Ángel de la Muerte

104 13 1
                                    

Arrastraba el cuerpo con facilidad a pesar de que el duque era un viejo obeso. Sin cuidado, lo arrojó a los pies de su compañero, quien portaba una capa morada, cubriendo sus ropas y cabeza. Dejó ver sus enigmáticos ojos lila que destellaban desprecio y molestia.

—¿Puedes tener cuidado en no manchar mi ropa? Gracias –Soltó irónico. El otro chasqueó la lengua, sentándose en un tronco mal cortado. La capa negra ondeaba levemente por el frío de la madrugada.

—¿Sabes cuánto tuve que andar con esa basura? Demasiado, y no tengo la paciencia para pensar en tu ropa, "Veneno"

—Quien pensaría que eras tan malditamente dulce, viéndote así –Rió para ensartar una estaca en el corazón del duque. –Yuya, el lindo...

—No recuerdes nada, Yuri –Vio al cielo nocturno, la luna apenas menguaba. La capucha cayó a sus hombros, revelando su cabello verde y rojo, de un rostro dulce perdido entre la seriedad que marcaba su ser. Sus ojos rojos destellaban de molestia.

—Ya deberías de entender esto –jaló la estaca para extraer una esfera de luz rojiza, dejando sin marca ni sangre el cuerpo.

—Hice lo que me pediste y eso es todo –Se levantó para colocarse de nuevo la capucha, giró su mano para desaparecer del lugar.

—Idiota –Masculló, para ver de nuevo el cuerpo. –Tendré que tirarlo cerca.

                                                                  —.—.—.—.—.—.—.—.—

Pasaron buscando cerca de dos días para que al tercero apareciera en las cercanías del castillo; para el desconcierto de los demás, sin ataques del reino vecino, ni tropas rebeldes ni nada que se le parezca.

El duque estaba vivo.

Lo habían encontrado inconsciente. Lo dejaron en su habitación mientras Yugo y Yuto se veían incrédulos. ¿Lo habían secuestrado y lo regresaron sin más? ¿Sin recompensa? ¿Sin daños?

—No lo entiendo –Intentó razonar Yugo sin perder la cabeza. –Si lo secuestró ese sujeto era para, no sé, matarlo o algo por el estilo ¿No? O pedir una recompensa por el idiota...

—Es extraño, además que ese sujeto usaba magia ¿Qué era lo que quería de él? –Yuto suspiró pesadamente. –Será mejor que enviemos un mensajero para contar lo sucedido mientras recupera la consciencia y averiguamos que está pasando.

—¿Y si buscamos pistas? Igual tenemos que buscar al espectro.

—¿Crees que fue él? ¿No?

—¡Hasta tú lo crees! Es muy obvio que esto se relacione con él, y encima tenemos que convencerlo de venir con nosotros.

—Vamos, no perdamos más tiempo.

—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—

Cabalgaron cerca de dos horas para llegar al pueblo que correspondía a esa provincia. Al ser el medio día, esta estaba llena de pequeños puestos montados de manera irregular por toda la calle principal, con personas en los alrededores que dificultaban el paso. Decidieron dejar los caballos en el establo del monasterio, esta era la que recibía a los visitantes e incluso al duque en las visitas al pueblo.

Con ropas sencillas y capas proporcionadas por los mismos frailes, se adentraron en la algarabía del lugar. Los olores inundaron sus sentidos; carne fresca, carne seca, frutas, verduras y otros preparados invitaban de manera sutil a su compra. Otros puestos tenían espadas y pequeñas dagas, armas cortas y sencillas. Telas y surtido de hojas, y otros implementos que un escriba podría necesitar.

—¿Cómo lo encontraremos entre todo esto? –Preguntó Yugo al evitar a dos señoras con canasto en la cabeza.

—No es de encontrarlo, si a eso te refieres –Yuto giró a su izquierda, donde se centraban los posaderos y pequeñas tabernas.

—¿Haremos algo en especial en esta zona? –Si algo le urgía era comer. Yuto asintió, sin dejar de caminar, viendo disimuladamente.

                                               .—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.

—¿Qué van a querer? Preciosos –Una dama robusta les recibió en la taberna más alejada. Ambos se habían sentado en torno a una mesa de madera y dos bancos. El lugar era un tanto fúnebre, solo iluminado por las velas de las mesas y la poca luz que entraba por las ventanas.

—Lo del día –Pidió Yuto.

—Ni siquiera preguntaste si traerían cerveza –Lloriqueó Yugo después que ella recibiera el pedido.

—No es lo importante aquí, así que come lo que traigan.

—¿Quieres provocar una pelea?

—No.

—¿Comer lo peor de la ciudad?

—No.

—¡Ya sé! Ver que linda chica puedes...

—Sigue con eso y te juro que te mato ahora mismo.

—Vale, me rindo –La dama dejó un plato de madera con dos hogazas de pan, en dos cuencos una sopa amarillenta con trozos de papa y pollo y dos jarras de cerveza.

—Vale, esto me convence –Susurró para tomar la hogaza de pan y morderla. Yuto solo suspiró un tanto fastidiado.

Pasaron en la taberna hasta entrada la noche, viendo ir y venir a los clientes, unos un tanto frecuente, otros no. Y nadie supo decirles sobre algún sujeto con capucha negra. Caminaron de regreso a la calle principal para seguir explorando el pueblo, donde ya todos habían recogido e ido a sus hogares. Pocos transeúntes se veían.

—Será mejor que busquemos donde quedarnos, la noche puede ser traicionera –Comentó Yugo viendo con cautela.

—Regresaremos al monasterio, recuérdalo.

—Bueno, solo decía por si tardábamos más en recorrer el pueblo.

—Oye, ¿Oyes eso?

Ambos se detuvieron en un pequeño callejón, viendo a su alrededor silenciosamente.

—Yo no escucho nada –Yugo fue callado por su compañero, para salir del callejón y ver su alrededor.

Pasos resonaron suavemente, entre un pequeño murmullo que poco a poco era entendible. Parecía un canto alegórico, como un arrullo.

"Duerman pececitos, duerman ante mi lingua, duerman entre tenebris y lux"

—Tápate los oídos –Antes que pudieran seguir escuchando, gritos perforaron la paz del lugar. Sin pensarlo, corrieron hacia donde creyeron que sucedía algo.

—¡Mortem! ¡ Angelus autem mors! –Gritaban escandalizados los pobladores.

Al girar a su izquierda en una desenfrenada carrera, vieron como varias casas se consumían entre el fuego, mientras unos corrían, tratando de esconderse, para terminar gritando de terror.

Ambos caballeros vieron a tres sujetos, al que buscaban con la capa negra, a uno de capa verde oscuro y al último de capa gris; estas ocultaban parcialmente sus rostros, dos de ellos esbozando una sonrisa torcida, cargada de sadismo.

.—.—.—.—.—.—.—.

Chan Chan Chan!!

¿Sorprendidos? Espero que sí.

Me alegra no actualizar tan después, a pesar que si fueron creo que un par de semanas. Estaré actualizando con un ritmo similar. Ahora bien, ¿Qué harán Yuto y Yugo? ¿Quiénes son los sujetos? ¿Qué es lo que están haciendo realmente?

Seguro habrán dudas sobre la historia, pero las iré despejando poco a poco, ya lo verán. Muchas gracias a quienes han votado y han comentado, y los que han empezado a seguirme. Que bueno que les interese la historia.

Dejen sus comentarios y no olviden votar.

Gracias y tengan una linda semana. 

Magos del InfinitoWhere stories live. Discover now