Capítulo 3

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     Imaginé que serían unas personas de más o menos la edad de mis padres. Gente mayor y aburrida que me sacaría pronto de mis casillas, pero al abrir la puerta, me quedé impresionada por lo que vi. No eran más que un chico y una chica de mi edad.

Ella tenía el pelo corto, de color blanco y con la parte izquierda de su cabeza rapada, aunque esa parte estaba teñida de azul marino. Su flequillo caía sobre su ojo derecho tapándolo, dejando ver únicamente su ojo izquierdo de color café. Vestía con un crop top negro con tiras que hacía una X sobre su pecho y se ataba a su cuello, unos pantalones cortos blancos con un cinturón azul marino y un abrigo de piel con la capucha forrada de pelo blanco. Por sus esbeltas piernas se extendían unas mayas grises junto con sus botas altas de estilo vaquero de color azul marino y que estaban rasgadas en la rodilla, además de que tenían mucho tacón, por lo que supuse que la chica sería mucho más bajita de lo que era sin tacones. Tenía el semblante serio e imponía respeto con la mirada además de que a primera vista, era una chica elegante.

El chico, sin embargo, no mostraba la misma elegancia que su compañera, pero sí imponía. Era un chico alto y de cabello alborotado, corto y blanco, como la chica. Él tenía los mismos ojos achocolatados de la muchacha y el mismo semblante serio, vestía con una camiseta negra, un abrigo blanco con la capucha también forrada, unos pantalones blancos y unas botas altas blancas con cordones negros. Supuse que el color favorito del chico era el blanco.

-Soy Ezra y esta es mi hermana, Kora. Somos cazadores y tus padres nos han llamado.

-¿Ca-cazadores? ¿Por qué mis padres iban a confiar en un par de cazadores?-

-Tal vez porque ellos lo son, ¿no te parece?-dijo Kora.

-¿Mis padres? ¿Cazadores? ¡Venga ya! ¡Si mamá es vegetariana!

Los desconocidos se miraron con sorpresa y luego me miraron a mí.

-¿No lo sabes?-preguntó Kora.

-¿El qué?- dije incrédula y alterada aún por el hecho de no saber dónde estaban mis padres.

-Su profesión. ¿Nunca te hablaron de ello?

-Mi madre es psicóloga infantil y mi padre historiador.

Kora alzó las cejas y se cruzó de brazos. Miró a Ezra impresionada y ambos cruzaron una mirada de incredulidad. Chasqueé los dedos en la cara del chico y los dos volvieron a prestarme atención. Kora suspiró y volvió a preguntarme por el trabajo de mis padres.

-Ya lo he dicho, ¿eres sorda?-dije ya cansada de esa gente.

-Me cago en...

-Kora-le interrumpió Ezra-Tus padres no cazan animales comunes, cazan monstruos.

-Monstruos-repetí-¿Cómo qué? ¿Hombres lobo? ¿Vampiros? ¿Demonios?

-Wendigos, dullahans, espectros, banshees, dracógenos...-enumeró el muchacho de cabellos blancos. Yo no pude contener la risa por la clase de sandeces que decía, y encima tan convencido de sí mismo. Limpié las lágrimas de risa que asomaban de mis ojos y me apoyé en el marco de la puerta.

-Mira, Ezra, todos esos bichos que dices no existen. Son personajes de cuento, propios de libros juveniles. No existen los hombres lobo, ni los vampiros, ni nada de eso. ¡Esto no es Crepúsculo!

-Sí, ya, es que las criaturas de Crepúsculo, al menos los vampiros, no se parecen a los de verdad. Por ejemplo, no brillan y no todos son guapos ni se parecen a Robert Pattinson- declaró Kora. Yo la miré, alzando las cejas sorprendida y luego ella resopló molesta, para después cogerme del brazo y decirle a su hermano que debíamos irnos. Sentí el tacto frío de su mano en la piel de mi brazo derecho.

Cuento de un cazadorWhere stories live. Discover now