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Marinette

Una mezcla de emociones estalló dentro de mi interior. Estaba contra la espada y la pared, completamente acorralada, sin salida, más atrapada que un ratón en una ratonera.

Si de verdad había llegado a cuestionarme si este tipo pudiera llegar a ser mas cruel de lo que ya había visto, aquella accion ya me lo estaba afirmando en bandeja de plata. ¿De verdad estaba haciéndome aquella pregunta en un momento como este? ¿ estaba dispuesto a ver morir a una persona delante suya sin algun tipo de remordimiento?

A pesar de estar atrapada en aquellas arenas,mis manos se cerraron en puños, mis ojos se entrecerraron fulminándolo con la mirada y dedicándole una expresión de completo odio y asquedad.

Su mirada esmeralda, se veía divertida e iba acompañada de una media sonrisa burlona. Sabía que no tenia elección, sabía que me tenía completamente atrapada, conduciéndome hacia el camino que él queríaa que siguiera.

—Prefiero morir, antes que entregarme a un bicho tan asqueroso como tú—restregué mis palabras con odio, no faltó nada más que escupirle.  Aunque claro, no lo hice, pues no era para nada de la altura de una dama de mi categoria.

Él abrio mucho los ojos, mostrando confusión y sorpresa. Si de verdad pensaba que iba a arrastrarme ante sus ordenes estaba muy equivocado. Yo tengo una honra y aún más importante, tengo una dignidad que no estoy dispuesta a ir regalando al primer infeliz que se me presente por delante.

Solté un pequeño y apenas audible gritito cuando las arenas movedizas tiraron de mí hacia abajo con más fuerza. Tuve que alzar mi rostro para que no me tapasen la nariz y la boca y me removí con fuerza.

Chat Noir se acercó hacia mi aún más, lo notaba tenso y algo extresado, como si de alguna forma, él fuese quien estaba siendo arrastrado hacia el núcleo terreste. Espera... ¿qué demonios estoy diciendo? Él jamás presentaría algo de preocupación por alguien de mi clase social.

—¡¡Maldita sea, ¿A qué demonios esperas?!!—me gritó.

Cerré mis ojos con fuerza y apreté mis labios de forma que mi boca quedó cerrada. De ella jamás saldrían palabras que sellasen mi destino de una forma tan miserable.

Chat Noir me observó con una expresión que no sabía muy bien como explicar, pero sin duda la diversion ya no figuraba en ellos, mas bien ansiedad.

   —Joder... —lo escuché murmurar.

Justo en ese momento todo mi cuerpo se sumergió por completo en aquellas viscosas arenas, mi nariz no podía respirar, tampoco podía ver nada, no era capaz de abrir los ojos. 

Unas manos me agarraron de los brazos y tiraron de mí hacia arriba. En cuanro entré nuevamente en contacto con el aire, tomé una bocanada de aire y comencé a toser con fuerza.

Mi rostro se encontró de golpe con el de él, que se veía ejercer demasiado efuerzo para sacarme de alli. Pero era en vano, mi cuerpo estaba atrapado y las fuerzas de la naturaleza superaban las suyas.

Volvía a ser arrastrada hacia el interior de las arenas y Chat Noir al tenerme agarrada también iba siendo arrastrado poco a poco. Derrotado y sin ver resultados, me soltó de golpe y yo me hundí aún mas.

Al final, si me que iba a dejar morir.

—Por favor no te vayas— le pedí. Sí, sabía lo cursi que sonaba, pero volverme a ver sola en aquel horrible charco me causaba pánico.

Se dirigió al caballo y ató una cuerda a la silla de montar, despues caminó nuevamente hacia mí y sin pensárselo dos veces saltó al interior de las arenas sumergéndose junto a mí.

©Ladrona de Corazones |SCR1| {Miraculous Ladybug}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora