CAPÍTULO 1

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—Eddie, ¿de verdad vas a hacer esto?

Sí, debo hacerlo.

—Sophia, ya sabes las ganas que tengo de conocer a mi padre —digo sin separarme de la chica que se encuentra pegada a mi cuerpo en un fuerte abrazo—. Y sabes la ilusión que me hace ayudar a mi madre con esto.

—¿A quién le hablaré ahora sobre Paul?

—¿Quién es Paul? —la voz del tío Josh suena detrás de nosotros, haciendo que ambos nos separemos del cuerpo mientras reímos. Mi tío a veces puede ser muy posesivo con su hija.

Sophia me dedica otra mirada en la que, sin dejar escapar una sola palabra, habla. Me va a echar de menos, y debo admitir que yo también. ¿Cómo no lo voy a hacer? Si me voy a alejar de mi familia con la que llevo veinte años día tras día viendo. No poder iniciar esta nueva aventura junto a mi prima y mis tíos me desilusiona un poco, pero no tanto como para cancelarlo. Estoy convencido de lo que voy a hacer, voy a buscar a mi padre y lo voy a conocer, lo voy a hacer por mi madre, y en parte, también por mi.

Según mi madre, papá nunca nos abandonó, él fue alejado de nosotros. No voy a negar que, esa historia a veces ha sonado como una completa locura en mi cabeza, sobre todo durante el día del padre; ver a todos mis amigos junto a sus figuras paternas ilusionados me hacía creer que yo no había sido querido por él. No obstante, mi madre siempre ha intentado quitarme ese pensamiento de la cabeza, a pesar de saber que hasta ella misma se encuentra confundida.

Pero he estado cuatro años trabajando duro para conseguir finalizar los ahorros que empezó mi madre cuando era pequeño para buscar al hombre de su vida, al hombre que, en cierto modo, aportó con mi existencia.

—Ten mucho cuidado, Eddie —Sophia vuelve a pegarse a mi cuerpo, sonrío ampliamente mientras vuelvo a colocar mis brazos alrededor de ella, dejando un dulce beso sobre su mejilla.

—Ten mucho cuidado con Paul, espero que te portes bien —bromeo, sabiendo que no necesita esos consejos. Sophia es una chica de dieciséis años demasiado buena e inteligente, debo añadir que, a veces, parece más adulta que yo.

Tras despedirnos de Josh y su esposa Emily, nos acercamos a Max, quien ya cuenta con veintisiete años y se encuentra completamente independizado, cumpliendo su sueño como viajero. Nuestro plan era que Max nos acompañase al viaje, pero tras volver de Asia lo único que desea es descansar.

Nos alejamos de casa y nos dirigimos a nuestro primer destino: el aeropuerto. Durante el camino, mi madre no aleja su mano de la mía, se mantiene aferrada mientras sus ojos azules se encuentran fijos en el transparente cristal del taxi, visualizando el paisaje en silencio. Cuando llegamos al aeropuerto, recorremos el camino de seguridad para embarcar nuestras maletas y lograr ir al baño antes de que el acceso al avión sea abierto.

Pasajeros con destino a Australia, pueden empezar a embarcar.

Al escuchar esa corta frase, mi madre enseguida se levanta de su asiento y se dirige a la fila de gente que empieza a formarse para entrar al interior del avión. Camino detrás de ella y entregamos nuestras documentaciones legales antes de acceder.

Australia, vaya. Queda demasiado lejos. ¿Por qué Australia?, es la primera pregunta que pasó por la cabeza de mi madre al decidir el primer destino de nuestro costoso viaje. Es una locura, pero la razón por la que he escogido Australia como primer destino es simple; pura intuición, tengo un gran presentimiento con ese lugar, y es que no fallo con este tipo de cosas, es como mi superpoder.

Recuerdo como mamá de pequeño solía mencionar que todos contamos con algún poder. No sé si sus palabras eran dichas con cierta realidad o si se trataba de una simple mentira para ilusionar, pero en mi caso, pienso que tengo un poder real. No es algo que haya comentado nunca con mi familia, creo que la única persona con la que me he atrevido a mencionar mi locura idea es Sophia, quien al oír mis palabras ríe y exclama un: ¡Vaya, Eddie! ¡Hoy estás muy imaginativo!

La verdad es que no puedo saber al cien por cien si mi padre se encuentra en Australia, pero por algún sitio hemos tenido que empezar, sé que en parte ha sido como tirar el dado.

En Australia cuento con un viejo amigo, Coco. Un chico que conocí en el instituto, y desde entonces, no hemos dejado de mantener contacto. Desgraciadamente, Coco no ha tenido una vida sencilla tampoco, puede que esa sea la razón por la que siempre nos hemos sentido unidos. El origen de Coco empieza en Australia, pero debido a su mala situación familiar, tuvo que ser adoptado en Francia. Hace unos años, decidió dar el paso de buscar a su familia, al igual que yo, decidió empezar en Australia. Tuvo la suerte de poder quedarse ya que su encuentro con ellos fue demasiado rápido, sin duda, una suerte con la que me encantaría contar.

Trato de pensar que así va a ser, trato de mantenerme positivo, por desgracia, no es tan sencillo con mi madre. Su dura personalidad la convierte en un mundo de nervios y duros pensamientos negativos, algo que trato de calmar todos los días de mi vida, pero es casi imposible, ella es así.

—Todo va a ir bien, mamá —recuerdo tras notar su silencio en el avión, ella me dedica una sonrisa mientras acerca su rostro a mi mejilla para dejar un beso en ella.

—Lo sé —responde—. Mientras estemos juntos, todo va a ir bien.

Tiene razón, pase lo que pase, sabemos que va a ir bien porque nos vamos a mantener unidos. Este viaje está completamente dedicado a mi padre, a lograr encontrar su presencia, alguna respuesta a todas las preguntas de mi cabeza, no obstante, también se trata de un viaje madre e hijo, un viaje que vamos a disfrutar pase lo que pase.

Como me recuerda ella siempre, todo va a ir bien.


SECRETS. NJALO #2Where stories live. Discover now