7. Fiebre. [Pt1]

9.8K 1.3K 466
                                    

En las horas más tranquilas del amanecer todo se encuentra en silencio.

El mundo se encuentra suspendido entre la conciencia y el sueño, es entonces cuando las cosas que están ocultas luchan para ser expuestas. También es cuando Jungkook se encuentra en su punto más débil, desastre de bostezos y mocos. La sala de monitoreo está a oscuras, no porque carece de bombillas, sino porque a Yoongi le gusta así. El beta está sorprendentemente despierto después de una noche de trabajo, con los anteojos apoyados en la punta de la nariz y la taza de café siendo firmemente sostenida por la mano derecha. Jungkook se pregunta cuántas ha tomado hasta ese entonces.

Siendo incapaz de controlarlo, el alfa bosteza, la boca abriéndose de par en par para que el mundo lo vea.

"Si quieres puedes tomar un poco de mi café ", le ofrece Yoongi, deslizando la taza.

Jungkook mira el reloj visible en los monitores. Son apenas las tres de la mañana y está de servicio hasta las siete. Calcular es fácil: Jungkook sabe que no durará tantas horas sin algo de ayuda. Alcanza la taza, olfateandola un poco y haciendo una mueca.

"Esto huele tan mal", se queja y Yoongi saca la taza de la mano del alfa antes de que Jungkook pueda probarla.

"Chico. El mundo casi se queda sin esto y dices que huele mal ", dice el beta, tragando el líquido como si fuera dulce. "Tonto."

El alfa se encoge de hombros, los ojos nublados vuelven a las pantallas. Por un tiempo nada bueno sucede. De hecho, la mayor parte de la acción que Jungkook presencia son dos ardillas peleándose por un estróbilo. Hace una apuesta con Yoongi, cada uno escoge una ardilla para ver quién será la ganadora. Jungkook pierde.

"¿Cómo haces esto?", se queja el alfa, masajeando los hombros del beta como castigo. "Cómo ... ¿cómo no te vuelves loco aquí solo?"

Yoongi suspira, sus ojos se cierran brevemente con placer. "Siempre hay un idiota que es castigado para estar aquí, así que realmente nunca estoy solo."

El alfa aprieta más fuerte de lo necesario, haciendo que el beta gruña. Yoongi se da vuelta con una mirada que podría congelar la mitad del país y Jungkook sonríe tímidamente, retirándose lentamente a su asiento.

"¿Cuántas falta?" pregunta, casi lloriqueando.

Yoongi mira el reloj. "Tres."

Jungkook gime.



Cuando Jimin se despierta con una leve fiebre en la frescura de su habitación subterránea, sabe que tiene problemas.

Las sábanas se pegan a su piel cuando empuja las mantas a un lado. Está completamente empapado, de la cabeza a los pies, al igual que su cama. Cuanto más tiempo Jimin se encuentra envuelto en su aroma, más pesado se vuelve su pecho con el peso de la realidad. No puede negarse, estuvo ahí por semanas.

Jimin entra en celo y las náuseas lo obligan a poner una mano sobre su boca.

Con piernas temblorosas, Jimin se levanta, acariciándose la piel antes de ponerse la ropa. No se molesta en lavarse la cara antes de salir, ya que el sudor se está acumulando en su frente. Tan temprano en la mañana, los corredores están más o menos vacíos, solo hay unas pocas personas caminando. Jimin mantiene la mirada baja, tirando del material de su suéter que se siente incómodo sobre su piel desnuda. Algunos de los rebeldes se vuelven para mirarlo y Jimin siente que su corazón se acelera con miedo.

Casi esperando que alguien lo señale con el dedo y lo llame puta.

El omega no tiene idea de a dónde se dirige, su cerebro es lento, se encuentra nadando en hormonas y sobrante de sueño. Solo espera que pueda encontrar la enfermería antes de que su celo llegue con más fuerza.

•The Omega Revolution• ||Traducción||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora