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Marinette

Cuando  pusimos pie en Miraculous, todo mi cuerpo fue recorrido por un escalofrío. Debía reconocer que en el momento que  vi a Chat Noir detrás de Jouvet sentí un tremendo alivio, las cosas de nos habían salido de las manos y de no ser por su repentina aparición Nathaniel y yo estaríamos en un buen lío. El Jouvet repipi había cambiado a un hombre más cruel y manipulador, y estaba segura de que en ese momento estaba dispuesto a hacer de todo por devolverme todos aquellos rechazos que en un pasado le había propinado. 

 Sin embargo, el alivio y la seguridad que había sentido cuando Chat Noir vino a por nosotros se había desvanecido. Supe que algo no iba bien en cuanto Chat Noir me agarró de esa forma tan tosca y me reclamó como suya delante del mismísimo rey. Por no mencionar la cara que había traído en todo el camino y para colmo nos habían llevado a Nathaniel y a mí como si fuésemos una especie de prisioneros. 

 Sabía que estaba furioso, había intentado fugarme junto con uno de los miembros de Miraculous y eso debía considerarse una humillación hacia su persona. Temía sacar al Chat Noir que conocí hace dos meses, temía que la crueldad y el odio volvieran a él. 

 Sentí como alguien me agarraba del brazo con brusquedad. Levanté la mirada y vi como Chat Noir me sujetaba sin siquiera mirarme. Su expresión seria y a la vez serena me hizo temblar irremediablemente. Les dio una orden a los cuatro hombres que lo habían acompañado y vi como se llevaban a Nathaniel a rastras.  

  —¿Qué le vais a hacer?—pregunté atemorizada. Jamás me perdonaría que le ocurriese nada malo por mi culpa. 

 Chat no me respondió, sino que me llevó a rastras hacia su cabaña. 

  —Por favor, no le hagáis daño—insistí.—Él no tiene la culpa de nada, fui yo la que lo obligó a venir conmigo. 

  —Cierra la boca de una puta vez—dijo restregando sus palabras con el mismo odio que me habló en un primer momento. 

  Entramos al interior de la pequeña cabaña y de un portazo cerró la puerta provocando un estruendoso sonido. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Esa mirada... La misma mirada de odio y asquedad había regresado. Todo lo que habíamos avanzado se había esfumado de golpe y el miedo y el temor hacia aquel criminal había regresado. 

 Caminó hacia mí a pasos lentos y pausados e instintivamente  comencé a retroceder. Mis piernas chocaron con el lateral de la cama y cuando Chat se quedó justo enfrente de mí, levantó uno de sus brazos y me empujó. Caí encima de la cama con brusquedad y contemplé aterrorizada como Chat Noir se posicionaba encima de mí con una sonrisa prepotente en sus labios. 

  —No... No...—dije, prediciendo lo que estaba a punto de suceder.—¿Qué vas a hacer? 

 Hice afán de levantarme e intentar huir, pero él fue más rápido y volvió a tirarme en la cama. Agarró mis manos y las inmovilizó situándolas encima de mi cabeza . 

  —Chat Noir... No me hagas esto. Te lo suplico, detente—pedí viendo como mi cuerpo comenzaba a sentirse amenazando. 

   Su otra mano se coló por la falda de mi vestido y sin miramiento alguno la levantó mientras que comenzaba a acariciar mis piernas de una forma lenta y pausada

  —Hoy has intentado escapar de mí, bichito...—murmuró acercándose a mi oído.—Así que vamos a hacer un trato: Si aguantas la prueba te dejaré en libertad—justo al decir estas palabras su mano se posó sobre mi intimidad provocando en mí un terrible quejido.—Pero si te corres para mí, te convertirás en mi puta de turno ¿Vale? 

©Ladrona de Corazones |SCR1| {Miraculous Ladybug}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora