Ella y su hermano tuvieron la desgracia de seguir viviendo, cruzando con los brazos cerrados la enfermedad que asoló al país.
Después de haber escapado de uno de los campamentos más vigilados y enormes del lugar, tiene que vivir como fugitivos. Pero...
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Todavía era de noche.
No sabía que esperar. Mi cabeza parece acostada sobre una cama de agua, y no logro distinguir las formas de mis compañeras de cabaña hasta que un rayo de luz lunar atraviesa las pesadas cortinas mugrientas.
Era ahora o nunca.
Me levanté con cuidado, sintiendo como mi peso hundía el colchón viejo. Junté mis manos sobre el pecho, y alze todo el cuerpo hacia arriba, sentandome con esfuerzo. Bajé los pies del aire, y el frío piso traslado un escalofrío por mi columna vertebral.
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Escuché la respiración irregular de Josie en el catre de arriba, y cuando calze mis pies silenciosamente con las zapatillas verdes, le di una sacudida por el hombro.
Me sentía completamente mal por dejar a las demás en ese horrible lugar, pero véalo en la realidad. Estamos débiles e indefensos, sometidos bajo las armas de los FEP, y la oportunidad de un golpe era nula. Tenía que ser planeado, y con una fuerza militar entrenada.
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Nosotros éramos simples verdes. ¿Qué lograríamos más que interceptar los sistemas?
Cubrí la boca de Josie cuando esta dio un salto en su catre, y se enderezó en ese. Sabiendo que no podría bajar por la escalerilla gracias al tremendo ruido que haría, la tomé de los hombros y la enganche a ellos, bajandola con cuidado.
