IX. Sueños reveladores

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Aviso: Es un capítulo laaargo, laaargo :) pero he decidido dejarlo completo para que se entienda todo

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Aviso: Es un capítulo laaargo, laaargo :) pero he decidido dejarlo completo para que se entienda todo. Disfrutarlo (si lo hacéis pulsar en la estrellita por favor, os lo agradecería mucho)

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Suspiré y sopesé las opciones que tenía. No me consideraba una persona cotilla pero una parte de mí deseaba saber qué se escondía detrás de ese botón y porqué era importante para Zyan.

Me acerqué hasta el control onírico y acaricié con delicadeza el aparato, fijándome detenidamente en cada botón, recordando qué significaba cada uno. Deseaba ver esos lugares que él había mencionado pero me podía el ansia de saber ese secreto oculto. ¿Se podrían pulsar varios botones a la vez?

Por si acaso, y para no complicar más las cosas, programé la hora en la que tenía pensado despertarme y, con cierta cautela, apreté el pequeño botón. Mi corazón comenzó a latir a mil por hora, nerviosa por encontrarme con algo malo, algo que fuera peligroso o me doliera ver.

Di un brinco al escuchar una repentina voz mecanizada que me avisaba de que el aparato onírico se cerraría en dos minutos y contaba solo con ese tiempo para meterme en la cama y prepararme para dormir, incluso no me tenía que preocupar por la luz que emitía la lámpara del techo, porque el aparato apagaría esa luz al activarse.

Me metí en la cama con la adrenalina recorriendo mis venas, sabía que ya no había vuelta atrás, no podía arrepentirme. Fuera lo que fuese lo que Zyan quería esconder estaba a punto de averiguarlo. Una vez lo supiera decidiría que hacer, igual nada más despertar tendría que salir de esa casa. O quizás no. Estaba en ascuas por descubrirlo.

El control onírico pitó tres veces seguidas emitiendo una luz fluorescente. Me tumbé justo a tiempo para presenciar cómo se elevaban los cristales que había a los laterales y se juntaban, formando una especie de urna transparente.

 Me tumbé justo a tiempo para presenciar cómo se elevaban los cristales que había a los laterales y se juntaban, formando  una especie de urna transparente

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Un chico de pelo negro y ojos claros caminó por un largo pasillo bastante conocido. Iba feliz. Al ver a su madre sentada frente a la ventana con un libro sonrió y se abalanzó desde detrás para darle un beso en la mejilla.

Ardor (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora