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-¿Te has tomado la pastilla, peque?- le preguntó Parrish entrando a su habitación con un vaso de agua en la mano.

-Estaba por hacer eso.- dijo adormilado.

Parrish sonrió entregándole el vaso de agua y tomó las mantas para arroparlo mejor.

Verificó que la ventana estuviese bien cerrada y se dirigió a Stiles que ya estaba casi dormido.

-Descansa, Stiles.- murmuró arropándolo bien y dejando un beso sobre su frente.

-Descansa, papá.- balbuceó como un niño y por el latido de su corazón había quedado totalmente dormido.

Parrish no lloró. Pff, claro que no.

Bueno, talvez un poco.

Lástima que no sabía que alguien estaba observándolos, apretando los puños con rabia.

-Ya verán.- gruñó.







(...)









-Entonces Theo, siempre taaaan inteligente, golpeó al chico y lo dejó desmayado en el piso. Stiles se le pasó gritando durante una hora y por poco comienza a llorar.

-Se lo tenía bien merecido.

-Claro que si. Pero a veces Theo es demaciado protector, Stiles es muy capaz de defenderse el solo cuando no está...ya sabes, deprimido. Se acostumbró tanto a cuidarle en sus peores momentos que...-

-Tiene miedo a dejarle ir.- asintió con una sonrisa enternecida y comprensiva.- lo entiendo, no debe ser fácil para el tampoco.

-No, la verdad que no. Han pasado por mucho juntos.

-El amor adolescente no está perdido.

-Y el amor adulto tampoco.- comentó guiñándole un ojo.

-Te odio.- dijo escondiendo su sonrisa en la copa de vino.

-Engañate a ti mismo, Hale.

Comenzaron a reír sin saber por qué y llamaron la atención de algunas personas, especialmente de las mujeres. Alex dejó de reír repentinamente y solo se dedicó a mirarle.

-¿Tengo algo en la cara?- preguntó sonriendo.

-La sonrisa más hermosa que he visto.

De verdad que ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que se había sonrojado.

-Y unos ojos preciosos.- comento mirándole embalsamado.

Miró sus brazos sonrojado, dejándole a Alex una vista perfecta de sus espesas pestañas.

-Son para verte mejor.

Alex sonrió sin poder evitarlo, mostrándole sus ojos rojos por un kilo segundo. Derek hizo lo mismo.

-¿Y los colmillos?

-Son para comerte mejor.

-Dejame para el postre.- sonrió guiñándole un ojo.

-¿Eso es una oferta?

-Mmm...es una recomendación. 

Derek río y sin poder evitarlo le tomó la mano, entrelazando sus dedos sobre la mesa.

Algunas maldiciones de un grupo de mujeres se pudo escuchar y casi escupen el vino por la nariz.

-He querido preguntarte algo. Lo he hablado seriamente con Stiles y con toda mi manada, y creemos que sería algo que nos beficiaria a todos.

-¿De qué hablas?

-Queremos que te unas a nuestra manada, Derek.

-¿Qué?- preguntó en un hilo de voz.-¿Me has traído aquí solo para pedirme que me una a tu manada?

Tuvo la intención de soltarle la mano pero Alex le apretó un poco más fuerte.

-No. Jamás te haría eso. Más allá de querer que seas parte de mi manada, aceptes o no, me gustas. Me encantas, Derek. Y no quiero verte solo. Cuando viniste a mi casa el otro día olias tan...triste, tan solo. Y hoy te visto reír, te he visto sonreír y me atrevo a decir que me has enamorado aún más. Me he dado cuenta de que quiero ver esa sonrisa más amenudo, quitarte las ojeras de debajo de los ojos para remarcarte las arruguitas que se te forman cuando sonries. Aceptes o no estar en mi manada, me has robado el corazón Hale.

Le apretó la mano un poco más fuerte.

-Aceptes o no, no voy a irme a ningún lado a menos que tú me lo pidas.

-Pide la cuenta.

-¿Qué?- preguntó un poco más agudo de lo normal.

-Pide la cuenta. Te estaré esperando afuera.

-De...de acuerdo.

Oh joder, ¿la cagué? Se preguntó Alex internamente.

Apenas pagó la cuenta salió del restaurante mirando a Derek apoyado sobre su auto, mirándole tentadoramente.

-Lo siento, Derek. No era el momento, lo lamen...-

Los labios del moreno no le dejaron seguir hablando y juró sentir como se derretía en sus brazos.

Deslizó una mano sobre su cintura mientras que la otra subía por su espalda, pegándole más a el. La mano de Derek se entrelazó entre sus cabellos y acarició su nuca con su mano libre. Sus labios eran dulces, suaves, tentadores. No sabía cómo demonios iba a hacer para no besarlos a cada instante. Sus lenguas se tocaron entre sí, bailando con todo el tiempo del mundo, enviando corrientes eléctricas por cada parte de sus cuerpos.

-Tú también me has robado el corazón, Sprybell.

Hay cosas que no decimos |Stheo| FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora