Capítulo 33

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Han pasado dos semanas, no hubo ni un maldito día en que no piense en el, sentía mi vida vacía. Acababa de llevar mi carro al mecánico, tenia una pieza destrozada, igual que mi corazón, la diferencia es que la pieza la pueden cambiar y el corazón no. No había quedado rastro de José, la policia no paraba de perseguirme a todas partes, me estaban agobiando, no sabia hasta cuando seguiría con eso, pero deseaba con todo mi ser que termine pronto. Y respecto a Amir, pues que puedo decir de el, no lo veía tan seguido, lo vi unas tres veces desde la ultima vez que nos separamos. No me mató, pero algo murió en mi ese día, ya no era la misma chica de siempre, todo me recordaba a el, me marcó muchísimo y no se si es porque fue mi primer amor o por su forma de ser. Solía decirme que le encantaba mi sonrisa, tal vez por eso se la llevo cuando se fue.
Lo conocí a el, una persona con la cual me sentía bien, por primera vez en tanto tiempo. Poco a poco me fui metiendo en su vida y el en la mía. Y yo me fui enamorando cada vez mas y mas...fueron sus palabras, fue la forma en la que me trataba, la manera en la que me hacia reír, la manera en la que me hizo sentir libre y viva de nuevo. Lo echaba de menos para que negarlo, cada vez que lo veía sentía mi corazón quebrarse mas de lo que ya esta.
La primera vez fue en urgencias, vi como salía por la puerta, era un día después de nuestra ruptura, pensé que estaba delirando y cuando se lo pregunte a mi compañera me dijo su nombre y que había dañado sus nudillos, no entendí el porque así que decidí dejarlo estar, y cuando le envíe un mensaje me dijo que se había echo daño sin querer, fue tan cortante que decidí dejarlo estar. La segunda vez que lo vi fue saliendo de mi casa, el estaba en la ventana de su despacho y me vio, se que me extraña y yo también pero seguimos fingiendo que somos fuertes. Y la tercera vez que lo vi fue en la puerta de comisaría, donde hubo fuego, a veces ni saludos quedan, me sonrió y se la devolví. Y juro que no hay nada mas doloroso que estar mal y sonreír a pesar de todo.
Llegue a casa, comí y salí junto con Lina, para ir a trabajar, bueno era yo quien trabajaba y ella decidió acompañarme ya que no tenia coche. Salimos y empezamos a hablar de cosas, intentaba mantener mi mente ocupada con cualquier tontería. Deje de escuchar a Lina cuando mis ojos no podían creer lo que veían

Sin alasWhere stories live. Discover now