Daría todo por ti [Justin Bieber y tú]

Capítulo 41

Mi cabeza aún me duele, abro los ojos pero no veo nada. Parece que tengo una venda que me tapa los ojos. No recuerdo que pasó, creo que estoy recostada en una cama.

Trato de levantarme, pero antes de lograrlo escucho una voz de mujer. 

—¡DOCTOR! Ya despertó. —Grita y yo me quedo quieta.

—Gracias Alexa. —Escucho segundos después, es el doctor.

—¡Oh, _______! Hermosa, aquí estoy. —Es la voz de Justin, la cual parece agitada.

—¡Justin! —Le riñe el doctor— ahí quédate. —Agrega.

Escucho como bufe ligeramente Justin.

—_______, te voy a quitar los vendajes, pero no abras los ojos hasta que yo te diga ¿de acuerdo? 

—S…sí. —Digo nerviosa.

Empieza a quitarme las vendas cuidadosamente, yo estoy muriendo de nervios. No sé si logre ver o aún no. No soporto más estar en oscuridad, quiero ver nuevamente el cielo azul, la luna, las estrellas, pero sobre todo a Justin.

Termina de quitarme las vendas y luego me empieza a quitar unos pequeños parches que cubren mis ojos.

—Bien, en cuanto te diga que los abras lo harás lentamente. ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

—¿Lista? —Niego con la cabeza.

—Aquí estoy _______. —Dice Justin.

Pensé que se había salido, me siento segura ahora que sé que está aquí.

Sonrío y suspiro con fuerza.

—Estoy lista. —Digo.

—Bien, ahora ve abriendo muy despacio los ojos y dime si puedes ver.

Asiento y trago saliva, tardo unos segundos en lo que tomo valor y empiezo a abrir lentamente los ojos. Parpadeo a medida que los voy abriendo, pero sigo viendo oscuro, sombras, siluetas. 

Los abro completamente, parpadeo un par de veces más, tratando de aclarar mi vista.

Levanto mis manos a la altura de mi rostro y trato de fijar mi vista en ellas.

De la nada empiezan a brotarme unas cuantas lágrimas.

—______ ¿Por qué lloras? ¿Qué pasa? —Dice Justin con la voz en un hilo.

—¿Puedes ver _______? —Pregunta el doctor.

No respondo y cierro una vez más los ojos. Tardo unos segundos así y luego los abro. Fijo la mirada en Justin y al verle sonrío y asiento.

Él corre hacia mí y me abraza fuertemente, yo rodeo su cuello con mis brazos y sin más lloro. Pero ahora mis lágrimas son de felicidad, de poder verle, de saber que no es mi hermano y que ahora no hay nada que nos impida estar juntos.

Se separa un poco de mí y besa mi mejilla con dulzura.

—______, no sabes cuánto deseaba que llegara este momento y pudieras ver. 

—Yo igual Justin, moría por verte, ver tu hermosa sonrisa, tus ojos, todo tú. —Sonríe y vuelve a abrazarme— ¡Por dios! ¿Tú hiciste eso? —Señalo hacia la pared. 

Dónde están varios globos de helio topando con el techo, algunas flores y las fotos que nos tomamos en París, las cuales forman un corazón.

—Sí. —Sonríe— Quería que fuera lo primero que vieras al despertar, pero me conformo con haber sido yo al que vieras.