Capítulo 22.

201 17 5
                                    

Me sigue dando cosa subir capítulos así, pero acá esta uwu  

  —————————————————— 

Effie

Las palabras que habían salido de mi boca no fue algo repentino. Era esto lo que estaba ansiando desde que volví a verlo en la playa.

Y no me costaba admitir lo tonta que había sido al intentar engañarme.

—¿Besarte?—preguntó, sonriendo de la misma manera que antes—. ¿Segura de que eso es lo que quieres?

Aquella pregunta solía molestarme, y estaba cansada de evadir la respuesta que estuvo frente a mis ojos. Me había hartado de la actitud que tome para tratar esta situación, y quizá no era necesario llegar hasta aquí para darme cuenta de ello.

Sin embargo, habría tiempo después para pensar en lo siguiente que haría. Ahora, lo único que mi cuerpo exigía a gritos eran los besos del hombre que estaba sentado sobre la mesa, esperando una respuesta.

—Lo mejor será que me vaya.

No tardo en hacerme a un lado para poder bajarse con facilidad. Tenerlo de pie junto a mí era una oportunidad que no desaprovecharía. Habíamos perdido demasiado tiempo, uno que estaba dispuesta a recuperar desde esta noche.

—Bésame otra vez.

Obedeció.

Fue suave al principio, pero Haymitch sabía a la perfección como hacer que me derritiera en sus brazos y el cómo aumentar la excitación de ambos en segundos. Deseaba esa rudeza, necesitaba que me recordara lo que sentía cuando estábamos juntos.

El mínimo toque me tenía en el borde.

Desde que había entrado por esa puerta mi cuerpo sabía lo que quería. De hecho, lo sabía desde que estuvimos en el Capitolio, donde se negó a pasar la noche conmigo sin saber lo mucho que anhelaba que se quedara.

—Desnúdame.

Se puso en cuclillas posando sus manos en mis piernas. Levanto el vestido al mismo tiempo que iba dando caricias al azar, primero desde mis rodillas hasta los muslos y después sobre las bragas hasta incorporarse, logrando dejarme desnuda al fin.

El no llevar sujetador pudo darle una muy buena vista de lo que eran mis pechos, esos que tanto me gustaba que tomara en su boca hasta hacerme gemir. Sentirme atractiva ante su hambrienta mirada era inevitable.

Dejo caer mi ropa de sus manos para seguir explorando toda mi parte superior mientras que sus labios se encargaban de regresar a mi cuello. Apenas podía mantenerme de pie cuando de pronto...se apartó.

—Se te olvido mencionar que traías bragas de encaje mi amor.

Despacio me fue guiando hacia la cama donde segundos después me empujo, quedando tendida sobre ella, dispuesta a esperar su siguiente movimiento.

—¿Qué tienes en mente?—pregunté, agitada.

—Vamos a darle un poco de diversión a esto, princesa—se abrió la camisa sin quitar la vista de mis ojos—. Todavía recuerdas nuestros juegos ¿verdad?

Sus manos no tardaron en dirigirse a la única prenda que me cubría. Sonrió de lado antes de retirarlas, y su vista no dejo la mía mientras aspiraba el olor de estas. Me sonroje, esta era una de las pocas veces que lo veía hacer eso.

No tardo en colocarse a horcajadas sobre mí, sosteniendo mis muñecas sobre mi cabeza. Podía notar la lujuria que había en su mirada, la misma que tuvo en esa primera noche que pasamos juntos.

Mi Peor ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora