Capítulo 18

1.8K 201 45
                                    

- Cargame, no puedo caminar.

- Te dije que no bebas tanto, mira como estás.

- No niegues que te has reído todo el rato, mañana no recordaré nada así que aprovecha.

Se agachó un poco en lo que yo me subía en su espalda, el aroma de su perfume era delicioso.

Al llegar a la habitación me bajó de inmediato y lo primero que hice fue tirarme a la cama.

- Señor policía he cometido un delito, haga justicia - abrí mis piernas.

- ¿Whaaaat? Duérmete.

- Ay que aburrido eres.

- Déjate de cosas - me sentó en la cama para quitar mi polera.

- ¡Eso!

- No te confundas, es para acostarte - aclaró de inmediato.

- Hagámoslo rápido, no le diré a tu novio - lo llevé a mi.

- No Erick.

- Rapidito, no demoramos nada - lo tiré a la cama para subirme encima.

- No no no - me hizo a un lado, avanzó hasta la puerta pero afortunadamente alcancé a llegar.

- ¿A dónde vas? A mí así de caliente no me dejas - lo empujé dejándolo sentado en la cama.

- Estás ebrio.

- ¿Y? - me subí encima de él - me debes una.

- Mañana trabajo ¿Puedes parar?

- Apesto a alcohol ¿Verdad?

- Mucho.

- Qué asco - puse mi cabeza en su hombro.

- Shhh... duérmete - acarició mi espalda mientras movía sus piernas. Me sentí un bebé, pero al menos dió resultados porque no sé qué más pasó después.

Al otro día me desperté acostado en la cama, solo en bóxer y tapado entero.

- ¿Cómo llegué hasta aquí? - me puse a pensar y lo único que recordé fue que estaba en el auto mirando a Christopher mientras conducía, luego de eso no recordaba nada - él me trajo.

Busqué mi celular, no sabía dónde tenía las cosas con la borrachera que me di anoche.

- Erick.

- Christopher ¿Tú me trajiste anoche cierto?

- Suponía que no ibas a recordar nada.

- Eso es un sí ¿Dónde estás?

- En la casa de Zabdiel, no puedo estar en la mía ya sabes.

- Me duele la cabeza.

- ¿Enserio no recuerdas nada?

- Nada.

- Te diste un tremendo golpe contra la puerta.

- No te creo, de seguro te aprovechaste y me golpeaste.

- Cree lo que quieras, no te ayudo más.

- Christopher.

Qué sensible era este chico, encima de eso no podía ni siquiera ir a molestarlo.

- No vuelvo a beber más, por esta semana.

Me sentía del asco, me puse a vomitar todo lo que había bebido, la cabeza me estaba matando y tenía mi frente roja.

No quería cocinar, en realidad no sabía cocinar y tampoco quería salir a comer.

Cogí unos cereales con leche que a los cinco minutos devolví en el baño, tenía todo revuelto en mi estómago, solo el agua pasaba sin ser devuelta.

Todo era culpa de Christopher, si él no me hubiera dejado con las ganas y no me hubiera dicho que se comenzó a acostar con Zabdiel, no habría bebido tanto.

- No puedes dejar de ser mío, tú me quieres maldita sea - sentía una rabia inmensa, nunca nadie me ha bajado a un hombre y mucho menos lo harán ahora.

Nuestra Lucha - Chriserick (Segunda Parte)Where stories live. Discover now