insomnio

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Su cabello apenas coronaba sus hombros, parecía perezoso en su labor para crecer. Ya había pasado más de un año y medio desde que Petra se reinstalase en la milicia. No había vuelto a intentar escaparse.

Aún así, tras algunas campañas y misiones, se sentía tan apenada que iba a la habitación de su vieja amiga y superior a reconfortarse. En ocasiones, no había necesidad de palabras, tan solo el mero contacto con otro ser humano para demostrarte que aún seguías vivo.

Pasado el tiempo, habían llegado a estar muy unidas.

Aquel día comenzó como otro cualquiera. Hanji dejó su cabello suelto y se encaminó a los comedores. Nada fuera de lo habitual. La misma rutina, los mismos movimientos, los mismos pasos. Mientras llenaba su bandeja con la misma bazofia diaria observó a un pequeño grupo animado hablando en la lejanía.

El escuadrón de Rivaille se había reunido y parecía reinar un clima de constante aturdimiento. Había oído hablar de aquella primera misión de campo exterior tan patéticamente desastrosa. El procedimiento con los nuevos reclutas siempre era el mismo: primero una toma de contacto en las cercanías, más tarde se les permitía acudir a misiones más complicadas.

Algunas de esas misiones complicadas que portaban de vuelta siempre menos soldados de los que fueron. Capitanes primerizos inexpertos, novatos asustados. No era algo que en esos momentos le extrañase, tenía suerte de continuar viva y volver en cada misión. Aunque, tal vez, en alguna de ellas no lo haría. O, tal vez, quién no volviera fuera aquellos que estaban a su cargo.

Y allí estaba el escuadrón más prometedor de todo el equipo de reconocimiento, prácticamente completo y comiendo en silencio. Actualmente, la vergüenza de aquella sala. Era de esperarse que tras un contacto y que no podían llegar a entender el pavor corriese por sus venas. O, en aquel caso, por otra zona.

Mike tocó su hombro indicándole que se acercase con él para levantar la moral a aquellos desvalidos e indefensos muchachos. Tal vez si era uno de sus capitanes quién les animaba la cosa sería ampliamente distinta.

- Venga chicos, borrad esas caras largas. Nadie os va a reprender por vuestra actuación en el campo – Mike se sentó junto a Erd y le palmeó la espalda – Aunque, sinceramente, nunca había oído que nadie se orinase encima.

- ¡C-capitán por favor! - suplicó Petra.

- Capitán Zakarius, ahora por culpa de ellos, creen que Gunther y yo también nos asustamos, ¡somos el hazmerreir del cuerpo de reconocimiento!

- Sois unos exagerados, a nadie le importan ese tipo de cosas. Muchos de los que hay aquí dan las gracias por haber vuelto vivos y dudo que recuerden vuestro incidente nunca – Hanji vertió la leche caliente sobre su taza y guiñó un ojo a Petra - ¿Dónde está el otro? ¿Problemas de vegija de nuevo?

- C-capitana – suplicó de nuevo.

- Capitana, Zoe, verá. Está entrenando porque es un inútil y no quiere volver a hacer el ridículo. Será mejor dejarlo solo, ya vendrá a comer cuando se canse – comentó aburrido el chico rubio de cabello recogido.

- No se porqué os preocupais tanto por este tipo de misiones. En mi primera misión, Mike tuvo que ayudarme a salir de allí y salvar mi culo. ¿Verdad? - se ajustó sus gafas mientras intentaba que los mechones que aún estaban creciendo lo te tapasen la cara.

- Sí, pero a tí te esperaba Erwin para reprenderte. Y Erwin siempre ha sido muy blando contigo – aunque a veces pensaba que era más bien que ella era demasiado indomable para que su comandante pudiese controlarla - A estos chicos los ha tenido que animar Rivaille. Y dudo mucho que Rivaille los haya recogido con una sonrisa en el rostro.

La vida de un soldado.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz