toda esa hermosura porque era lo más peligroso que había. Cómo las flores o plantas venenosas.

Siguió caminando un rato más hasta que escuchó pasos detrás suyo.

Se giró de golpe desenvainando se katana y cortando a lo que estuviera detrás de ella.

–¡Joder! –gritó el tal Bellamy que iba con unos chicos detrás.

Le había hecho un corte no muy profundo en el brazo.

–Yo que tú me desinfectava eso –dijo simplemente África encogiéndose de hombros.

–No en serio –contestó sarcástico Bellamy.

–Callate y camina, idiota. Todos caminen, en silencio que intento cazar por si no se dieron cuenta, idiotas –dijo seria y fría África.

Bellamy la miró serio y África sin siquiera mirarlo siguió caminando lentamente buscando algún animal.

A lo lejos vió un ciervo y se acercó lentamente haciendo a los demás detenerse y siguiendo ella sola.

También escuchó unos paso acercarse detrás de ellos. Por su olor, era una niña del campamento. Así que no le tomó importancia.

Tan solo se acercó al animal y tiró una daga a su cabeza matándolo.

Luego cogió el animal en sus hombros y vió a Bellamy darle una daga pequeña la niña.

Rodó los ojos murmurando lo idiota que era y siguió caminando para cazar más.

Sintió a Bellamy llegar a su lado y sin siquiera mirarlo ya sabía que iba a hablar.

–Ni siquiera habras la boca para hablar – dijo con su mirada clavada al frente.

–Nisiquiera dije algo –contestó Bellamy extrañado.

–Ibas a hablar, ¿No? – dijo África.

–Si pero... –empezó el moreno pero África lo interrumpió.

–Pero nada, cállate, no hables –contestó fría y caminó más rápido para alejarse del grupo y de el.

Caminó hasta que vió una pantera.

Paró de golpe y hizo un gesto hacia atrás con su mano para que pararan y hicieran silencio.

Saco la daga que había usado con el ciervo y le dió el animal anteriormente cazado a Bellamy lentamente para no llamar la atención de la pantera.

Saco otra daga y apuntó las dos al cuello.

Las lanzó y se clavaron desangrado y matando al animal.

Fué a recoger las dagas limpiandolas, las guardó y cogió al animal.

Bellamy y el grupo caminó delante de ella unos pasos para cazar algo más y ella sintió un olor a ácido raro ardiente.

Giró su cuerpo y vió una niebla amarilla expandiéndose hacia ellos.

–Corran –gritó fuerte.

Todos voltearon vieron la niebla y empezaron a correr.

África soltó el animal recién cazado y corrió.

Corrió, pero en un momento su pie se enganchó con un tronco en el suelo y no lo podía sacar.

Dejó de intentarlo y gritó el nombre de Bellamy pero el ya no estaba cerca.

Se dejó caer sin más, sabiendo que ya había perdido.

Pero cuando la niebla la estaba a punto de tocar, algo la cogió en brazos y corrió hacia su cueva.

Era un terrestre que había observado a los 100 desde que habían llegado y que había notado un mínimo parecido entre ella y el.

La había dibujado a ella y a la mejor amiga de esta, Octavia.

No sabía lo que hacía, probablemente los de su tribu lo matarían pero creía que debía proteger a esa chica morena de piel canela.








______________________________________________________

Warrior (the 100) Where stories live. Discover now