Capítulo 23

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-Cuando nací, mis padres estaban muy contentos por tener a un bebe, me mimaban, jugaban conmigo, me llevaban de paseo, me duchaban juntos, estaban felices por mi llegada—Vi como se le escapaba una sonrisa triste, no quería que se sintiera mal ni mucho menos pero quería saber su pasado, anhelaba poder entender lo que le paso para perder la confianza en la gente.— al llegar a los 11 años mis padres empezaron a pelearse, uno decía blanco y el otro negro, cada día eran gritos, peleas, hasta que un día me dijeron que se habían divorciado, me rompieron , era tan solo un niño que no entendía nada, no quería verlos pelear y mucho menos vivir separados, no lo soporté. Al final me quede con mi madre y mi padre se fue del país. Al llegar a la adolescencia empecé a juntarme con chicos malos, que fumaban de todo, se emborrachaban hasta que su cuerpo caiga , iban de disco en disco, yo era un inocente niño de 14 años y me empezaron a cambiar, empece a fumar todo tipo de sustancia, a emborracharme a mas no poder, a ir de fiesta en fiesta, y cuando llegaba a casa, encontraba a mi madre sentada con el teléfono en la mano, cuando me decía algo, me revelaba y me enojaba con ella, ni yo mismo sabia lo que me pasaba,
Día tras día, mes tras mes, año tras año, y no cambiaba, me estaba autodestruiendo y no había nadie para que me salvase, siempre dejaba a mi madre trabajando para poder mantenerme, mientras yo me llenaba de alcohol. Hasta un día, un día que jamas olvidare- Vi como intentaba tragar y me imagine lo peor— habíamos tenido una grandísima pelea con mi madre y salí sin mas, me fui donde mis amigos a hacer la misma rutina de siempre, vi como mi madre no paraba de llamarme, así que decidí apagar el teléfono y disfrutar de la vida, al terminar quise ir a casa de un amigo, no quería volver a casa y tener otra pelea, asi lo hice.
A la mañana siguiente encendí el teléfono y vi que estaba lleno de llamadas , así que decidí llamarla para decirle que estaba bien. Al tercer intento me cogieron, pero no era la dulce voz de mi madre

Sin alasWhere stories live. Discover now