Capítulo 30.

162 19 2
                                    

Admito que intente hacer lo mejor que pude con este capítulo. Espero no me quemen luego de leerlo u///u

—————————————————

Haymitch

Estaba despierto, pero todavía quise mantener mis ojos cerrados.

A mi lado solo yacía un espacio vacío y las sábanas deshechas. Ese hecho extraño me obligó a que abriera los ojos, además de mantenerme quiero unos segundos hasta que todo a mi alrededor dejara de verse tan borroso. Aunque, mantener la cabeza sobre la almohada solo me provocaba querer dormir nuevamente.

Si quería despertar correctamente solo tenía que salir de la cama.

Mi desnudez se confirmó apenas me incorporé, lo que me cubría hasta el pecho resbaló hasta mi cintura. Mis hombros se sentían más livianos de lo normal, o al menos eso parecía hasta que decidí averiguar qué tan profundos fueron los rasguños esta vez, y la molestia no tardó en aparecer en mi espalda

Trate de restarle importancia, concentrándome en la puesta de sol. Es ahora cuando me pregunto con exactitud cuanto había dormido, sin embargo, se vio reemplazado por la intriga de saber el paradero de Trinket.

Busqué en cada rincón de la habitación cualquier pista y me llevé la sorpresa de que, sobre la pequeña mesa, al costado de la cama, reposaba una charola que contenía unas tostadas y un vaso de jugo.

Una sonrisa se asomó por mi rostro al reconocer tal acto. No era algo común desayunar en la cama cuando se trataba de ella, normalmente me habría arrastrado hasta la mesa insistiendo que no era de buenos modales.

La guerra nos había cambiado después de todo. Intenté no suspirar tal pensamiento, pero fue inevitable.

Me puse de pie para darle una mordida a esas tostadas. Estaban más crocantes de lo que suelo comerlos, agregando que también algo frías, lo que significaba que estuvieron aquí más tiempo del que pensaba.

El ruido de un plato roto me tomó por sorpresa.

Quizá la princesa si estaba en casa.

—¿Cariño?

La llamé dos veces, esperé unos segundos y volví a insistir por tercera vez. No obtuve respuesta en ninguna de las tres ocasiones. Era aún más extraño de lo que parecía.

Debía asegurarme que no se trataba de Jared otra vez, así que sin importarme no llevar nada puesto salí a ver de qué se trataba.

Revisé en el baño, la sala de estar y también el cuarto de lavandería, pero no había rastro de Effie. Después, para cuando quise revisar la cocina...

Observé confuso la situación.

Para empezar, ¿qué hacía la hermana del cretino aquí? Y, para terminar, ¿cómo fue que entró?

—Podrías si quiera ponerte ropa interior—resopló, molesta—. Los de tu clase nunca entendieron nada sobre tener respeto ante una dama, ¿verdad?

—Yo no veo ninguna—me cruce de brazos, arqueando una ceja—. Deberías entrar cuando se te invite, no cuando se te da la gana.

—Solo vine a buscar unas cosas de Jared. Mi hermano no quiere seguir siendo la carga de Effie y ella tampoco quiere verlo, aunque, ahora comprendo el porqué de esa decisión. Aun así, no veo cómo fue tan descarada para traer a su amante aquí.

—Si ya tomaste lo que querías, te puedes largar.

—Ellos eran felices, ¿por qué te entrometiste? Tuviste tu oportunidad cuando te buscó y la echaste a perder.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 16, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi Peor ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora