Diferente

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Los años que se quedaban detrás no habían transcurrido sin dejar cambios a su paso. Ya para este entonces las profundas cicatrices habían sanado. Y es que cinco años no son en vano.

Naruto Uzumaki había culminado con éxitos su carrera universitaria. Y como lo había querido Minato, su padre, su heredero administraba las oficinas de sus prestigiosos restaurantes, una a una, sin el margen de error.
Había sabido dar cara a cada obstáculo, al mismo que tiempo que maduraba mental y físicamente.
Vivía solo en su propio departamento en Tokio, siendo un gato gordo su única compañía. Y mientras se servía otra copa de vino tinto volvían a él los recuerdos de lo que fue la mujer de la que estuvo enamorado por muchos años. Se preguntaba a sí mismo que sería de ella ahora ¿Habrá encontrado a su madre?
Su padre Hiashi hace poco más de dos años se había mudado a Osaka, a otro hospital tras recibir un merecido ascenso, junto a su nueva esposa; desde entonces toda la poca relación que aún podía tener con Hinata se había disuelto.
No habían postales, cartas, correos, mensajes de texto, alguna llamada, o fotos públicas en redes sociales. Nada... Hinata se había ido del todo.

Los primeros años fueron los más complicados para él. Pero gracias a sus amigos a su familia, y a su novia Shion, había conseguido avanzar con su vida.

Conoció a Shion en los últimos años de universidad. Era una mujer cariñosa que se había ganado la aprobación de Minato, quien para estas alturas ya quería ver a su hijo asentar cabeza.
Shion consiguió el cariño de Naruto estando para él cuando se sentía solo. Y a fin de cuentas, no estaba mal. Era parte de continuar la vida.

~

Hinata no podía creer lo ágil que se había vuelto en estos años. Había logrado organizar su tiempo al límite como por arte de magia.
Todos los días se levantaba muy temprano a vestir a su pequeño niño para ir a la escuela/ guardería. Boruto, con cinco años de edad era un jovencito de carácter serio y silencioso, a diferencia de otros niños de su edad, él prefería estar en brazos de mamá o ver un libro ilustrado, antes que correr por todo el parque y jugar con la tierra; no era sobreproteccion por parte de Hinata, al contrario, su psicóloga decía que era solo la manera de ser del niño. Quizás porque siempre se ve distinto a sus compañeros, debido a su cabello claro y rasgos asiáticos. O su interés era particular, algo que sólo su cabeza podría entender sin dejar que pase nadie.
Boruto hablaba con más claridad el italiano por todo el entorno que le rodeaba; y con bastante fluidez el japonés por su madre y las platicas con su abuelo.

- Date prisa mamá. - Decía con dulce vez el niño con su lonchera puesta, a Hinata que terminaba de arreglarse como podía.

-Ya, ya estoy lista jovencito puntual. Vamos. - Tomaba su mano y salían del departamento.

Así eran las rutinas de las mañana de Hinata, luego de dejar a Boruto, iba a su trabajo hasta la tarde, en donde pasaba por él luego para volver juntos a casa y hacer la cena.

Filippo había apoyado a Hinata y ella a él en sus problemas en todos este tiempo. Gracias a él aprendió el idioma con facilidad y pudo adaptarse a ese nuevo país.
El día en que nació su hijo, Fil estuvo con ella en el hospital hasta el último segundo. Y cuando les dieron el alta, iba a su departamento y cocinaba para los tres. Y sin quererlo así, ya se había enamorado de Hinata.
Sin embargo, ella no se veía a sí misma en una relación. No era lo que buscaba, para eso no había dejando todo atrás. Así que lo rechazó más de una ocasión.

Su única preocupación quería que fueran sólo su hijo y su carrera. Así que a él no quedó más que resignarse a que ella lo vea como un amigo, pero sin perder la fe de que algún día las cosas cambiaran.

Y aunque Hinata se estaba negando los placeres de mujer, en el fondo era porque tampoco se veía con otro hombre que no sea Naruto.

~

La noche había caído y Hinata terminaba de volver a hacer la cama para Boruto. Después de ponerle el pijama y cobijarlo del frío. Peinaba sus cabellos con su mano para darle un beso de buenas noches.

-Mami. - Dijo Boruto mirando fijo a Hinata.

-¿Si? - Preguntó dudosa y con ternura. Se sentía mejor cuando su hijo prefería contarle las cosas antes que guardarse todo para si mismo.

-En clase dicen que yo no tengo papá. Y antes también me he dado cuenta. ¿Donde está él?

La inocente pregunta de Boruto, de un niño de cinco años, la hizo verse reflejado en ella cuando preguntaba por su madre y nadie le daba respuesta.
Sin malas intenciones Hinata había dado a su hijo la misma angustia que ella sufría por saber el paradero de su madre.
Admitió sentir miedo por ser capaz de decir la verdad.

- Filippo no es papá aunque cene con nosotros y veamos películas. El no es como yo, ni como tu mamá. - Volvió a decir el niño.

-Pues no, porque papá no es Filippo. Papá no pertenece a nuestras vidas. Ya hemos hablando de esto amor.

-¿Está en otro país? ¿Verdad?

-Ya es hora de dormir. Mañana espera otro largo día. - Contestó para luego besar su frente y desearle buenas noches.

Cerró la puerta de la habitación y subió a la terraza, necesitaba fumar. Y hablar con alguien que no sea su hijo.

Esperó por Filippo mientras expulsaba el espeso humo del cigarrillo. Hacía frío, y la fina tela de su abrigo no era suficiente para protegerla del todo.

-¿Estás bien? - Dijo preocupado el apuesto hombre que la acompañaba.

Él la volteó y ella respondió que no con la cabeza, se sentía a punto de llorar pero Fil la apretó contra su pecho y la rodeó en sus brazos.

-Me sigue preguntado por su papá, y yo soy una completa estúpida para un niño tan inteligente como él. No soy una buena madre. - Sollozaba.

-Bien sabes que no es así. No seas dura contigo misma. Aun es un niño. Ya con el tiempo le dirás. - La calmaba Fil.

Sus palabras no eran algo distinto que no le haya dicho antes. Hinata no necesitaba que le repitan lo que quería escuchar, ella solo deseaba dejar de sentirse así de vacía y sola por esa noche.

Levantó su rostro del pecho de Filippo y sin vergüenza alguna lo besó en los labios.
Él correspondía sin lugar a dudas, había deseado eso por muchos años. Y quizás ya era hora de superar esa etapa.

Sola en Venecia / NaruHinaWhere stories live. Discover now