16. Pregúntale a Alicia.

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"Tengo miedo. ¿No es horrible e irónico? Tengo miedo de vivir y a la vez tengo miedo de morir."

Pregúntale a Alicia.


Mimi

-Two demi-pliés, goes to the bar, goes through the front all the way and relevé to finish, fours position, demi-plié and then just arms into the air, fifth position, two demi-pliés and seven eight, goes to the left and stretch your cage right?

La maestra nos terminaba de dar las indicaciones mientras muchos de nosotros aun estirábamos, estaba reventada, adaptarme a este ritmo de vida otra vez no había sido fácil y solo por el hecho de haber estado meses sin bailar tenía que esforzarme el doble que el resto. La compañía había sido generosa conmigo, me habían citado y me habían dicho que aún no estaba preparada pero que para el estreno a mediados de noviembre de la nueva temporada de invierno, estaría lista si seguía sus indicaciones. Parecían muy interesados en seguir de cerca mi evolución cosa que al principio me sorprendió pero más tarde entendí. Querían que fuese la suplente de la primera bailarina de uno de los recitales, es decir, estaría en el cuerpo de ballet normal pero si algo salía mal con la primera bailarina seria yo quien la sustituyera, al principio me sentí halagada y no es que ahora no lo este, era simplemente que tenía que aprenderme dos coreografías, y estar a la altura para cualquiera de los dos papeles. Dios sabe que me estoy dejando la piel en esto pero literalmente me consume la vida.

-Are you here Mimi?

Mierda. Asentí y pedí disculpas al darme cuenta de que era la única que no había empezado con el ejercicio y mucha gente estaba mirándome. Me puse a ello y como pude retome el hilo de las indicaciones que dictaba la miss. La clase duro una hora y media y tras salir de ella mi cuerpo no reclamaba otra cosa que no fuera un buen baño y mi cama.

Llegué a casa casi a las ocho de la noche, saque de un taper un puñado de espinacas frescas lo puse en un plato y junto a ello coloqué una cucharada de puré de patatas que tenía guardado del día anterior, me preparé un aguacate, lo aliñe y después de sacar un par de salchichas vegetarianas, pique un poco de todo en la mesa. Me sentía un poco zombie y mi móvil no paraba de vibrar, eché un vistazo y vi que tenía por lo menos seis llamadas perdidas de Aitana, dos de mi madre y una de Ana.

Ay Ana.

La última vez que hablé con ella había sido hace ya dos días y había sido una conversación por whatsapp ni muy breve ni muy larga. La echaba de menos pero aunque me moría de ganas por hablar con ella todos los días, debía descansar lo necesario y una llamada con ella podía extenderse perfectamente toda la noche. En el fondo me sentía un poco mal por ella, cada vez me llamaba menos porque sabía perfectamente en el percal en el que estaba metida y a veces cuando hablábamos me preguntaba si me molestaba o si no era un buen momento. Me sentía mal pero tengo una responsabilidad que no puedo ignorar.

Terminé de comer y fui directa a la ducha, al salir de ella me senté un rato en el suelo e hice un rápido chequeo de los dedos de mis pies, suspiré al verlos y enseguida me levante para hacer lo que hacía cada noche al volver de la academia.

Llené una pequeña lavacara con agua fría y otra con agua tibia en la cual vertí sales y deje reposar mis pies durante un buen rato. Cada cierto tiempo iba cambiando los pies de una lavacara a otra y cuando los saque y me los seque, me acosté en la cama con ellos en alto. Poco después me levante y eche sobre ellos una crema que y misma había preparado con almendras molidas, harina de avena y piel de naranja. Los masajeé durante un rato y después me los volví a aclarar y secar con una toalla. Para terminar cogí una pelota de tenis y la hice rodar con ellos, poco a poco fui notando como mi cuerpo empezaba a relajarse hasta que escuche mi móvil sonar.

Lagrimas NegrasWhere stories live. Discover now