II. Sin aire

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Al abrir los ojos percibí la oscuridad que había a mi alrededor, era un sitio claustrofóbico

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Al abrir los ojos percibí la oscuridad que había a mi alrededor, era un sitio claustrofóbico. Me incorporé del suelo en el que me encontraba y moví mis manos al notar la tierra oscura que las ensuciaba. Gemí al sentir un pinchazo intenso en la cabeza y me aferré fuerte al suelo clavando mis dedos para no desestabilizarme y caerme. Inspiré todo lo que pude al notar que me estaba quedando sin aire y mis pulmones se quejaron molestos. Comenzaba a sentir un frío intenso que cubría todo mi cuerpo contraído, la oscuridad me dificultaba mucho la visión y por ende la estabilidad, pero tenía que esforzarme en resistir para salir de donde sea que me encontrase. Debía avanzar.

Me levanté con mucha dificultad, tratando de ignorar el dolor que estaba recorriendo mi piel y comencé a caminar de forma lenta, respirando cada vez de forma más acelerada, con los oídos quejándose a causa del cambio de temperatura que seguramente había en ese lugar. Mis pisadas resonaron en todo el espacio, rebotando el sonido en las paredes rocosas que me rodeaban. Me abracé el cuerpo, respirar dolía.

Contemplé una especie de bajada rocosa y me percaté de que seguramente me encontraba dentro de una pequeña cueva, así que me incliné para agacharme y tratar de bajar, en un desesperado intento de hallar la salida. Con mis piernas flaqueando, me deslicé a gatas, haciéndome pequeños rasguños por las manos y las rodillas, pero lo ignoré para intentar seguir adelante, sin mirar atrás.

Traté de mantener la calma mentalizándome de que podía conseguirlo, saldría viva de ahí. Conservé el oxígeno que aún tenía almacenado en los pulmones respirando de forma más pausada y traté de ignorar la opresión que sentía por mi cuerpo a causa del frío que me estaba envolviendo, cada vez era más agónico. Consciente de que iba a desmayarme por la debilidad y ya estaba visualizando la luz del exterior, usé la poca fuerza que conservaba y me tiré tratando de rodar. Cuando ya veía el entorno con colores extraños y un cielo completamente diferente al que recordaba, todo empezó a difuminarse. Mi consciencia me falló.

«Hellyda...»

—Su temperatura corporal no es normal, Zyan, supongo que te habrás percatado

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—Su temperatura corporal no es normal, Zyan, supongo que te habrás percatado. Está descendiendo a una velocidad que me cuesta calcular. Si no la controlamos pronto, morirá.

—¿Qué hacemos? No parece humana y...

—Tú decides. Sabes que haré todo lo que me digas, pero decide pronto o morirá.

—Sálvala, Myah.

Traté de luchar para abrir los ojos, pero mis párpados se encontraban completamente cerrados, estaban herméticos. Exhausta, me dejé llevar por la oscuridad que se iba acercando a pasos agigantados hasta mí. Las escasas luces y voces que había percibido poco a poco se fueron desvaneciendo, dejando tras de sí un silencio desgarrador que me atormentaba, me indicaba que había fallado a mi hermana, la había dejado sola.

 Las escasas luces y voces que había percibido poco a poco se fueron desvaneciendo, dejando tras de sí un silencio desgarrador que me atormentaba, me indicaba que había fallado a mi hermana, la había dejado sola

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—Pero...Zyan —escuché decir a una voz aguda—. Nunca antes he hecho algo así. No sabemos lo que es.

—No podemos dejarla morir, Alina. Estaba ardiendo cuando la encontré. Me costó mucho esfuerzo sostenerla.

—¿La? ¿Es una chica?

—La cosa, la alien. Todavía no sé cómo deberíamos llamarla. Te necesito porque quiero que le des una de tus pastillas temporales.

—¿Las de mi proyecto? —preguntó la chica de voz aguda—. Solo las he probado en animales, esto es...bastante diferente a un animal.

—¿Y? ¿Funcionaron?

—Bueno, sí —afirmó ella—. He podido aumentar su temperatura hasta veinte grados, pero aun así...

—Creo que será suficiente, probemos con ella. De esta forma es como si estuviera en coma, así que cualquier cambio será mejor. Además viendo su estructura ósea, y según me contó Zyan cuando la encontró, su temperatura normal debe de ser mucho más alta que la nuestra—intervino otra voz más estridente.

—¿Y si se muere? —preguntó la de la voz aguda—. Algunos animales fallecieron al no soportar el cambio de temperatura en sus pequeños cuerpos. Explotaron.

—Es el riesgo que hay que correr.

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Espero que os haya gustado el capítulo. Sé que es cortito pero los demás serán largos, lo prometo.

¿Qué tal la historia? ¿Os va gustando? De ser así agradeceré leer vuestros comentarios y estrellitas :)

Nos vemos el miércoles con un nuevo capítulo...ardiente ;) (De ardor jaja, no que vaya a ser hot)

Un beso,

Karlee D.

Ardor (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora