CUANDO CAE LA NOCHE -CLEXA-

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"¿ Lexa?"

La voz de la Profesora Clarke rompió el cómodo silencio en la habitación. La mujer más joven suspiro antes de responder al llamado.

"Aquí ".

Solo le tomo un segundo a la Profesora Clarke, encontrar a Lexa sentada frente a la lavadora. Su aparente cara inocente, la miro. Los ojos verdes parpadearon rápidamente, bebiendo de su cuerpo envuelto en una toalla azul.

"Pensé que te habías ido". la Profesora Clarke subió al regazo de Lexa enredando sus brazos alrededor del cuello de la mujer más joven.

"¿Por qué haría eso?." Las mejillas de Lexa comenzaron a teñirse ante la proximidad y el hecho de que la Profesora, no usa nada debajo de su toalla. La castaña respiro contra su mejilla, derritiéndose bajo su toque. "Tengo todo lo que quiero aquí".

Clarke tarareo satisfecha, dejando que la mujer debajo de ella acariciara su rostro sobre su cuello y mandíbula.

"Lamento haberte mentido. Tenía que hacerlo, solo así podía estar segura de lo que eres ".

Lexa aparta su rostro de la mejilla de Clarke.

"Está bien" acepto, rodeando su cintura. "Creo que eres una genio"

Luego la acaricio. "¿Ahora puedes ser amable y explicarme todo?"

La mujer sobre ella, lo considero por un momento antes de contestar.

"Sé que has estado escabulléndote aquí durante meses". Sus ojos brillaron.

"¿Lo sabías, eh?". Lexa sonrío divertida.

La profesora asintió.

"Cuando te vi por primera vez pensé que eras extraña". La Profesora Clarke se burló y Lexa apretó sus costados.

"Oye, eso me hace cosquillas". La mujer mayor río y aparto las manos de Lexa. "Basta, no he terminado".

"Está bien". La mujer más joven acepto dócilmente y a Clarke le encanto demasiado. Quería pellizcarle sus mejillas y despeinar su cabello por ser tan linda.

"Entonces te di algo, ¿sabes qué es?"

Lexa pensó por un momento, "¿La magdalena? ¿Era tuya?

"Sí, exacto, 100 puntos para Woods Lexa". Dijo en broma. Lexa arrugó la cara y la apretó de nuevo. Clarke la toma de las muñecas peleando un poco. Y antes de que lo supieran, forcejearon hasta que Clarke tuvo ambas manos de Lexa clavadas sobre su cabeza en la pared.

"¿Y entonces? ¿Qué hay de la magdalena? "Lexa cuestiono sin aliento.