Capítulo 8

40 26 2
                                    

   Salí de mi cuarto a la vez que mi amigo Ralen. Su cara mostraba un poco de cansancio y bostezó con lágrimas perezosas en sus ojos azules. Sabía que se despertó en medio de la noche. Me desperté a su vez cuando le oí dar un grito en la madrugada. Pensé en ir a su habitación para verle, pero me quedé en la puerta ya que Ezra me interrumpió.

-Es mejor que no entres, Lusy- me advirtió el vampiro.

-¿Y si le ha pasado algo?

-Lo máximo que le puede pasar ahí es que se caiga de la cama.

El chico llevaba unos guantes de arquero negros, además de una camiseta holgada blanca y unos pantalones vaqueros junto con unas botas marrones.

-¿Adónde vas, Ezra?- pregunté curiosa.

-A prácticar-respondió secamente-. Vuelve a la cama, Lusy.

El muchacho vampírico aceleró el paso, alejándose de mí y dirigiéndose a las escaleras, pasando por completo del tema que me había despertado.

-¿Puedo ir contigo?

Ezra se detuvo en seco frente a los escalones y se dió la vuelta para mirarme. Él estaba de pie junto a una ventana por la que entraba la blanca luz lunar chocando con su pálido rostro y haciendo brillar sus ojos del color del chocolate que se clavaban fijos en mi mirada.

-¿Por qué?

-He pensado que si ahora estoy metida en este mundillo de locos...lo mejor sería aprender a defenderme del resto de monstruos.

Su habitual semblante serio parecía inamovible, pues me examinó con la mirada por unos segundos para luego suspirar, rodar los ojos y decirme con un gesto de su mano que le siguiera. Aceleré el paso para posicionarme a su lado y bajamos las escaleras sin siquiera mirarnos a la cara. Me acompañó hasta una habitación de la inmensa mansión que estaba cerrada por dos puertas de madera de roble. Ezra sacó del bolsillo de su chaqueta un llavero e introdujo una llave plateada en la cerradura. Empujó la puerta con cuidado y encendió la luz de la estancia, dejando visible una gran biblioteca con enormes estanterías al fondo y a los laterales de la habitación. Esta biblioteca tenía un balcón, al que se llegaba mediante unas escaleras blancas con una barandilla dorada, para poder acceder a los libros más altos, aunque aun así había una escalera de mano para coger los libros.

En medio del cuarto había una especie de sala de estar, con dos confortables sofás beige y una mesa de café de color blanco.

-Bienvenida a la biblioteca de los Albu-dijo Ezra-. Aquí puedes encontrar información de todas las criaturas sobrenaturales que existen-me miró y sonrió de una forma dulce-. Debes empezar por aquí si quieres ser cazadora, no te sirve solo con saber usar un arma.

Cerró las puertas tras de sí, y caminó hacia una estantería. Subió un par de escalones de la escalera de mano y alcanzó un libro de tapa dura color rojo con dos rayas desgastadas de color dorado en el lomo. Se acercó a mí y me dio el libro.

-Este es sobre vampiros. Todo lo que se sabe de nosotros y como matarnos-lo dijo con una naturalidad bastante impresionante para mí, teniendo en cuenta que me estaba dando un libro con la clave de como matar a un vampiro. No creo que todos los monstruos hicieran lo mismo.

Abrí el libro por la primera página y lo primero que contaba era el origen de estas criaturas sedientas de sangre, contando que su aparición se remonta a incluso antes de cristo, al parecer. Aunque los humanos los descubrimos por primera vez con Vlad Tepes. Mientras yo ojeaba curiosa las páginas del libro, Ezra se dedicaba a coger más de las estanterías y amontonarlos en la mesa que, tras un par de minutos, estaba a rebosar.

Cuento de un cazadorDove le storie prendono vita. Scoprilo ora