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CAPÍTULO 45 - FINAL

[PARA UNA MAYOR INMERSIÓN LECTORA, ESCUCHAD LA CANCIÓN QUE OS DEJO DEBAJO DE ESTE COMENTARIO CUANDO ESTOS SÍMBOLOS     ♪♫♬   APAREZCAN EN LA LECTURA. Es importante no escucharla antes, se recomienda escucharla cuando esos simbolitos aparezcan, pero también se puede escuchar justo al terminar de leer el cap.]

CANCIÓN: Miedo - Amaia Romero (Podéis buscarla en youtube, spotify... con ese mismo nombre). Si la buscáis en Youtube, es la que sale una chica vestida de rojo delante de un piano ✨

JADE

No puedo creer que Kai haya hecho esto.

Si no estuviera casi paralizada por un dolor inhumano desde la mitad de mis piernas hasta mi estómago, correría detrás de él y le impediría irse.

No puedo correr pero no pienso dejar que se vaya. Se acabó el huir del amor. Lo he abandonado demasiadas veces cuando debería haber estado a su lado. No voy a volver a hacerlo. Sé que para él es difícil mantener una relación, pero tiene que entender que no puede simplemente negarse a sentir amor.

Si tengo que atarlo a la cama para hacerlo entrar en razón, con gusto lo haré.

Un par de golpes en la puerta me sacan de mis pensamientos.

Estoy mirando por el gran ventanal que hay en uno de los extremos de la habitación, pero en cuanto escucho los golpes giro sobre mis talones.

Ni Kai ni Main llamarían a la puerta antes de entrar y eso hace que me ponga alerta.

¿Quién vendría a verme?

—Adelante.

La puerta se entorna despacio y cuando veo quién es cuadro mis hombros y alzo el mentón.

¡Venga ya! ¿Hoy es el día de los inocentes?

—¿Qué haces aquí? —demando recelosa.

Ares deja el bolso encima de la cama y se acerca a mí.

¿Qué quiere ahora esta lagarta?

—Vengo en son de paz —pongo los ojos en blanco.

—¿Qué quieres?

—Mira, sé que no vamos a ser amigas. Kai siempre me ha gustado y desde luego que no me hace ninguna gracia que esté contigo, pero tengo que aceptarlo.

—Bien, me alegro.

Rechino los dientes ante la posibilidad de que algún día Kai vuelva a compartir cama con esta furcia.

—Dicho esto... vengo a enseñarte algo.

—No me interesa lo que tengas que enseñarme —hago una ademán con la mano —. Vuélvete por donde has venido.

—Creo que si te interesa. ¿Estás embarazada? —frunzo el ceño.

Ahora tiene toda mi atención.