Siendo Egoístas

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Siendo Egoístas

Draco la abrazo con fuerza, con necesidad, tenía miedo que de un momento a otro desapareciera, tenía un atroz temor de que solo se tratara de un sueño.

Hermione escuchaba claramente el corazón de Draco latir con ímpetu, estaba feliz de que no fuera un sueño, pero si lo fuera estaba dispuesta a seguir soñando por toda la eternidad. No tenía fuerzas para corresponder el abrazo, tenía su cuerpo entumecido, pero eso no la hacía menos feliz al sentir el calor emanando del cuerpo varonil de Draco.

El chico acariciaba su cabello y besaba su cabeza, sin queras soltarla, sin apartarla de su cuerpo, no recordaba estar tan feliz, sentía una corriente de adrenalina correr por sus venas y un calor en su pecho que crecía mas a cada momento.

-Te extrañe tanto amor, no te imaginas cuanta falta me hacías. -Le dijo con voz entrecortada, aun besando su cabello.

-Yo también te amo Draco. -La voz de Hermione sonó rara después de tanto tiempo de no haberla utilizado estaba enronquecida.

No se puede describir lo que esos dos sentía en ese momento, era tanta su felicidad que no les cavia en el pecho, estaban eufóricos, plenos y llenos de una incomparable dicha.

Hermione sintió su cabello humedecido.

-¿Draco? -Le llamo para saber la causa y el rubio se separa un poco para encontrarse con los ojos caramelo que tanto amaba. La chica se dio cuenta que su novio lloraba, pero esta vez no era el mismo llanto de impotencia y desesperación, ahora eran lagrimas de pura felicidad.

Los ojos de Hermione se inundaron en lágrimas y comenzaron a verterse sobre sus mejillas.

-Te dije que aria mi mejor esfuerzo. -Le dijo mientras las comisuras de sus labios formaron una gran sonrisa.

Verla sonreír de nuevo fue grandioso para Draco, era como si su día se iluminara con ese simple gesto, no podía pedirle ya nada mas a la vida, con Hermione se sentía completo.

La miro con sus ojos gises anegados de lágrimas y con una sonrisa dibujada en el rostro.

-Te amo. -Le dijo con la más absoluta seguridad que nunca amaría a nadie como la amaba a ella.

-Te amo. -Repitió Hermione y levanto su mano temblorosa para limpiar las lagrimas que escurrían por el rostro de Draco.

Se fundieron en un beso largo e intenso, saboreando sus labios, deleitándose con esa expresión sublime de amor autentico, sus labios danzaban juntos en un baile cadente.

Con un poco de torpeza por haber permanecido por largo rato sentado se levanto del su acogedor árbol y se llevo en brazo a Hermione, que ahora se sostenía enlazando sus manos al cuello del rubio.

Aun era muy temprano para que hubiera alguien en los pasillos del castillo, así que se dirigieron a la torre de premios anuales, portándose quizás un poco egoístas por el momento no le dirían nada a los demás, al menos por un par de horas,  porque tenían algunas cosas más en mente.

Se adentraron en la torres de premios anuales, y subió Draco las escaleras de piedra con cuidado, aun llevaba en brazos a su novia, que estaba aun un poco débil para caminar por su propio pie.

Con agilidad abrió la puerta de la habitación de Hermione y la depósito en la cama, para después cerrar la puerta poniendo un par de hechizos para que no los interrumpieran y no escucharan los demás ningún ruido.

-Quisiera bañarme, pero no lo puedo hacer sola. -Le dijo Hermione con las mejillas sonrojadas.

-Para eso estoy aquí Hermione, para ser tu esclavo y hacer lo que me pidas. -Dijo de manera teatral con una gran sonrisa y entro al baño para preparar la tina. Cuando todo estuvo listo regreso por ella hasta la cama.

La ayudo a mantenerse de pie a un lado de la cama, para poder quitarle la bata y el camisón que pareció que ya les estorbaba. Deslizo por sus hombros la fina bata y comenzó a subir el largo camisón, descubriendo sus piernas largas y torneadas, después su cadera,  su cintura, un vientre plano hasta llegar a  sus senos. La chica levanto las manos con algo de torpeza y Draco termino librándola por completo del camisón, llevaba ya solo una pequeñas bragas que el chico bajo con lentitud acariciando de paso sus caderas y sus piernas, dejando descubierto el monto de Venus.

La cargo de nuevo para meterla al baño y para sorpresa de Hermione la tina había sido ampliada por Draco, era tan grande que fácilmente podrían caber los dos, y esa era precisamente la intención.

La deposito con cuidado en el agua, que estaba deliciosamente cálida para gusto de la chica que tenía el rostro completamente enrojecido. A su vez Draco se quito la ropa que traía puesta hasta quedar al igual que la Hermione, completamente desnudo.

Draco se coloco tras la espalda de Hermione, lavo primero su cabello, masajeando de manera sensual y tomando una esponja comenzó a frotar con delicadeza su espalda, depositando a su vez pequeños besos en su nuca, hombros y espalda, enjabono cada parte de su cuerpo como tal esmero como si se tratara de una muñeca de porcelana y tuviera miedo de romperla. Cada roce de Draco encendía la piel de la chica arrancándole suspiros de placer.

Hermione estaba disfrutando en gran manera de esas sutiles caricias, pero el chico no conforme con lavar la parte posterior del cuerpo de la chica la hizo girar un poco y comenzó a frotar también sus senos y bajo poco a poco mas allá, sin que faltara ningún rincón por explorar, ya fuera con la esponja o con sus labios.

La castaña estaba aun débil para corresponder de la misma manera, pero ella era generosa, hizo su mejor esfuerzo sus manos temblorosas tomaron una esponja y con lentitud imitaron al las del rubio, que se dejo querer, soltando gemidos de placer.

El baño se extendió por varios minutos, que ninguno de los dos contaban, pero cuando su piel comenzó a arrugarse decidieron que sería mejor salir de la tina.

Draco salió primero y se seco con rapidez envolviéndose en la cintura una toalla, para después hacer lo mismo con Hermione, al cargo con cuidado ayudándola a ponerse de pie y seco con esmero cada parte de su piel, pero a ella no la envolvió en la toalla, la cargo desnuda hasta la cama.

La acomodo suavemente para después seguir ahora sin esponja explorando el cuerpo de Hermione, besando de palmo a palmo todo su cuerpo, con pasión y deseo, pero más que nada con un infinito amor.

La toalla que llevaba el rubio salió sobrado en algún momento, ya solo sus cuerpos desnudos, uno sobro otro disfrutaban del vaivén de sus caderas, entre un mar de caricias y besos, entre gemidos de placer y suspiros, se entregaron de nuevo uno al otro.

Terminaron exhaustos abrazados con ternura, solo volvieron a la realidad al recordar el juicio que se llevaría a cabo ese mismo día en algunas horas.  

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La sala del juicio estaba llena, el señor Weber al frente del podio esperaba que se expusieran las últimas pruebas antes de dar el veredicto.

Amber está esperando su turno de pasar al estrado, Ron sostenía su mano con cariño, Marcus le pasaba un brazo por los hombros para darle confianza.

En cuestión de minutos la harían  pasar para dar la sentencia definitiva.

Una Oportunidad Para RedimirteWhere stories live. Discover now