3.

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Connor observaba detenidamente la habitación, cada detalle, cada pared y lugar de pintura quebrantada. Mientras intentaba someterse ante la curiosidad que cada vez tomaba más el control.

las sabanas del colchón de Evan estaban extendidas sin ninguna minima arruga, la almohada no mostraba signos de haber sido utilizada en ningún momento. El cuarto seguía igual de silencioso y solitario, sin más que su propia e irritante respiración. ¿Cómo pudo vivir todo este tiempo sin Evan? Aunque era verdad, una de sus pilares más fuertes, siempre fue Evan. Siempre él.

Ahora mismo sólo quería estar allí, sentir su presencia, tenerlo a su lado...tal vez era un capricho estúpido, pero su pecho dolía y su estomago sentía un vacío aunque el desayuno había sido mejor de lo esperado, sí tan solo sus ganas de desaparecer hubieran sido menos, sí no estuviera tan roto ¿hubieran sido suficiente, habría sido suficiente para ambos?

Él se irá. De nuevo. Y tú seguirás siendo igual de cobarde, seguirás sin poder ser capaz de terminar con esto.

Le recitaba la maldita voz de su inseguridad a gritos.

La puerta hizo un estruendo que causó que su cuerpo temblabara, sus ojos se dirigieron rápidamente al chico de inmensas ojeras, ojos rojos y cristalizados. Connor lo miraba moverse a duras penas acercándose, pensaba en mil cosas confortables pero que nunca salieron de sus labios, solo seguía mirándolo hasta que sintió como la frente del chico se apoyaba en su hombro pidiendo un descanso.

"Por favor, solo unos segundos..." habló con la poca voz que se derretía en sus labios, el sonido rasposo y agotado fue remplazado por la primera vez en meses que estaban así de cerca. No preguntó ni dijo nada, solo lo abrazó y lo dejó desahogarse en el paño de lágrimas que ahora era su hombro.

"Esta bien, estaremos bien" dijo en un susurro que hizo temblar a Evan de pies a cabeza, quien solo asintió. A pesar del dolor de la ilusión, le gustaba sentir como antes, cuando ambos podían estar así sin pensar en como se traicionaron mutuamente de diferentes formas.

"Nunca podremos ser igual a como eramos antes ¿verdad?" preguntó mirando a los ojos al chico que rompió su corazón, permitiendo que lo hiciera nuevamente, esta vez, con su completa autorización.

"no lo sé..." titubeó "no, creo que no" admitió honestamente, igual de cansado con un leve sonrisa.

Ambos ex amantes de quedaron entrelazados, ambos compartían el agotamiento mental de estar allí encerrados. El de cabellos largos cubría la cabeza del contrario con una de sus manos dejando suaves y constantes caricias.

A pesar de todo y con las consecuencias que tendría esto ¿por qué debería estar mal? Lo necesitaban, aquel tacto sin compromiso, con la ventana entreabierta y el calor de sus cuerpos.

Connor recordó aquella vez en el sótano, su cuarto aniversario y ambos estaban de la misma forma, en el colchón inflable con aquella especie de guarida improvisada. Las paredes se rodeaban de luces navideñas, fotocopias de viejos recuerdos, libros y un pequeño proyector.

"Con...Conn...Connie" llamaba cariñosamente el chico de camiseta azul cielo "cariño, debes soltarme, tengo que ir por la pizza" dijo logrando que el más alto abriera uno de sus ojos.

"Hm..¿así que ahora eres un chico grande, Ev?" bromeó logrando que un rastro rojo apareciera en la cara de su novio, se desplazaba por todos lados, desde su cuello hasta sus orejas.

"Oh, cállate, idiota"murmuró escondiendo su sonrojo en el pecho de Connor, quien soltó una pequeña carcajada y rodeo el cuerpo a su lado con más fuerza.

El timbre sonó

"Voy a matar a ese imbécil" gruñó, Evan empezó a reír y luego de un momento miró a su novio y depositó pequeños besos en todo su rostro.

Eran buenos tiempos, eran jóvenes y no había otra cosa en su mente que no fuera el uno u el otro. Pero las cosas buenas acaban como empiezan, tan rápido como las aves inmigrantes se marchan en invierno.

Gustaba recordar momentos especiales llenos de luz que con el paso de segundos se opaca, las estrellas de alejan, los segundos pasan rápido y las llamas se apagan.

Debían separarse, debían estar lejos..¿entonces por qué dolía tanto? Sabía que sí alguno de los dos seguía reteniendo los sentimientos del pasado, aún así, no debían y necesitaban ser reparados de nuevo, eran piezas dañadas y estar juntos solo lograría que la corta brecha de su cercanía que había vuelto a florecer volviera a dejar un rastro de espinas que con el tiempo cortaría el lazo que poco y nada necesitaba para romperse y desaparecer del todo.

Evan tenía mucho para pensar, no quería que su estabilidad emocional volviera a depender de aquel chico atractivo y dulce frente a él, quería ser su propio pilar, quería ser mejor para ambos y mucho más para sí mismo. Antes de volver a dar sus emociones y regalar sus pensamientos constantes, debía aprender a amarse a sí mismo, debía volver a pararse por sí solo y sembrar su propia felicidad.

Connor no estaba lejos de aquel pensamiento, pero sus emociones eran más fuertes y el pensamiento de tener a Evan a su lado lograba que su corazón bailara al ritmo de la melodía que se creaba desde sus propias respiraciones. Nunca se imagino que volvería a tenerlo, nunca pensó que volvería a acercarse ni nunca necesitó merecerlo tanto como ahora. Sintió escalofríos cuando sintió su lejanía.

Evan no planeaba quedarse por siempre así, tampoco que la atracción y la necesidad de su calor fuera tan fuerte, pero por última vez necesitaba darse un respiro.

Se recostó en la camilla del ex amante y palmeó el espacio a su lado.
"Por favor..." no tuvo que terminar la frase.

Los brazos del chico más alto ya estaban rodeandolo, su mentón ya estaba apoyado sobre su cabeza, el calor ya se había expandido sobre sus sabanas y la comodidad reinaba con ironía sobre aquel espacio, donde se suponía que los que estaban locos debían ser todo menos calmados, pero allí estaban ellos.

Los estereotipos podían irse lejos, tan lejos como los medicamentos, y los enfermeros podían quedarse fuera de aquel espacio cuadrado. No sabían que hacer con sus sentimientos encontrados pero si había algo que no les podría ser arrebatado ahora mismo era que sabían que aunque tuvieran que ir a diferentes lugares dentro del establecimiento, volverían a la misma habitación y aunque el día no hubiera podido ser un avance para ellos, al menos podrían volver a acurrucarse bajo la mirada atenta de sus propios corazones palpitantes al mismo tiempo.

Connor pedía ser amado por aquel único amor que dictaba y se había apoderado de todo su ser, sobre todas las cosas, solo lo necesitaba a él, solo lo quería a él y la agonía de solo poder hacer nada más que quererlo era el dolor placentero de tenerlo entre sus manos pero nunca poder mantenerlo allí.

Porque debían seguir adelante, debían recuperarse, aunque uno de ellos lo sabía mejor que el otro, pensaban igual en algún punto topaban en los mismos resultados: no podían estar juntos.

Finally, Found.Where stories live. Discover now