Capítulo 5

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Desperté por culpa de unos golpes repetitivos en la puerta de mi dormitorio. Eran alrededor de las cinco y cuarto de la mañana y yo me preguntaba quién debía ser el que llamaba a la puerta con tanta ansia a esas altas horas de la noche. Me levanté adormilada de la cama, tapé mi cuerpo semidesnudo con la sábana, encendí la luz y me acerqué la puerta. Al abrirla, me encontré a Ralen vestido únicamente con unos pantalones de pijama. Su piel bronceada se veía perfecta bajo la luz incandescente de la lámpara de mi cuarto. Sus abdominales estaban bien marcados y sus brazos era musculosos y fuertes. El colgante de ámbar que llevaba cuando le vi, caía de su cuello y descansaba sobre su amplio pecho. Su piel tan perfecta, su cuerpo tan bien ejercitado... ese muchacho parecía definitivamente perfecto. Sus ojos zafiro me miraron sorprendidos y no me dio tiempo a preguntar que hacía despierto, cuando me dijo que me vistiera rápido.

-¿Por qué?- pregunté en un bostezo.

-Se me ha ocurrido un plan para que no tengas que volver con los Albu.

-No sé qué problema tienes con ellos.

-Me dan mala espina los vampiros, eso es todo. Ahora vístete que nos vamos en un chasquido.

Y con eso, el brujo pelinegro salió corriendo hacia su habitación para vestirse. Yo me puse lo mismo que había llevado aquella tarde. Unos pantalones cortos, una blusa negra y mis botines azules con un poco de tacón. Salí de la habitación y miré a ambos lados, queriendo ubicarme para encontrar la habitación de mi amigo. Al salir del dormitorio, a la izquierda podía llegar al salón y por la derecha había más puertas. El pasillo era bastante ancho y las paredes de este estaban forradas de madera, lo que lo volvía un poco más estrecho, pero seguía siendo de todos modos un amplio pasillo. Cerré con cuidado la puerta, pues no quería despertar a Dominic, y seguí el camino del pasillo hasta llegar a un puerta que supuse sería la de Ralen, pues, aparte de estar la luz encendida, en la puerta había pintada con spray una X azul y luego había un cartel casi descolgado donde, escrito a mano, ponía: "entra y te frio". Iba a llamar cuando Ralen abrió de repente y me topé con él.

-Vamos-dijo. Él se había vestido con una camiseta blanca con una calavera dibujada, una chaqueta de cuero negro, unos vaqueros azules y las botas con las que le había visto aquel día, además de su collar de ámbar que colgaba de su cuello.

Yo asentí con la cabeza y ambos salimos por la puerta, cerrando esta con cuidado para evitar que Dominic nos pillase.

Caminamos un rato hasta alejarnos del bloque donde Ralen vivía, entonces me tomó de la mano y me guió a un callejón.

-Ralen, ¿qué haces?-pregunté exhausta después de haber ido corriendo por las calles oscuras de la mano del pelinegro.

-No nos debe ver nadie-murmuró.

-¡Pero si son las cinco de la mañana! ¡¿Quién va a haber en la calle a estas horas?!- exclamé, alzando mis manos al cielo. En seguida, Ralen chistó y puso su mano en mi boca para que me callara.

-Baja el volumen, Lusy. Siempre hay gente observando, y no necesariamente humanos. Puede haber demonios, espectros, ghouls...lo que sea.

Le miré estupefacta. Un escalofrío me recorrió la espalda cuando Ralen mencionó a esas criaturas. Empecé a pensar que ya no estaba segura en ningún lugar del mundo, o que ni siquiera lo estuve en ningún momento. Puede que mis padres siempre me hubieran protegido de todos los monstruos que acechaban cerca de nosotros. Después de que Ralen mirara a todos lados para asegurase de que no había monstruos, me llevó de la mano a la puerta trasera de un bar. La puerta era de acero, un poco oxidado, y tenía un cartel blanco atornillado donde ponía claramente en mayúsculas y letras negras "SOLO PERSONAL AUTORIZADO". Ralen llamó a la puerta cinco veces y entonces, una voz profunda y airada sonó tras la puerta. Era claramente la voz de un hombre.

Cuento de un cazadorWhere stories live. Discover now