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Chat Noir

Me estaba echando a mí la culpa de todo. No jodas, no había sido yo el que había dejado sin familia a un niño de cinco años. Sabía que era un monstruo, de hecho estuve entrenándome durante quince años para llegar a ser lo que soy ahora: Un hombre al que la sociedad teme.

 Podían  llamarme monstruo por robar, secuestrar y matar, pero todo lo que soy  ahora es por culpa de Los Dupain-Cheng. Yo no fui el que empezó con esta guerra, simplemente defiendo lo que un vez me quitaron.

 Me moría de ganas de contarle por qué la tenía aquí, encerrada como un perro. Quería que supiese que estaba aquí para pagar la deuda de su familia, y no porque a mi me saliese de los huevos. Yo era tan monstruoso como su padre, y tal y como ella decía, si morir a mi lado era sencillo, hacerlo junto a su padre lo era aún más.

 Terminé por morderme la lengua y no soltar una bomba de la que después me arrepentiría.

 Sabía que ella no tenía ni idea de lo que sus padres hicieron en un pasado y sabía que por eso me odiaba, porque pensaba que yo la tenía aquí por gusto. En parte, prefería que siguiese odiándome, sería más fácil para los dos. Después de todo ese es el único sentimiento que se puede tener hacia la persona que te tiene en cautividad.

 Fije mis ojos en su rostro, estaba llorando, aunque no sabía si era por el pájaro o porque le había dado un ataque de ansiedad claustrofóbica.

 Entrecerré los ojos y la miré de la forma más fría que pude. Ella era mi prisionera y no tenía ningún derecho a hablarme así. Además ella trajo al pájaro aquí, y ella es la que tiene que acarrear las consecuencias.

 Caminé hacia la puerta y cerré dando un estruendoso golpe.

...

Marinette

 Habían pasado tres días desde que había salido de ese cuarto, y desde entonces no lo había vuelto a hacer, simplemente porque Chat Noir no se había presentado en la habitación, ni siquiera para dormir.

 Alya tampoco había venido, en su lugar me había llevado la comida otra mujer que parecía no tener ni una expresión en su cara.

 En estos tres días me había dado tiempo a todo, y sobre todo a deprimirme. Sabía que mis palabras habían sido un claro insulto hacia él, pero en verdad no me arrepiento de haberlas dicho. Aquello era lo que pensaba y aunque me hubiese arrebatado la libertad no dejaría que también me quitasen la libertad de expresión.

 Chat Noir me estaba haciendo mucho daño, y no me refería a lo físico, sino a lo psicológico. Me habían quitado a mi familia, me había quitado a mi madre, y nunca me dieron tiempo ni a despedirme de ella. Todo lo que ocurrió ese día fue muy rápido y lo único que recuerdo son todos los cuerpos masacrados y el corral de comedias hecho una ruina. Fue como una pesadilla, aunque con la diferencia de que en mi caso no podía despertar.

 Suspiré y miré por la ventana, o lo poco que se podía ver por ella. Era lo que más se parecía al mundo exterior.  Si tan solo pudiera arrancar los barrotes y poder salir de allí...

   Aún no comprendía mi estancia en ese lugar, no sabía por qué Chat Noir me había elegido para ser su mascota. Pero había escogido mal, no pensaba pasar el resto de mi vida de brazos cruzados y tumbada en una cama. Tenía muchos planes de futuro, sobre todo viajar. Mi sueño era coger un barco y recorrer el mundo entero, sobre todo visitar la India y todos los países de Asia, ver su cultura y como vivían. Para mi padre aquello era una locura, y ahora que estaba prisionera, lo era aún más.

©Ladrona de Corazones |SCR1| {Miraculous Ladybug}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora